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sábado, octubre 04, 2008

Comentario 3/Octubre/2008

¿Libertad de expresión? A propósito de jóvenes que echan lengua de espurio

Jorge Gómez Naredo

Sí, el gobierno federal habla de libertad de expresión; sí, el gobierno federal pregona que somos democráticos, que la crítica se ejerce, que en este país todos podemos decir todo; sí, el gobierno federal nos susurra al oído: “ejerce tu derecho a disentir”. Lo conocemos de sobra, lo sabemos: los diarios, la radio, la televisión lo repiten en todo momento. Pero, ¿en realidad es cierto?, ¿somos verdaderamente libres?, ¿podemos decir lo que nos venga en gana en cualquier lugar, a cualquier hora, con cualquier gente? Veamos.

El pasado viernes, en el marco de la entrega del Premio Nacional de la Juventud, Felipe Calderón, como siempre, discurseaba sobre el paraíso que para él es México: “Hoy México, como se acaba de ver, nuevamente tiene espacios de libertad y tolerancia que, entonces [en el año 68], hubiesen sido inimaginables. Tiene instituciones democráticas sólidas, fundamentadas en la libertad y en la pluralidad de las ideas”. En un momento de la soporífera alocución del michoacano, Andrés Leonardo Gómez Emilsson gritó la palabra más peligrosas que este régimen se pueda decir: “espurio”. Y le costó caro. Varios elementos del Estado Mayor Presidencial, al terminar el acto, lo acorralaron y lo llevaron a un lugar desconocido. Nadie sabía a dónde, nadie sabía por qué. Marco Virgilio Jiménez Santiago, joven que se encontraba entre el público, cuando Calderón decía: “Nuestro país necesita mexicanos como ustedes, que puedan hablar con toda libertad, expresarse con cualquier tipo de mecanismos pacíficos”, gritó: “no hay libertad”. Él, que no era de los premiados, fue retirado inmediatamente y trasladado después, junto con Gómez Emilsson, a un lugar desconocido.

Posteriormente se supo que Andrés Leonardo y Marco Virgilio fueron llevados a la Agencia 33 del Ministerio Público (MP). El delito: ejercer la libertad de expresión. Cuando los jóvenes se encontraban retenidos por haber dicho lo que pensaban, la presidencia de la República emitió un escueto comunicado donde mencionó: “elementos del Estado Mayor Presidencial, en cumplimiento de las obligaciones contenidas en la legislación que regula la organización […] pusieron a disposición de las autoridades competentes del Distrito Federal a los jóvenes Andrés Leonardo Gómez Emilsson y Marco Virgilio Jiménez Santiago, por la probable realización de conductas que son sancionadas penal o administrativamente por la legislación vigente”. Como un acto de conmiseración, el ejecutivo federal adujo: “la Presidencia de la República anticipó que no formulará cargos contra estos jóvenes”. Sí, la libertad de expresión en México se respeta.

Ya en la noche del viernes, la Presidencia explicó qué delitos había cometido el joven que le dijo “espurio” a Calderón: violó el artículo tal, de la fracción tal, del código tal, que lleva al castigo tal, con fundamento en tal interpretación, además de otro artículo tal, que en las fracción tal menciona tal cosa en tal palabra bajo tal argumentación. Es decir, una explicación jurídica que, en resumidas cuentas, arguyó que lo que el joven gritó “constituye un ataque al orden o a la paz pública”.

No cabe duda: la libertad de expresión existe en México.

*Comentarios: jorge_naredo@yahoo.com

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