Opinión - Cecilia Marquez

Pigmaliones

"Proteo, el dios griego de los mares, tiene la habilidad de cambiar de forma voluntaria, según el momento”.
Robert Greene

Publico

No entiendo la capacidad que tienen algunos intocables, muchos políticos y algunos empresarios, para hacer alianzas con sus “enemigos”, la pericia con que cambian de opinión según sus conveniencias de tiempo y forma es admirable. Este tipo de “arroces” se cosen en todas partes, incluso en Jalisco.

Esta destreza que marca la posibilidad de ascender y descender.

Es guerra de fuegos cruzados —actividad que consiste en robarle la alegría a otro, ventilando información a los medios; enemigos o terceros que descalifican a miembros de un mismo partido o grupo políticos—, las batallas en el Congreso, contiendas mediáticas y las afrentas parecen no terminar. Son un espejismo que de forma misteriosa termina celebrándose una alianza filial.

¿Dónde se realizan estos pactos secretos? En la oficina particular, desayunos no deseados, conciliatorias tardes cafeteras, comidas de rencuentro, antros tequileros y últimamente en festividades (bodas, cumpleaños, bautizos, quince años, graduaciones o presentaciones sociales).

Los destapes son moda, donde quien convoca más perrada es quien más apoyo tendrá, siempre y cuando las “vacas” sagradas también aparezcan, en visita de doctor, para sólo saludar cual miss universo y retirarse en sus lujosos vehículos, mientras una manada de lambiscones se tropiezan por saludarlos o cruzar palabra, y los más ilusos sacarse una foto para presumir que es su amigo.

Como Felipe Calderón, quien en destape lechero protagonizado por el actual secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, desde el rancho de Abraham González Ulleda —ahora subsecretario en Gobernación— saltó a la fama para obtener su banda pirata. Ahí, Paco se saco un diez y aseguró ser miembro del gabinete. Este anunció incrementó la diferencia entre los yunquistas y los tradicionales. En esa desbandada algunos huérfanos negaron a sus padrinos municipales o estatales para pedir cobijo a Herbert Taylor dentro del posible gobierno de Emilio González Márquez. Consumando una traición que en política se entiende como descansito.

Todo, condicionado a quien reporte más beneficios a la hora de llegar a su curul, silla u oficina.

Quien implantó la moda gorrón fue el PRI en sus épocas dino-player donde el compadrazgo era ley, mientras que el PAN inauguró el destape pastelero para patentar el nombramiento obligatoriamente con parentesco familiar.

Me da risa ver cómo se esfuerzan para, entre tequila y coñac, sumar puntos.

Comenzó la época de grandes festejos de cumpleaños y Acción Nacional tiene la delantera en Zapopan, ante la falta de liderazgo del actual presidente municipal, Juan Sánchez Aldana, quien verá, sin participar, quién será el candidato a sucederlo por su partido. El gallo para el puesto: el director del SIAPA, Rodolfo Ocampo Velásquez, quien quedó en el camino en 2006 por la municipal de Guadalajara, opacado por el carismático Alfonso Petersen.

Ocampo, cobijado por los yunquistas, ahora pretende sumar simpatías con su ex grupo. Con pastel e incremento de años, invitó a la alcurnia panista, así como al actual coordinador general de enlace y operación de la Sedesol, Fernando Garza Martínez, quien para muchos estaba muerto políticamente, desterrado en la capital, pero quien mantiene el control de ciertos sectores de los blanquiazules, en especial en la zona maicera y algunos municipios rurales.

El fofis Ocampo, madrugando, ya tiró el primer anzuelo, mueve sus piezas ¿cómo lo tomarán los absolutistas herberistas? Dependerá de la habilidad del director del SIAPA. Porque posiblemente el grupo de Garza condicionó su apoyo a contar con voz y voto para la elección de la candidatura a la presidencia de otro importante municipio de Jalisco: Guadalajara. Dependiendo del cumpleaños y su asistencia, sabremos quién sufrirá como pigmalión su cambio para ser el próximo candidote de la perla tapatía. Porque de ahí han saltado, en los últimos doce años, a la gubernatura de Jalisco. Eso seguramente no le gusta en lo más mínimo a otro camaleón, el rector de la Universidad de Guadalajara, Carlos Briseño Torres.