1.-
El "barómetro financiero" se quiebra.
Reseña Estratégica, 17 de octubre de 2008
(www.msia.org.br).-La semana que pasó registró las mayores pérdidas históricas en las bolsas de valores de la globalidad poniendo al mundo al borde del abismo financiero. En esta Reseña no pocas veces nos hemos referido a los niveles alarmantes que alcanzó el barómetro financiero mundial. Sin embargo, ahora, ya no podemos referirnos a una medida escalar porque los parámetros métricos se quebraron.
La escasez de crédito, tanto en el sentido estrictamente financiero, como en el sentido amplio de credibilidad del sistema, pone de manifiesto una realidad en que efectivamente pueden desaparecer los parámetros confiables que determinan el valor de la producción y los servicios, ya no en la economía de ficción del mundo financiero especulativo, sino en la economía de la producción física, porque no es fácil separar la cizaña del trigo en las redes de la economía mundial.
El resultado de la "orgía tóxica" en que metió al mundo la oligarquía financiera es que, actualmente menos del 5% de las transacciones monetarias mundiales están vinculadas al comercio internacional de bienes y servicios conectados a la economía real; el resto se encuentra enganchado a las múltiples operaciones de mágicas "innovaciones financieras", cada vez más sofisticadas, surrealistas y alejadas del mundo real.
En 1980, la masa de instrumentos monetarios y financieros era aproximadamente equivalente al PIB mundial de cerca de 9 billones de dólares. En 2005, la proporción activos financieros/PIB saltó para cerca de 3:1, sin contar los derivados financieros, cuyo monto ni el Banco de Liquidaciones Internacionales (BIS) sabe cuantificar. Actualmente la mayoría de los avalúos pone la masa de los derivados en centenas de billones, acercándose al alucinante trillón de dólares.
Posiblemente, gran parte de las medidas de emergencia que se han tomado para asegurar la liquidez de los grandes bancos del Hemisferio Norte se deben al temor de que estalle la bomba de los derivados, exponencialmente más mortífera que la burbuja inmobiliaria norteamericana.
Por eso, las reglas y trucos clásicos ya no funcionan y el mundo tiene que correr para rápidamente establecer nuevos parámetros métricos que preserven las funciones básicas de la economía real. Aunque las medidas de emergencia que se han tomado puedan contener momentáneamente el pánico que se mostró en los mercados financieros mundiales, no producirán un efecto duradero para detener el colapso del sistema financiero internacional. No se puede curar una infección grave manteniendo a la víctima en el muladar en que se convirtió la economía mundial.
Si persiste la tendencia de intentar "salvar el sistema" inyectando masas y masas de dinero, se podrá producir un colapso hiperinflacionario con un panorama aterrador. La crisis sistémica sepulta el concepto equivocado de que de la mera suma de intereses y acciones individuales nace el bien común -para cuya ejecución ninguna institución humana se ha mostrado superior al antiguo y consagrado Estado nacional soberano.
Por eso, cabe a los Estados nacionales definir el rumbo del desarrollo y del progreso de sus respectivas economías, además de reglamentar y supervisar el sistema financiero para que este sea orientado hacia las necesidades de su población.
Al Estado le corresponde el papel fundamental de regir la
infraestructura física de la cual depende la salud de la economía -transporte, energía, comunicaciones saneamiento básico, etc.- y lo mismo vale para la educación, salud e investigación científica-tecnológica.
Es necesario restituirle a la moneda su función esencial de medio de intercambio, quitándole la característica de mercancía. Para esto, será necesario sustituir la "cultura de la deuda" que permite que la inyección de dinero en la economía se haga principalmente por el sistema bancario privado, a cambio de la emisión de títulos gubernamentales, de acuerdo al modelo de los bancos centrales independientes copiados en el Banco de Inglaterra y en el Sistema de la Reserva Federal de los EUA.
En cuanto a las paridades entre las monedas de los diversos países, es evidente que el régimen actual de cambio fluctuante debe ser reenlazado por un tipo de patrón de tasas relativamente fijas o con un margen de variación pequeña, análogo al vigente hasta la década de los 1970s.
El regreso a la economía real de producción y servicios esenciales representa la única manera de evitar una recesión prolongada. Es también fundamental una coordinación internacional, en ámbito continental o regional, para promover la ejecución de grandes obras de infraestructura en todos los continentes.Finalmente urge una coordinación internacional para el establecimiento de un nuevo sistema financiero internacional orientado en aquellos principios.
