Genial
León Bendesky
La Jornada
El gobierno de Vicente Fox vivió obnubilado por la idea del cambio que representaba su victoria electoral del año 2000. Nadie creyó de manera más cabal en esa idea que el mismo Fox y, a pesar de todo, parece que acabará su mandato con esa imagen ya desgastada de su administración y de sí mismo.
Quien más hizo por mantener esa imagen fue su fiel colaborador Eduardo Sojo, que ocupó durante prácticamente todo el sexenio el puesto de coordinador de Asesores de Políticas Públicas de la Presidencia de la República. Esa posición fue en verdad muy cómoda para Sojo, pues estuvo siempre al margen de una responsabilidad directa de gobierno y no tuvo que rendir cuentas. Se mantuvo arropado por el Presidente y su esposa a quienes representó en múltiples ocasiones como emisario de los alcances y los frutos de las políticas del gobierno, en todos los rubros de tan amplia actividad, ya se tratara de la economía, de la política o de los programas sociales.
A fines del pasado mes de abril Sojo renunció, también en la penumbra, a su puesto como asesor principal de Fox y ahora es miembro del equipo de transición del presidente electo, no faltaba más.
El cambio, como puede advertirse, también es continuidad. Ya se sabía bien que así era, según las iluminadoras lecciones de di Lampedusa. Vaya, que el cambio es una noción elusiva. Así ha quedado de manifiesto luego del primer gobierno encabezado por un presidente del PAN y hacia allá se encamina el siguiente.
Luego de la quijotería mostrada por Sojo, tan fiel a la causa foxista (sahagunista), es notoria la declaración suya que recogió la prensa hace solo unos días. Ahí reconoció (según consignó la nota de El Universal del 11 de octubre pasado) que “el proyecto México Visión 2025 de Vicente Fox, presentado en noviembre de 2000 en el que él participó, fracasó, no resultó, dijo, pero el del próximo presidente sí funcionará, aseguró”. Og Mandino arrepentido y redivivo.
Siempre podrá decir Sojo que la declaración se ha sacado de contexto, de modo que nunca es posible que se responda por lo que se declara. Pero, la verdad, es que en este caso Sojo tiene la razón, el proyecto de Fox fracasó, no resultó. El asunto es que no puede pecar de ingenuo quien estuvo siempre tan convencido de todo lo que emprendía el gobierno y tan dedicado a ponerlo, precisamente, en el contexto que le convenía.
Habrá quien diga que así es la política: en ella todo se vale. Pero este es un caso de falta de responsabilidad por el papel central que desempeñó en el gobierno que ahora condena por ineficaz. Además, y de modo sorprendente, es un acto de premonición digno de un visionario. No hay nada que se parezca a un proyecto por parte del próximo presidente y su equipo sobre el que pueda formularse juicio alguno de esa naturaleza.
Aun más, como el tiempo pasa inexorablemente, ahora ya no alcanza con una visión al año 2025 como la elaborada hace seis años, y el equipo del presidente electo promueve ya un Proyecto 2030 para estar a tono y no desmerecer su posición.
Este tipo de metodología de planeación es un esquema ya muy usado y que ha promovido de modo ávido y profuso el Tec de Monterrey por todas partes del país desde hace muchos años y de modo muy rentable, aunque sin resultados apreciables en términos del ordenamiento efectivo de las tareas de gobierno y de sus resultados a escala regional o nacional.
El coordinador de esta nueva edición del proyecto es el antiguo gobernador y legislador panista, Carlos Medina. Al respecto sentenció que el anterior, el 2025, había quedado trunco y que se aprestan a formular uno nuevo, ahora hasta el 2030, con base en las experiencias de este sexenio.
Y, con un candor propio de tan grandes iniciativas, señaló que este nuevo ejercicio sí llegará a su destino, como ocurre cuando hay un liderazgo, pues, “si no se liderea (sic), por más esfuerzos que hagan las diferentes organizaciones de la sociedad, no va a poderse concretar. Si Calderón lo encabeza, no tengo duda de que tendrá éxito”. Este es un verdadero acto de fe, propio de las mejores causas actuales del PAN, tan bien representadas, por ejemplo, por el secretario Abascal y acorde con los propósitos explícitos que promueve su órgano protagónico que es el Yunque.
Sojo señaló en la decimotercera Convención del Mercado de Valores (8 de octubre de 2002) que el país había pasado por una verdadera transición económica: “Cuando pensamos en lo que ha pasado en México en solo 15 años, la verdad es como viajar a otro país”. En efecto ya no estamos más en Kansas, pero tampoco estamos donde Fox y su séquito en el gobierno y en las cúpulas empresariales pretenden que estamos.
El presidente electo y su flamante equipo emprenden tardíamente una visión de largo plazo, consecuencia de la propia lucha electoral en el PAN y en el país y en medio del aislamiento en que está situado. Es difícil saber cómo será una sociedad dentro de más de dos décadas. Lo que es relevante para los ciudadanos es si sabe qué hacer los próximos seis años, empezando prácticamente en unas semanas. Eso no es evidente.
leon@jornada.com.mx
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