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martes, abril 17, 2007

Columna Redes Ciudadanas

Redes Ciudadanas

El esquema jubilatorio de los telefonistas, en la mira de Carlos Slim

CARLOS R. SEPÚLVEDA LUNA


Después de haberse constituido como el segundo hombre más rico del mundo en este mes y el que más ganancias obtuvo durante el 2006, el accionista mayoritario de Teléfonos de México, Carlos Slim Helú, planteó, algunos meses atrás, ante la representación formal de los trabajadores, delegados, secretarios generales de las secciones sindicales de todo el país y miembros del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM), dos aspectos centrales de su política en materia laboral: 1) abrir la contratación de personal de nuevo ingreso a Telmex, a cambio de que los trabajadores recién contratados ya no gocen del esquema de jubilaciones que se tiene suscrito, entre empresa y sindicato, en el contrato colectivo de trabajo; y 2) aumentar los años de trabajo del personal activo a cambio de una compensación, sin que se haya precisado su monto. Actualmente, los trabajadores telefonistas se jubilan a los 31 años de servicio y la propuesta del empresario Carlos Slim plantea que los trabajadores deben jubilarse hasta los 35 años de servicio o más, y hasta que cumplan los 65 años de edad, lo que implicaría retroceder a la jubilación que se tenía antes de 1960, como lo afirman los telefonistas democráticos en su órgano informativo Fibra Telefonista.

Este planteamiento es el mismo esquema que el Banco Mundial (BM) viene imponiendo en los países que, como México, están sometidos al imperialismo norteamericano y a todas las recomendaciones neoliberales que les dictan e imponen las grandes corporaciones financieras internacionales (FMI, BID, OMC, OCDE). Léase la actual ley del ISSSTE que modificó el sistema de jubilaciones y pensiones, así como con anterioridad aconteció con el este mismo régimen para los trabajadores de la Universidad de Guadalajara.

Telmex era una empresa que funcionaba como una entidad paraestatal rentable, pero a partir de que Carlos Salinas de Gortari la privatizó en el año de 1990, sus ganancias aumentaron de manera considerable. El periodo comprendido entre 1972 y 2003 es una etapa durante la cual los trabajadores telefonistas vivieron de una pensión jubilatoria, a cambio de lo que le dejaron como ganancias a Telmex durante los 31 años de su vida laboral activa.

Durante esos 31 años, Telmex acumuló una utilidad neta, a precios corrientes, de 205 mil 699 millones 804 mil 874 pesos, mientras que los empleados telefonistas acumularon alrededor de 53 mil millones de pesos por concepto de salarios y prestaciones, situación que arroja una tasa de plusvalía de 388.11 por ciento. Es decir, por cada peso que la empresa pagó a sus trabajadores, los empleados telefonistas le dieron a ganar casi 4 pesos (3.9).

Sin embargo, un análisis más detallado de esta proporción, tan desproporcionada, entre las ganancias generadas por esa relación entre el capital y el trabajo, entre explotados y explotadores, entre burgueses y proletarios, permite esclarecer que la ganancia obtenida por Telmex es mucho mayor: 1) porque los ingresos de los trabajadores telefonistas, incluyen lo que le pagaron al personal de confianza, por lo menos hasta 1980 y; 2) porque la utilidad neta sólo es parte de la ganancia global producida.

Esto significa que Telmex no se queda con toda la ganancia, porque, una parte de las utilidades las canaliza hacia las arcas de la Secretaría de Hacienda, por la vía del pago de los impuestos correspondientes; otra parte, la destina al pago de los intereses bancarios y de los prestamistas usureros, por el dinero que le prestan para sus inversiones; y otra partida, la atesora para el fondo de pensiones. Sumando estas partidas, el resultado es que la ganancia que han generado los trabajadores para la empresa Telmex, durante 31 años de vida laboral activa, asciende a la cantidad de 355 mil millones de pesos. Este monto, dividido entre los 53 mil millones de pesos que percibieron los trabajadores por concepto de salarios y prestaciones, arroja una tasa de plusvalía promedio de 6.6981 por ciento.

Dicho resultado se traduce en que, por cada peso invertido en salarios, Teléfonos de México ganó casi 7 pesos (6.7), durante los 31 años que se dedicó a sobreexplotar a sus empleados y empleadas. Este cálculo, convertido a tiempo de trabajo, nos permite entender que de los 480 minutos que componen una jornada laboral, es decir, ocho horas de trabajo por día, los telefonistas reponen sus percepciones salariales en apenas una hora con 12 minutos en promedio.

Por ello, el fruto del trabajo de las seis horas y 48 minutos restantes, se convierte en la ganancia que se reparten entre Telmex, el gobierno y otros sectores de empresarios como los voraces banqueros y los insaciables prestamistas usureros.

Ahora bien, tratándose de la jubilación y de los intentos de la empresa telefonista para suprimir este derecho al personal de nuevo ingreso, resulta que de los 11 mil 315 días que comprenden los 31 años de vida laboral activa de los empleados de Telmex, los trabajadores reponen lo que se les paga, en sólo mil 689 días, es decir, en cuatro años, siete meses y 19 días. Lo anterior significa que, lo trabajado en los 26 años, cuatro meses y 15 días restantes, es ganancia neta.

Las utilidades netas de la empresa Telmex, privatizada a partir de 1990, se demuestran en el análisis histórico (1990-2005) que publicaron los trabajadores telefonistas democráticos en el órgano informativo Fibra Telefonista. Por ejemplo, en 1990 la utilidad neta de Telmex fue del orden de los 3 mil 307 millones 647 mil pesos, y la utilidad neta por trabajador se cuantificó en 78 mil 566 pesos. En 15 años, lo que cada trabajador le dio a ganar a Telmex casi se multiplicó por 10.

Hoy es el momento para que los trabajadores telefonistas salgan a luchar por la defensa de su sistema de jubilaciones y pensiones y del contrato colectivo de trabajo, manifestando su rechazo a la “Carta de Intención” que pretende imponer la empresa, con el lamentable aval de la dirigencia del sindicato, cumpliendo el capricho y los dictados del Banco Mundial para suprimir los derechos de los trabajadores, porque desde 1989, Telmex ha venido insistiendo en condicionar el cumplimiento del contrato colectivo para cubrir las plazas vacantes, a cambio de modificar el capítulo correspondiente a la jubilación establecida en el contrato colectivo de trabajo. ¡Los trabajadores telefonistas tienen la palabra!, ¡El movimiento popular democrático de México solidariza con ellos, porque es parte de la lucha antimonopólica!

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