El G-20 que reúne a las 20 mayores economías del mundo puede ser un foro adecuado para los acuerdos iniciales, que serían después extendidos a los demás países.
2.-
Rusia y Francia discuten planes de seguridad global y nueva arquitectura financiera.
Por Elisabeth Hellenbroich
Reseña Estratégica, 17 de octubre de 2008 (www.msia.org.br).-Dos meses después de la explosión del conflicto ruso-georgiano, un importante foro franco-ruso promovió la oportunidad de sostener discusiones del más alto nivel entre autoridades y lideratos de ambos países acerca del futuro de las relaciones euroatlánticas y del sistema financiero mundial. Organizado por el Instituto Francés de Relaciones Internacionales, la Conferencia sobre Política Mundial fue realizada entre el 6 y el 8 de octubre, en Evian, Francia, y contó con la participación de los presidentes Nicolas Sarkozy y Dmitri Medvedev, este último acompañado por un grupo de altos funcionarios del Kremlin, incluyendo a Sergei Karaganov del prestigioso Club Valdai.
A decir del periódico francés Le Monde, Karaganov calificó la cumbre bilateral entre los dos presidentes como una señal del "retorno a los asuntos como siempre" y al acotamiento del conflicto georgiano.
En Evian, Medvedev utilizó la reciente crisis del Cáucaso como referencia para presentar su propuesta para la formación de un nuevo pacto de seguridad euroatlántico, de "Vladivostok a Vancouver", inicialmente esbozada en el discurso que diera en Berlín el pasado 7 de junio y sobre la cual también habló profusamente en su discurso en el Club Valdai el reciente 12 de septiembre. Los recientes eventos en el Cáucaso demostraron que la propuesta rusa para un nuevo arreglo de seguridad global es correcta, enfatizó Medvedev en Evian.
Criticó fuertemente el unilateralismo de EU, que, a pesar de la iniciativa positiva para un frente común antiterror, establecida después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, se tornó manifiesto en la decisión norteamericana de retirarse del Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM, siglas en inglés) y en la invasión de Irak, la cual produjo "una tendencia creciente de divisiones en las relaciones internacionales".
Esta dirección también se mostró "en la proclamación unilateral de independencia de Kosovo y en el retomar de hecho la política de disuasión tan popular en el siglo XX"."Bases militares fueron establecidas a los largo de nuestras fronteras. La tercera área de instalaciones antimisiles está siendo creada en la República Checa y en Polonia. Si, el número de misiles antibalísticos será limitado, entonces ¿Para que sirven estos, para qué son instalados? Y, otra vez ¿qué pasa cuando los EU dejan de consultar a sus aliados?...Sin consultas en Europa, no podemos tener otra impresión, señal de que el mañana podría traer nuevas decisiones de instalar aún más sistemas de defensa antimisiles", protestó el presidente ruso.
Además Medvedev resaltó que "los recientes eventos en el Cáucaso demostraron que es imposible apaciguar o contener un agresor con base en enfoques de bloques. Si acciones irresponsables y aventureras del régimen de un país pequeño -Georgia, en este caso particular- son capaces de desestabilizar la situación mundial, ¿no es esto una prueba de que el sistema de seguridad internacional basado en la unipolaridad no funciona más?
Enseguida, el líder del Kremlin delineó su perspectiva de un pacto de seguridad euroatlántico, el cual debería afirmar los principios básicos de las relaciones de seguridad e intergubernamentales en sus áreas de cobertura:
-El compromiso de cumplir de buena fe las obligaciones establecidas por el Derecho Internacional.
-El respeto de la soberanía, integridad territorial e independencia política de los Estados y respeto por todos los otros principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas.
-La prohibición del uso o amenaza del uso de la fuerza en las relaciones internacionales.
Para el presidente ruso, el nuevo pacto de seguridad también debería cimentar un enfoque unificado de prevención y solución pacífica de conflictos en el espacio euroatlántico, además de garantizar una seguridad igual para todos sus signatarios.
El segundo tema de Medvedev en Evian fue la propuesta de convocar a una conferencia internacional para definir una nueva arquitectura financiera global. Para él, la naturaleza y las lecciones de la crisis económica en curso muestran que esta fue "creada por el egoísmo económico de un cierto número de países".
"Esto es algo sobre lo cual yo hablé en junio, en el Foro Económico Internacional en San Petersburgo. Como estamos viendo, hoy, la crisis amenaza solapar la estabilidad de todo el desarrollo mundial…Rusia hace su llamado para un cambio en la arquitectura financiera global, una revisión del papel desempeñado por las actuales instituciones internacionales y la creación de nuevas instituciones internacionales, que puedan asegurar una estabilidad genuina….Necesitamos usar esta oportunidad para limpiar nuestro sistema y prolongar y maximizar los períodos de crecimiento en nuestras economías", dijo.
