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lunes, septiembre 03, 2007

Cambian nombres de calles que exaltan a “represores o asesinos”

lunes 3 de septiembre de 2007

Bautizan Comité Eureka a colonia de la capital

EMIR OLIVARES ALONSO

Simbólicamente, la calle Gustavo Díaz Ordaz, de la colonia Adolfo López Mateos –cerca de la estación del Metro Pantitlán, en la ciudad de México– cambió de nombre.

Integrantes de la organización Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS) emprendieron una campaña de información en la que pretenden que calles y avenidas que tengan el nombre de “algún represor u homicida” durante la llamada guerra sucia sean modificadas, porque “nadie merece vivir en una calle que lleva el nombre de un asesino y represor”.

Uno a uno, los cinco letreros de identificación de esa vía se modificaron y se le designó como Epifanio Avilés Rojas, quien desapareció en 1979 en Altamirano, Guerrero, y es el primer caso documentado de desaparición forzada en el país, mientras que a la colonia la renombraron como Comité Eureka, en reconocimiento a los 30 años de labor de esa organización.

“Las calles deben llevar los nombres de todos aquellos a quienes el Estado quiso borrar de la historia”, afirmaron los manifestantes, quienes auxiliados de una escalera sustituían los letreros que hay a lo largo de esta vía citadina; además de que pegaron carteles en los que explicaban los crímenes de Gustavo Díaz Ordaz, como la responsabilidad en la matanza de estudiantes de 1968 en Tlatelolco.

Los integrantes de HIJOS –organismo conformado por familiares de desaparecidos políticos– señalaron que la intención de este tipo de prácticas es “hacer de la memoria un verbo, construyéndola en cada esquina, rincón y casa, hasta lograr que la memoria se transforme en justicia”.

Familiares de Avilés Rojas exigieron la presentación con vida de quien fue simpatizante de Genaro Vázquez Rojas –líder insurgente en Guerrero en la década de los 70. Braulia Jaimes Hernández, esposa de Avilés, señaló que su marido “luchaba por los pobres y por un mejor país”, y que a 37 años de su desaparición continúa luchando no sólo por la presentación con vida de Epifanio, sino de los más de 500 desaparecidos políticos de la guerra sucia.

Nereida Avilés Jaimes, hija de Epifanio, consideró “un orgullo” que el organismo civil haya rebautizado una calle con el nombre de su padre. En tanto, Jaime, quien tenía tres años cuando desaparecieron a su padre, adujo que el Estado les causó una pérdida irreparable, porque pese a los esfuerzos de su madre “la figura paterna nos hizo falta, además de que siempre hemos tenido la angustia de saber qué fue de él”.

Con ésta, ya suman cuatro las calles que HIJOS renombra, las primeras se cambiaron el año pasado en la delegación Iztapalapa, en sitios con los nombres de Luis Echeverría y Gustavo Díaz Ordaz.


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