El correo ilustrado
Jornada Jalisco
Difiere de la opinión de la Arquidiócesis de Guadalajara con respecto del aborto
Señor Director: mucho agradeceré la publicación de la siguiente opinión en El Correo Ilustrado. Mediante la presente, busco comentar de manera breve las declaraciones emitidas por la Arquidiócesis de Guadalajara en Semanario, mencionadas en la portada de su edición del 16 de abril:
Las llamadas “izquierda” y “derecha” políticas, no han sido designadas de manera arbitraria.
Son denominaciones de tendencias, y no habrá que olvidar los matices que pudieran tener las ideologías circunscritas en el terreno de la participación y movilización social.
Las denominaciones “acomodaticias” según se menciona en Semanario, responden a declaraciones de interés propio de personajes que ejercen su voz pública, y no a afirmaciones dogmáticas de una u otra percepción.
Esta misma publicación descalifica a los argumentos izquierdistas como recurrentes a la violencia y no propositivos. Ha sido la izquierda y los grupos considerados dentro de ésta, aquellos que han planteado alternativas, soluciones, argumentos y opiniones sumamente válidas, sin embargo, no convenientes para los actuales grupos de poder.
Afirma Seminario que la izquierda es un grupo (aunque la izquierda lo sean muchos) incapaz. A pesar, a lo largo de su historia, la izquierda nacional no ha sido sino motor de expresión y pensamiento, a tal grado, que no ha desaparecido y siendo actualmente evidente, seguirá movilizando a la ciudadanía.
La izquierda en general no busca terminar con la vida.
En cuanto al aborto, no es un tema a manera de venganza, como sugiere la Arquidiócesis. Es un tema cuya discusión busca terminar con la clandestinidad que ha hecho acallar las voces de miles de mujeres cuya decisión se ha visto mermada.
Más de 7 mil en Jalisco el año pasado, según la Conapo.
No deberá hablarse de una mayoría jaliscience católica, que no hace sino excluir a grupos que diferieran de esta grey. Sino de una búsqueda del consenso y diálogo incluyente.
La izquierda no busca confrontar a la sociedad mexicana. En la actualidad, grupos izquierdistas buscan confrontar a quienes utilicen el poder como herramienta de manipulación y no de progreso.
Alina Midori Hernández Aragón
Defiende el derecho al libre pensamiento, culto y decisión
Señor director: agradeceré la publicación de la siguiente carta en la sección de El Correo Ilustrado.
El conservadurismo del siglo XIX persiste el día de hoy. Desde principios de este mes de abril, leemos en varios encabezados de nuestros periódicos que los obispos mexicanos condenan la propuesta del derecho al aborto hecha por el Partido de la Revolución Democrática.
Ellos aseguran que tenían la obligación de enfrentar las causas que lleven al aborto y de evitar que cualquier proyecto de esta índole se pudiera aceptar en nuestro país; dando pie a asesinatos de seres irrepetibles. Es muy respetable que dentro de su religión y comunidad, estos jerarcas opinen sobre este tema y que recomienden a sus fieles no practicar dichas conductas; pero una vez más se les ha olvidado que ellos nada tienen que hacer, ni opinar con respecto a la política y al espacio del Estado.
Fuera del debate de lo correcto e incorrecto, deberíamos de reflexionar sobre el derecho a decidir. Las mujeres deberían de tener derecho a decidir qué hacer con su cuerpo y su vida. Sin embargo, vivimos en una sociedad tan inculta, y cada vez más conservadora que no nos percatamos que el aborto existe.
Legal o no, el aborto es practicado día a día, por lo que el no darles a las mujeres el derecho legal a decidir; lejos de evitar el problema, sólo lo hace más peligroso e incontrolable.
Pareciera que a más de un siglo después de las leyes de Reforma que Benito Juárez estableciera, para poder separar la Iglesia y el Estado, los superiores católicos no logren comprender lo que significa respetar al gobierno, además de ocupar su lugar de jefes de Iglesia y no de personajes públicos opinando sobre temas del Estado.
Pareciera que cada día, aquellas leyes de Juárez se fueran desvaneciendo para acercar a la Iglesia cada vez más al poder. A más de un siglo de dichas reformas, parece que no logramos entender que todos tenemos derecho de pensamiento, culto y decisión.
Diana Cristina García Peña
Estudiante de Relaciones Internacionales
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