"Con la fragmentación del sistema financiero mundial ocurriendo literalmente bajo nuestros ojos, el ejemplo de EU y de otros países ha mostrado que hay apenas un paso entre el capitalismo auto-regulado y el socialismo financiero. Es más, nos vemos listos para nacionalizar un activo después de otro. En esta situación, los factores para la estabilidad serían la creación de nuevos centros financieros y monedas regionales fuertes", resaltó.
Igualmente, Medvedev insistió en que la definición de una nueva arquitectura financiera global no podría ser hecha sin que, aparte del G-8, "otras economías clave del mundo también se involucren en este proceso: China, India, Brasil, México, Africa del Sur y tal vez otras también". Concluyó afirmando que la idea de su colega francés Sarkozy, de una reunión multilateral para considerar los problemas del sistema financiero global, es "una propuesta oportuna".
3.-
Crisis financiera: Adelante de la "bruma de la guerra".
Por Michael Liebig
Reseña Estratégica, 17 de octubre de 2008 (www.msia.org.br).-El domingo 5 de octubre, una Canciller con semblante forzado, Angela Merkel, y un ministro de Hacienda tenso, Peer Steinbrück, de Alemania, aparecieron en las noticias de la noche para decir al pueblo alemán que el gobierno garantizará todos los ahorros. "Ni un euro" de las cuentas de ahorros alemanas se perderá, dijo Steinbrück. La nación estaba sorprendida, y yo también.
De inmediato me vino a la cabeza lo que habían dicho Merkel y Steinbrück: vamos a garantizar los ahorros. No dijeron: vamos a garantizar los bancos -con el regalo de un fondo para bancarrota al estilo americano, como el que la cámara de representantes estadounidense había aprobado el día anterior.
El fondo de rescate de más de 700 mil millones de dólares supuestamente tranquilizaría los mercados financieros paralizados por el derrumbe de la confianza entre los bancos y por la parálisis del crédito en el mercado interbancario.
Pero cuando los mercados abrieron el 6 de octubre, el derrumbe fue mundial; se estima que tan sólo ese día se esfumaron 2 billones y medio de dólares de las bolsas en todo el mundo. El desplome de los valores continuó inexorable, hasta no esfumar el 25 por ciento de la capitalización en la semana que terminó el 10 de octubre.
El gobierno británico nacionalizó los principales bancos británicos. El gobierno estadounidense probablemente hará lo mismo. La fe en el capitalismo financiero Anglo-americano se fue irremediablemente. ¿Quién podría confiar en el supremo sacerdote estadounidense de la "administración de la crisis," el secretario de Hacienda "Hank" Paulson? Cuando este fue uno de los mandamases de Goldman Sachs, su trabajo fue promover esquemas financieros "piramidales" que ahora se han derrumbado con consecuencias devastadoras. Ahora el régimen estadounidense se dirige por inercia a la condición de insolvencia ante sus acreedores internacionales. El déficit del presupuesto del año 2009 con toda probabilidad alcanzará los 2 billones de dólares.
La ya de por sí conmocionada confianza en Wall Street se vino abajo luego de la nacionalización de Fannie Mae y Freddie Mac y la quiebra de Lehman. Desde ese momento, la angustia del mercado se convirtió en histeria y pánico. El pánico se contagió de Wall Street hacia los mercados financieros de Europa y Asia.
El problema inmediato de la administración de la crisis es eliminar el pánico. Pero reestablecer la más elemental confianza sólo se pude lograr si China, Japón, la Unión Europea, Rusia, Arabia y América Latina, al lado del Fondo Monetario Internacional, toman medidas conjuntas. Dichas medidas pueden incluir cerrar los mercados de acciones temporalmente y declarar "feriados" bancarios para evitar que el pánico se siga alimentando a sí mismo.
La posición alemana.
Estuve en Berlín del 6 al 8 de octubre para conversar con varios analistas con excelentes relaciones con el gobierno. En nuestras conversaciones el tono era sobrio, pero de ninguna forma de pánico. Existe el consenso en Alemania, al igual que en Europa continental, que no queda otra opción que colaborar con Estados Unidos y con Gran Bretaña en la administración inmediata día a día.
