Los vecinos del parque Morelos han decidido decir “no” a la construcción de la Villa Panamericana en la zona donde habitan. Tienen sus razones y su decisión es respetable. Ya hacía falta que un grupo de personas en Jalisco, en Guadalajara, se uniera para decir “no”, para oponerse a los designios de los gobernantes, de quienes piensan y realizan proyectos siempre al margen de la sociedad que se supone representan. Por eso es bueno decir “no”: es sano alzar la voz y gritar “no”.
Los Juegos Panamericanos a celebrarse en 2011 en la ciudad de Guadalajara han traído ya, desde ahora, varios escándalos. Por ejemplo, el viaje a la ceremonia de clausura de los Juegos de Río de Janeiro fue un exceso, un verdadero dispendio, pues no solamente acudieron el alcalde tapatío y el gobernador, sino que en la comitiva iban también diputados y altos funcionarios del Ayuntamiento y del estado que no tenían motivo para asistir y que, sin embargo, lo hicieron: claro, con cargo al erario.
La pretensión del Ayuntamiento de Guadalajara de realizar la Villa Panamericana en las proximidades del parque Morelos se ha topado con el rechazo de los vecinos que habitan la zona: están en su derecho de manifestarse y de oponerse. Sin embargo, en ciertos círculos de poder se les ha reputado de testarudos y tozudos. Incluso, el mismísimo Emilio González Márquez hizo un llamado a los empresarios para “aislar” y “evidenciar” a “los poquitos que buscan solamente sacar las cosas negativas para desde ahí lucrar con el no avance de nuestra ciudad”. Es decir, según la perspectiva del gobernador, quien está en contra de algo debe ser “aislado”, excluido, confinado.
Pero no solamente el Ejecutivo local ha denostado a los vecinos que alzaron la voz y dijeron “no”. También parte del empresariado lo ha hecho. Javier Gutiérrez Treviño, coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco, al argumentar que existen otros proyectos para la construcción de la Villa Panamericana, espetó que a los vecinos del parque Morelos les va a pasar como “aquellos ‘amigos’ de los machetes con el aeropuerto, que quisieron presionar tanto al gobierno que al último se quedaron sin miel y sin jícara”. Esto es, ¿está Gutiérrez Treviño llamando al uso de la fuerza para que los vecinos, que tienen el derecho de oponerse a un proyecto, sean reprimidos tan brutalmente como lo fueron los pobladores de San Salvador Atenco?
Alfonso Petersen Farah no se ha quedado atrás: ha repetido varias veces que existen ciudadanos entre los vecinos del parque Morelos que pretenden politizar el conflicto: “pudimos identificar personas que no son vecinos del parque Morelos [y] que han estado involucrados en otro tipo de movimientos, con intereses estrictamente políticos”. El estigma es claro: “politizar” como delito, la solidaridad como afrenta: auxiliar como desobediencia.
Los Juegos Panamericanos de Guadalajara se han visto y catalogado como la solución a los problemas de la ciudad, como la única panacea para el desarrollo citadino. Alfonso Petersen Farah, en entrevista con Raúl Torres, jefe de información de La Jornada Jalisco, adujo: “los Panamericanos representan la necesidad de cubrir una serie de infraestructura tanto deportiva como de alojamiento que nos permitirá avanzar en muchos proyectos que están rezagados, como la revitalización del Centro Histórico con la Villa Panamericana, el transporte público, la infraestructura urbana, limpieza, entre otras cosas”. Entonces, ¿si no se hubiera conseguido la sede de los Juegos Panamericanos no habría la necesidad de trabajar para remozar el Centro Histórico, para cubrir los rezagos de vivienda y para ordenar el caótico transporte público? ¡Vaya forma de gobernar!
La labor de los funcionarios públicos es trabajar por el bien de la ciudadanía: para eso se les eligió. Sin embargo, parecería que las autoridades tanto municipales como estatales solamente actúan cuando hay un evento que les pueda dar proyección mediática. Así sucede con los Juegos Panamericanos: se tendrán espacios en televisión, los ojos de México y de América estarán puestos en Guadalajara, y eso, simplemente no se puede desaprovechar.
La zona del parque Morelos está descuidada. Es necesario que el Ayuntamiento y el gobierno del estado actúen para revitalizarla. Pero, ¿por qué el gobierno precisa unos Juegos Panamericanos para intervenir, para modernizar, para restaurar el Centro Histórico? Esa es su responsabilidad y la deben cumplir, con Juegos o sin Juegos, y siempre respetando a quienes habitan la zona.
Los vecinos del parque Morelos han decidido decir “no”, han actuado con dignidad. No han cometido ningún delito y es una irresponsabilidad de parte del alcalde tapatío, del gobernador y de la elite empresarial querer estigmatizarlos y lincharlos. No es justo que se les pretenda echar de sus casas: tienen derecho a oponerse, a protestar, a alzar la voz y decir y gritar y demandar un “no” categórico.
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2007::
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