La Cuarta
República.
El culo siniestro de Teletón.
8-11-06
Germán Robles Castañeda.
He de confesar que al tratar de plantearme este artículo se me ocurría hablar del doble rostro del Teletón, y es que ese sofisma patético de “la caridad” es desde lo políticamente correcto algo encomiable, nadie con sangre en las venas se opondría en principio a tal concepto.
Sin embargo al descifrar toda la perversidad que tanto Televisa como Banamex, (cabezas de este proyecto) desarrollan de forma furtiva y disfrazada de espectáculo, hacen que se desestime por completo la causa original, no tiene ningún mérito que una causa noble sea asida como rehén para intereses mercadotécnicos y de engaño hacia la población.
Todas las empresas mercantiles por ley deben pagar sus impuestos, incluidos los causados por publicidad en diversos medios; los grandes consorcios mediáticos, como grupos industriales ven en el Teletón la oportunidad para compensar el pago de impuestos derivados por su producción anual; y es que en el evento se les exime de dicho pago (por exención fiscal-gracias a que “aportan a una causa noble”) que por ley estarían obligados a pagar. La cosa no termina ahí dado que Televisa, no se conforma por el mero quid pro quo publicitario a cambio de la exención fiscal y el mantenimiento del evento, sino que les cobra la publicidad de las empresas a lo largo del evento; claro que las empresas por mucho sacan réditos por su publicidad. Si Televisa hace o no estos datos transparentes no es relevante, el punto es que si cobra por publicidad y las empresas obtienen réditos multimillonarios de los que a nadie da cuenta, y Hacienda sólo le queda dar la exención tributaria a dichos industriales.
Dejando la parte económica de las empresas para pasar al punto de la manipulación publicitaria y cultural de los ciudadanos, entiéndase que el Teletón lo paga la gente más pobre con sus salarios; que los recursos recaudados al final de la mojiganga decembrina son una bicoca comparado con lo que las empresas obtienen como ganancias y que con su sóla bolsa podrían saldar dicha meta sin mayor problema ni participación de los bolsillos más jodidos.
Televisa por medio de su Teletón nos quiere hacer pasar la caridad por pachanga, la solidaridad por el consumo de productos, y la ayuda a pequeños discapacitados a cambio de la diversión. Nada más alejado de los verdaderos valores que nos deben motivar a la participación y apoyo de dichas personas. Lo cierto es que Televisa por medio de estas campañas, del calibre como “Celebremos México”, “Dona amor”, “Un Kilo de ayuda”, “Un peso por la educación”, et.al. Busca legitimar su imagen ante futuras acciones de felonía hacia los intereses de la patria (¿le dice algo La Ley Televisa?,-¡Oh sí celebremos México!) para así limpiar su deteriorada imagen y ocultar su culo siniestro.
Es la hipocresía mediática y moral en su estado puro, al amparo de niños discapacitados esta sátrapa busca hacer negocios y proyectar ambiciosos planes de mercadotecnia al final del año, tomando como pretexto la sensibilidad pre-navideña y las fiestas decembrinas, justo cuando los más pobres que financian el Teletón tienen los bolsillos semi vacíos con su exiguo aguinaldo, pero que se ven impelidos emocionalmente a participar de la pachanga solidaria gracias a un bombardeo propagandístico que los televisos promueven un mes atrás. Súmele también el hecho de que numerosas empresas que aportan al Teletón se sumaron al financiamiento del fraude electoral del pasado dos de julio; a las cuales el fuerte movimiento de resistencia ciudadana obradorista le tiene sentenciado un boicot, los más radicales prometen que será permanente.
Los grandes mercachifles nacionales y extranjeros, si tanto quieren ayudar a la niñez mexicana deberían pagar con sus bolsillos, mover a la lástima manipulando los sentimientos de la gente por medios masivos, no es excusa que los pueda eximir de su responsabilidad social de generar condiciones de bienestar que contribuyan a resolver de raíz la problemática de la niñez mexicana; porque antes habría que preguntarse ¿porque la gente más jodida es la que carga con pequeños que sufren discapacidad?, ¿cuáles son las raíces sociales que llevan al nacimiento de niños con discapacidad?. Se sorprendería al saber que las causas por las que uno de cada diez pequeños mexicanos sufren de algún tipo de discapacidad tienen más un origen social que genético. Así que todos tenemos una cuota previa importante de responsabilidad, sociedad civil, empresas y gobierno, entonces que la gente del Teletón no nos venga con el “sanbenito” de la “caridad” para tratar de limpiar y ocultar su culo siniestro.