Estos analistas destacaron que las medidas de "estabilización mínima" -que no van a resolver nada, sino que buscan tan sólo suprimir el pánico- quizá duren más que lo que se esperaría. Tal vez no duren semanas, sino muchos meses.
Es probable que las angustias del mercado perduren por un periodo más o menos largo. Los acreedores de Estados Unidos tal vez sufran enormes pérdidas financieras. Holger Steltzer dijo en el Frankfurter Allgemeine Zeitung que China ya perdió 500 mil millones de dólares de sus inversiones en activos estadounidenses. Las pérdidas de Japón y de los países árabes son de una dimensión similar.
Mis conocidos de Berlín recalcaron que esperaban que se tomasen medidas internacionales concertadas para hacer frente a la crisis, pero que ellas no contemplaban ningún "fondo de rescate internacional" como el "Programa de ayuda para activos en dificultades" de Estados Unidos. Alemania rechazó con firmeza el "Fondo de emergencia de la Unión Europea" para los bancos en dificultades en la reunión del 4 de octubre del G-4 europeo realizada en París. Tanto Merkel como Steinbrück han rechazado con firmeza la idea de cierta "sombrilla supranacional" para proteger a los bancos caídos. Sin embargo, el gobierno alemán actuará, tanto en el plano nacional como en el europeo, para evitar el desplome de bancos "de relevancia para el sistema."
Una de esas intervenciones ya se llevó a cabo para evitar la quiebra de Hypo Real Estate (HRE) y su afiliada irlandesa Depfa. La insolvencia de facto de HRE no se debió a productos de seguros estructurados relacionados con los fondos de alto riesgo, sino a la parálisis del crédito de los mercados interbancarios. HRE fue rescatada el 28 de septiembre con un conjunto de créditos y de garantías de crédito que sumaban 35 mil millones de euros, proporcionados por el gobierno alemán y por bancos públicos y privados. El 4 de octubre ya era claro que HRE había subestimado significativamente sus necesidades de crédito.
Los bancos privados quisieron retirarse de esta intervención para que el gobierno, solo, rescatase a HRE. El gobierno advirtió categóricamente que HRE no puede reventar, pues esto arruinaría el mercado para los "bonos respaldados (Pfandbriefe), que es la forma tradicional (y sólida) de aseguramiento en Alemania. El 5 de octubre tuvieron que respaldar al gobierno y fueron obligados a aumentar su participación en la línea de crédito de emergencia para HRE.
Lo que mantiene al sistema bancario alemán con liquidez relativa son las cuentas de ahorros de "la gente menor" de un país con un porcentaje de ahorro de 11 por ciento. La garantía de Merkel a las cuentas de ahorros fue también un recordatorio para los bancos de que su supervivencia depende de los "ahorradores pequeños." Los "ahorradores pequeños," hasta el momento, han conservado la calma, son los bancos los que tienen pánico.
"8 reglas de tránsito".
Más allá de hacer frente a la crisis para suprimir el pánico, el gobierno alemán está promoviendo con firmeza un marco reglamentario internacional nuevo para los mercados financieros. Steinbrück ha hablado de la "declaración de quiebra del capitalismo laissez-fair, que domino gran parte del los mercados financieros en las últimas décadas," y agrega que "la autorregulación" de las instituciones financieras fracasó por completo. Steibrück propone para remediar esto las siguientes "8 reglas de tránsito:"
1) Poner los instrumentos financieros "innovadores" en los balances
2) Una acción amortiguadora mayor para la liquidez de los bancos
3) Nuevas normas para la aptitud personal de los actores financieros
4) Ajustar los esquemas de incentivos de los bancos
5) Crear la capacidad de alerta inmediata del FMI
6) Prohibir la venta de acciones sin tenerlas
7) Retención de hasta el 20 por ciento para aseguramiento
8) Mejorar la cooperación de las agencias reguladoras
(Texto completo en inglés: www.bundesfinanzministerium.de)
Las "8 reglas de tránsito" de Steinbrück fueron entregadas a la reunión de ministros de Hacienda del G-7 realizada el 11 de octubre en Washington. Los países de la Unión Europea continentales respaldan esas reglas. Esto se puede pensar también de otros grandes actores, entre ellos China, India, Brasil y Rusia. El gobierno alemán está promoviendo con fuerza la cuarentena de los "centros off-shore" financieros que operan sin reglamentación y de los "paraísos fiscales."
Francia, Alemania, Italia y Gran Bretaña decidieron, en la reunión del 4 de octubre en París, convocar para antes de fin años una conferencia financiera internacional del G-7 más China, Rusia, India, Brasil, México y África del Sur. El 9 de octubre, el secretario de Hacienda de Estados Unidos, Paulson, convocó a una reunión e los gobiernos de las 20 principales economías del mundo.
