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miércoles, agosto 29, 2007
Sexo por placer
AGOSTO 29
Para las culturas de herencia católica, el sexo es tradicionalmente pecaminoso. En México la educación sexual en los libros de texto sigue siendo evaluada con criterios medievales que exaltan la abstinencia, condenan todo lo que “incite” a los jóvenes a tener relaciones sexuales (como si fuera necesario) y se resisten a mencionar la masturbación, el sexo no reproductivo, las opciones sexuales o el aborto. El sexo sólo parece ser aceptable si produce hijos.
Pero el mundo real no obedece ideologías. Los jóvenes siguen los impulsos hormonales, las mujeres recurren al aborto –aunque al menos, en el DF, pueden hacerlo con seguridad– y, en general, la gente aprovecha su sexualidad como una forma de comunicarse, de expresar amor, o de simplemente buscar un bien merecido placer.
Pero de vez en cuando el progreso científico-tecnológico revoluciona la forma en que gozamos el sexo. El condón y los antibióticos comenzaron a liberar a hombres y mujeres del temor a embarazos o infecciones. Y la píldora anticonceptiva, desarrollada en 1951 por Syntex, en México, desató una verdadera revolución sexual, que continúa hasta hoy.
Recientemente, en Costa Rica, pude escuchar una charla de Carl Djerassi, químico austriaco-norteamericano responsable de la obtención de la píldora, a partir del barbasco. Djerassi –un vital hombre de 83 años– ha reflexionado sobre la influencia de la tecnología reproductiva en la sociedad y la sexualidad. Si los anticonceptivos nos permiten tener sexo sin reproducción, afirma, hoy las técnicas de reproducción asistida, como la fertilización in vitro, nos permiten tener reproducción sin sexo.
¿Qué efecto tendrá la separación de sexo y reproducción? Djerassi predice que las mujeres jóvenes buscarán congelar sus óvulos para continuar con su vida profesional sin prisa por tener hijos y sólo más tarde, al hallar una pareja adecuada, usarán su esperma para concebir un hijo. Hay quien teme que esto pudiera dañar la institución familiar, pero Djerassi disiente: al contrario, las tecnologías reproductivas harán que disminuyan los abortos, pues no habrá tantos embarazos no deseados, carreras interrumpidas ni parejas a la fuerza. Djerassi explora estas y otras cuestiones en su obra de teatro Inmaculada concepción furtiva (Fondo de Cultura Económica, 2002). Vale la pena echarle un vistazo.
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2007::
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