Una cara sucia que esconde prebendas y contratos con empresas que se benefician de la construcción de los CRITS, ganancias onerosas, por concepto de publicidad con exención tributaria con factura a los ciudadanos, y también al déficit presupuestal para que el estado atienda sus obligaciones en materia de salud. Un evento que se constituye como club de Tobby y siempre nos muestra los mismos conductores y derroche de tiempo televisivo; haciendo reproche y tildando de mil epítetos negativos a quienes no colaboran con la causa.
Como ciudadanos debemos exigir mayor transparencia de estas fundaciones y las IAP; promover alternativas ciudadanas a fin de apoyar instituciones que realmente requieran los recursos sin necesidad de vulgarizar el concepto de caridad ni hacerlo una mercancía. Dar dinero a bancos y fundaciones mediáticas sólo deriva en corrupción, en las dádivas y limosnas como forma de calmar la conciencia de lo poco que hacemos por los discapacitados y la falta de respeto y cultura de este sector desprotegido. Es hacerle un flaco favor a la exigencia y demanda al estado para que cumpla cabalmente su responsabilidad social, de salud, educación y medios de bienestar que si realmente los cubriera no habría necesidad que Televisa y Telmex hicieran su plan de negocios disfrazados de acciones filantrópicas bajo la excusa de que compensa el déficit gubernamental.
Todo el dinero que se da a falsas IAP´s, al Teletón, bancos entre otras fundaciones primero es acumulado, jineteado, invertido; la plata se mueve para fines pecuniarios privados mucho antes que llegue a su verdadero destino que promueven. Como ciudadanos no podemos negar el concepto de la caridad, siempre hay que tender la mano, si como se pueda, pero no a cualquier costo. Antes que la caridad, hay que exigir DERECHOS, eso es lo que requieren los discapacitados en general, y que se apliquen y se busquen esquemas públicos de financiamiento, es lo menos que podemos ofrecer a sectores tan desprotegidos y olvidados. Haber atentado contra el voto público, contra la sensibilidad social, es un costo muy alto que pagara el Stablishment comercial radicado en México, financiar fraudes electorales para luego decirnos (a toro pasado) que es tiempo de unidad, de paz, fraternidad, de comercializar con la caridad es una burla a la dignidad humana deleznable, intolerable. El boicot debe ser permanente a dichas marcas, incluido el Teletón. Nuestro poder de consumo y dignidad social son más poderosos que fraudes e intereses comerciales bajo el eufemismo de las causas nobles. Este engaño no puede pasar más.
República.
El culo siniestro de Teletón.
8-11-06
Germán Robles Castañeda.
He de confesar que al tratar de plantearme este artículo se me ocurría hablar del doble rostro del Teletón, y es que ese sofisma patético de “la caridad” es desde lo políticamente correcto algo encomiable, nadie con sangre en las venas se opondría en principio a tal concepto.
Sin embargo al descifrar toda la perversidad que tanto Televisa como Banamex, (cabezas de este proyecto) desarrollan de forma furtiva y disfrazada de espectáculo, hacen que se desestime por completo la causa original, no tiene ningún mérito que una causa noble sea asida como rehén para intereses mercadotécnicos y de engaño hacia la población.
Todas las empresas mercantiles por ley deben pagar sus impuestos, incluidos los causados por publicidad en diversos medios; los grandes consorcios mediáticos, como grupos industriales ven en el Teletón la oportunidad para compensar el pago de impuestos derivados por su producción anual; y es que en el evento se les exime de dicho pago (por exención fiscal-gracias a que “aportan a una causa noble”) que por ley estarían obligados a pagar. La cosa no termina ahí dado que Televisa, no se conforma por el mero quid pro quo publicitario a cambio de la exención fiscal y el mantenimiento del evento, sino que les cobra la publicidad de las empresas a lo largo del evento; claro que las empresas por mucho sacan réditos por su publicidad. Si Televisa hace o no estos datos transparentes no es relevante, el punto es que si cobra por publicidad y las empresas obtienen réditos multimillonarios de los que a nadie da cuenta, y Hacienda sólo le queda dar la exención tributaria a dichos industriales.
Dejando la parte económica de las empresas para pasar al punto de la manipulación publicitaria y cultural de los ciudadanos, entiéndase que el Teletón lo paga la gente más pobre con sus salarios; que los recursos recaudados al final de la mojiganga decembrina son una bicoca comparado con lo que las empresas obtienen como ganancias y que con su sóla bolsa podrían saldar dicha meta sin mayor problema ni participación de los bolsillos más jodidos.
