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domingo, septiembre 23, 2007

Opinión - Monica Perez Taylor

Demonios en la granja

El caso del Procurador nos pone de nuevo en alerta. No se trata de un hecho aislado, es parte de algo mayúsculo. Qué lástima que en México no exista el delito de conspiración a la pederastia.

MURAL

Que el Ejecutivo y su Gabinete gusten de leer la Biblia en horas de trabajo: cuan solemnes e improductivos. Que diputados mochos, en su tiempo libre, escandalicen alcoholizados en los tables: muy su asunto y su prestigio. Se trata, como nos dio a entender el Gobernador, de la libertad al rezo con goce de sueldo o de opción cultural por cuenta propia.

Pero cuando algunos servidores públicos gustan de jugar a las muñecas con niños y niñas de verdad, no es cualquier pasatiempo. Se trata de delitos graves de índole sexual, violación y pederastia. No son "dichos" (MURAL, 17/9/07), como desearía el Gobernador Emilio González, sino indicios, evidencias y pruebas que relacionan al Procurador de Justicia de Jalisco, Tomás Coronado Olmos, y al director jurídico de Alumbrado Público de Guadalajara, Martín Aguirre Aguirre, en delitos sexuales contra menores, en declaraciones asentadas en averiguaciones previas y en una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco.

Como si cualquier cosa, el Gobernador, y el Alcalde de Guadalajara, Alfonso Petersen, dan a sus empleados el beneficio de la duda. En el Congreso, los diputados panistas votan en contra de una iniciativa que hubiera separado a Coronado de su cargo, mientras se le investiga. Ante el obvio conflicto de intereses del Procurador, Emilio propone la creación de una fiscalía especial y recomienda a las víctimas y a sus familiares acudir a Derechos Humanos y dice que "si de ahí sale algo se investigará". El presidente de la CEDHJ, Felipe Álvarez, aseguró ayer que, por el momento, no ha encontrado motivo para iniciar una queja para solicitar la destitución del Procurador.

Aguirre Aguirre pide licencia en su empleo. Se habla de un complot, se lanzan acusaciones de secuestro y de golpizas. Empiezan las detracciones, inconsistencias, contradicciones y el caso se politiza a conveniencia. Se prefabrican escenarios y cargos, se espían los unos a los otros, quedan manifiestos los grados de influencia, como se tejen las relaciones de poder y se "congelan" las denuncias. Todo lo anterior se resume en una palabra: encubrimiento.

En una grabación que oportunamente se filtró a los medios, el subprocurador Víctor Manuel Landeros, enemigo de Coronado, pide consejo a su amiga María de la Paz López, empleada del Siapa, para encontrar otra chamba, pues en la Procuraduría, dice, "ves tantas porquerías y cosas que no están bien". Le confía a su amiga que no hay señalamiento directo contra el Procurador, pero sí contra Aguirre Aguirre. Ahora querrán que tomemos estos dichos como descargo, mismos que Coronado ha presentado como prueba de su inocencia ante la Procuraduría de Justicia que él mismito dirige, sin que le importe que ha quedado, a ojos vista, la corrupción al interior del sistema de justicia. (MURAL 19/9/07).

Y cómo no quieren que pensemos mal, si, en 2006, se comprobaron cargos contra Daniel Bricio por tres delitos de violación sexual contra menores, cuando era director de Comunicación Social de la Policía Municipal de Tlaquepaque. Bastaron 30 mil pesos para dejarlo en libertad. Jonathan, una de sus víctimas, había sido sustraído del Centro de Atención a Menores y llevado a fiestas con la supuesta complacencia del entonces director del DIF Guadalajara, Francisco Montaño, quien renunció. También el año pasado, el director del DIF de Tonalá, Francisco Avendaño, fue asesinado por Juan Carlos Aréchiga Esquerra en venganza por haberlo prostituido desde los 16 años de edad, según declaró ante el Ministerio Público, y afirmó que el tutelar es el "surtidero" de las fiestas de algunos políticos.

Hay indicios, evidencias y pruebas de que en Jalisco opera un grupo de funcionarios que organiza fiestas en donde son prostituidos menores de edad: se les invita a nadar en la alberca de una granja ribereña; se les fotografía y filma, y hay alcohol y drogas. No finjamos demencia, esto es parte del crimen organizado en su modalidad de pornografía infantil y tráfico sexual.

Mientras que en este país todos somos culpables hasta demostrar lo contrario, a los funcionarios sospechosos de cargos gravísimos se les mide con otra vara: son inocentes y se les brinda la protección del aparato de Estado para ni siquiera investigarlos. Lástima que en México no exista el delito de conspiración a la pederastia, pues por aparentar que aquí no pasa nada, se procura este aberrante crimen, porque lo mismo peca el que mata la vaca que todos los que le agarran la pata.

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