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domingo, marzo 22, 2009

Lo ciudadano y lo democrático: acerca del ITEI

JORGE GÓMEZ NAREDO

La Jornada Jalisco


Los comités ciudadanos del gobierno legítimo, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, tuvieron ayer una reunión privada en el Deportivo Reynosa, de la Delegación Azcapotzalco, en la ciudad de México
Los comités ciudadanos del gobierno legítimo, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, tuvieron ayer una reunión privada en el Deportivo Reynosa, de la Delegación Azcapotzalco, en la ciudad de México Foto: REUNION DE COMITES CIUDADANOS / JOSE ANTONIO LOPEZ

En el actual sistema democrático, dicen los de arriba, todos cabemos, todos entramos y todos, absolutamente todos, estamos representados. Esto es una falacia. En el caso mexicano, lo “democrático” ha dejado en silencio a las voces de los de abajo, de los humildes e incluso de los estratos medios. Cada tres o seis años hay elecciones para que la sociedad elija a quienes ya han sido elegidos. Basta con mirar los nombres de los contendientes en las próximas elecciones de julio: representarán a grupos políticos o empresariales, no a la ciudadanía. Así se fisura el sistema democrático: no habrá representatividad porque la “oferta” política ha sido ya limpiada (no vaya a salir por ahí un “renegado” o “renegada”) por los jeques de los partidos políticos.

Los defensores de la actual estructura democrática en México justifican estos problemas arguyendo que hay posibilidades de que la sociedad se organice y ejerza sus derechos: nos dicen que podemos manifestarnos, juntarnos y hasta constituir asociaciones ciudadanas. Sin duda, tiene algo de razón: existe cierta libertad, pero dicha libertad de salir a las calles, alzar la voz, marchar y estar en contra de algún gobierno no indica que ese gobierno preste atención y sea sensible a los reclamos. Hay innumerables casos de personas que se han organizado para exigir al gobierno eficacia, y la respuesta siempre ha sido la misma: desdén, indiferencia e incluso persecución y represión.

Los defensores del actual sistema democrático en México son tercos y nos repiten que hay instituciones ciudadanas u organismos públicos autónomos donde todos entramos. Sin embargo, si uno echa un vistazo, se encontrará que no son tan ciudadanos ni tan autónomos. El Instituto Federal Electoral, por ejemplo, actualmente está conformado por personas que obedecen a los partidos políticos (o intereses empresariales) y no a la ciudadanía.

Tampoco se debe idealizar a la “ciudadanía” como impoluta, que siempre actúa ejemplarmente y que jamás comete errores. La pobreza no se terminará haciendo “ciudadanas” a las instituciones políticas; la inseguridad no se erradicará con la multiplicación de “organismos ciudadanos”; una verdadera democracia no se tendrá si todo se hace ciudadano. En el gran espectro de los ciudadanos entran desde el empresario que siempre viaje en autos BMW (y en avión en primera clase), hasta el campesino que no ha tramitado su credencial de elector y habita la pobreza todos los días. Muchos empresarios han utilizado el discurso ciudadano para obtener beneficios en detrimento de las mayorías. Recordemos que varios espots televisivos en las elecciones de 2006 (que sembraron odio y resentimiento entre los mexicanos) fueron hechos por “asociaciones ciudadanas”.

Pese a estos problemas del actual sistema democrático, no se debe olvidar que hay espacios cercanos a la ciudadanía y alejados de las elites políticas. Dichos espacios precisan ser defendidos. Uno de ellos es el Instituto de Transparencia e Información Pública de Jalisco (ITEI). En este organismo se ha dado algo que debería ser lo común pero que, desgraciadamente, es la excepción: quien lo dirige ha fungido como un verdadero representante de los intereses ciudadanos. Sí, Augusto Valencia López, con todos los errores que pudo haber cometido, ha tenido la virtud de no cejar en su interés por hacer transparentes a las instituciones jaliscienses. Se ha enemistado con el Congreso estatal, con el Poder Ejecutivo local y con los partidos políticos porque siempre ha peleado por la transparencia.

En próximas fechas, el Congreso del Estado, es decir, los diputados que representan a los partidos políticos y no al pueblo de Jalisco, decidirá si Valencia es reelegido como presidente del ITEI. Sería lo más sano para la transparencia en Jalisco. Sin embargo, son extrañas las formas como se escoge a los presidentes de los organismos públicos autónomos. Quienes los designan, cosas de la vida, son los partidos políticos (a través de sus diputados): ellos deciden quiénes son las personas más aptas. Y claro, ellos también deciden quiénes les causarán menos problemas e incomodidades.

Sin duda, Augusto Valencia ha hecho un gran esfuerzo para hacer de Jalisco un estado transparente. No es cosa fácil. Se ha enfrentado a grandes intereses y lo ha hecho con ahínco, si bien algunas veces con más corazón que cabeza. Pero ha defendido el derecho de la ciudadanía a saber cuánto se gasta, cómo se gasta y para qué se gasta en las instituciones públicas. Y lo ha realizado con inteligencia y tesón. Ha soportado los embates y las artimañas de los partidos políticos y de no pocos funcionarios públicos. El caso de Augusto Valencia es, desgraciadamente, un caso excepcional. Y es que en estas tierras, la democracia es excepcional.

jorge_naredo@yahoo.com



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

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