Televisa por medio de su Teletón nos quiere hacer pasar la caridad por pachanga, la solidaridad por el consumo de productos, y la ayuda a pequeños discapacitados a cambio de la diversión. Nada más alejado de los verdaderos valores que nos deben motivar a la participación y apoyo de dichas personas. Lo cierto es que Televisa por medio de estas campañas, del calibre como “Celebremos México”, “Dona amor”, “Un Kilo de ayuda”, “Un peso por la educación”, et.al. Busca legitimar su imagen ante futuras acciones de felonía hacia los intereses de la patria (¿le dice algo La Ley Televisa?,-¡Oh sí celebremos México!) para así limpiar su deteriorada imagen y ocultar su culo siniestro.
Es la hipocresía mediática y moral en su estado puro, al amparo de niños discapacitados esta sátrapa busca hacer negocios y proyectar ambiciosos planes de mercadotecnia al final del año, tomando como pretexto la sensibilidad pre-navideña y las fiestas decembrinas, justo cuando los más pobres que financian el Teletón tienen los bolsillos semi vacíos con su exiguo aguinaldo, pero que se ven impelidos emocionalmente a participar de la pachanga solidaria gracias a un bombardeo propagandístico que los televisos promueven un mes atrás. Súmele también el hecho de que numerosas empresas que aportan al Teletón se sumaron al financiamiento del fraude electoral del pasado dos de julio; a las cuales el fuerte movimiento de resistencia ciudadana obradorista le tiene sentenciado un boicot, los más radicales prometen que será permanente.
Los grandes mercachifles nacionales y extranjeros, si tanto quieren ayudar a la niñez mexicana deberían pagar con sus bolsillos, mover a la lástima manipulando los sentimientos de la gente por medios masivos, no es excusa que los pueda eximir de su responsabilidad social de generar condiciones de bienestar que contribuyan a resolver de raíz la problemática de la niñez mexicana; porque antes habría que preguntarse ¿porque la gente más jodida es la que carga con pequeños que sufren discapacidad?, ¿cuáles son las raíces sociales que llevan al nacimiento de niños con discapacidad?. Se sorprendería al saber que las causas por las que uno de cada diez pequeños mexicanos sufren de algún tipo de discapacidad tienen más un origen social que genético. Así que todos tenemos una cuota previa importante de responsabilidad, sociedad civil, empresas y gobierno, entonces que la gente del Teletón no nos venga con el “sanbenito” de la “caridad” para tratar de limpiar y ocultar su culo siniestro.
Una cara sucia que esconde prebendas y contratos con empresas que se benefician de la construcción de los CRITS, ganancias onerosas, por concepto de publicidad con exención tributaria con factura a los ciudadanos, y también al déficit presupuestal para que el estado atienda sus obligaciones en materia de salud. Un evento que se constituye como club de Tobby y siempre nos muestra los mismos conductores y derroche de tiempo televisivo; haciendo reproche y tildando de mil epítetos negativos a quienes no colaboran con la causa.
Como ciudadanos debemos exigir mayor transparencia de estas fundaciones y las IAP; promover alternativas ciudadanas a fin de apoyar instituciones que realmente requieran los recursos sin necesidad de vulgarizar el concepto de caridad ni hacerlo una mercancía. Dar dinero a bancos y fundaciones mediáticas sólo deriva en corrupción, en las dádivas y limosnas como forma de calmar la conciencia de lo poco que hacemos por los discapacitados y la falta de respeto y cultura de este sector desprotegido. Es hacerle un flaco favor a la exigencia y demanda al estado para que cumpla cabalmente su responsabilidad social, de salud, educación y medios de bienestar que si realmente los cubriera no habría necesidad que Televisa y Telmex hicieran su plan de negocios disfrazados de acciones filantrópicas bajo la excusa de que compensa el déficit gubernamental.
Todo el dinero que se da a falsas IAP´s, al Teletón, bancos entre otras fundaciones primero es acumulado, jineteado, invertido; la plata se mueve para fines pecuniarios privados mucho antes que llegue a su verdadero destino que promueven. Como ciudadanos no podemos negar el concepto de la caridad, siempre hay que tender la mano, si como se pueda, pero no a cualquier costo. Antes que la caridad, hay que exigir DERECHOS, eso es lo que requieren los discapacitados en general, y que se apliquen y se busquen esquemas públicos de financiamiento, es lo menos que podemos ofrecer a sectores tan desprotegidos y olvidados. Haber atentado contra el voto público, contra la sensibilidad social, es un costo muy alto que pagara el Stablishment comercial radicado en México, financiar fraudes electorales para luego decirnos (a toro pasado) que es tiempo de unidad, de paz, fraternidad, de comercializar con la caridad es una burla a la dignidad humana deleznable, intolerable. El boicot debe ser permanente a dichas marcas, incluido el Teletón. Nuestro poder de consumo y dignidad social son más poderosos que fraudes e intereses comerciales bajo el eufemismo de las causas nobles. Este engaño no puede pasar más.
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