Un nuevo reglamento internacional de los mercados financieros, en especial las "8 reglas de tránsito," será parte de la nueva arquitectura financiera mundial. Esta nueva arquitectura podrá llamarse "nuevo Bretton Woods," pero la verdad es que será muy diferente al Bretton Woods de 1944, porque Estados Unidos no tendrá un papel dominante en el nuevo régimen y el dólar será sólo una entre muchas monedas de peso.Sin embargo, la nueva arquitectura financiera mundial es tan sólo la mitad de lo que hace falta.
El 4 de octubre, en la reunión de París, Francia, Alemania, Italia y Gran Bretaña decidieron que se suspendan los límites que impone el tratado de Maastricht al déficit del gasto. Esto elimina un gran obstáculo que impedía la elaboración de programas gubernamentales o público-privados para fomentar la economía real de la Unión Europea.
Me comentaron en Berlín que ya se están elaborando planes para un programa de inversión coordinado internacionalmente para modernizar y ampliar la infraestructura, en particular en campos como la energía, eficiencia energética y transporte. Las décadas del capitalismo laissez-fair fue la era del rechazo de la infraestructura más importante para la sociedad y la era de exigencias ecológicas mundiales. El consenso parece ahora ser el de que la crisis financiera es un desastre, pero que la depresión mundial será mucho peor.
Esto pudiera parecer algo a muy largo plazo ahora que los mercados financieros están atrapados en el pánico. Pero si leemos las siguientes frases del editorial del hasta hace poco neoliberal Frankfurter Allgemeine Zeitung, veremos que tan posibles son los cambios radicales: "El mundo está pasando de una hegemonía estadounidense al orden multipolar…
La siguiente reunión del G-7 pudiera ser la última de su tipo. Llegó el momento de incluir a Rusia, China y a otros países. El terremoto de los mercados financieros condujo a cambios tectónicos en la constelación política del mundo. Esto significa riesgos para Europa, pero también oportunidades."
4.-
Las lecciones de las Conferencias del Atlántico para la actual crisis financiera.
Por Lorenzo Carrasco
Reseña Estratégica, 17 de octubre de 2008 (www.msia.org.br).-El desmoronamiento del sistema financiero mundial revive la memoria del presidente Franklin Delano Roosevelt y su papel de líder durante la Gran Depresión de la década de los 1930s, que revirtió los efectos de la peor crisis económica en la historia de los EUA, hasta entonces. Su política del New Deal, ejecutada sin la complacencia de la avara oligarquía de Wall Street, creó las condiciones para lo que más tarde, después de la guerra, sería el periodo de mayor prosperidad económica en la historia de la Humanidad.
Desafortunadamente, la Humanidad no consiguió extirpar las prácticas colonialistas, porque la muerte prematura del presidente Roosevelt, en abril de 1945, impidió la plena realización del sistema de post guerra planeado por él. A cambio, se impuso la Guerra Fría, que combinó dos sistemas neocoloniales: de un lado, el Imperio Soviético y su área de influencia, del otro, el creciente predominio del complejo militar-industrial-financiero del eje Estados Unidos-Reino Unido. La primera víctima que sucumbió fue el auténtico impulso anticolonialista en varias partes del orbe, fomentado, en gran medida, por las políticas roosveltianas.
El predominio del rentismo financiero de esa oligarquía tóxica, que pregonó una prosperidad infinita y que transformo a millones de consumidores incautos en marionetas manipuladas por pequeños o grandes impulsos hedonistas, desconstruyó al mundo regresándolo a las condiciones anteriores a la "Era Roosevelt".
Hoy, la Humanidad clama por una dirigencia con capacidad de apartarla de la catástrofe de un inminente colapso económico, pero, no se ve en el escenario una figura política que replique las lecciones del presidente Roosevelt. La alternativa a esa carencia individualizada tendrá que ser un grupo de las naciones más fuertes, que asuman esa responsabilidad (más o menos en la línea de lo que acaba de hacer un grupo de naciones europeas, el último fin de semana).
A pesar de los peligros evidentes, la crisis se puede convertir en una gran oportunidad para, esta vez, garantizar la destrucción del aparato colonial oligarca, que sobrevive gracias al poder de los llamados bancos centrales independientes. Desde la creación del Banco de Inglaterra, al final del siglo XVII, hasta el ocaso presente de la Reserva Federal norteamericana, el mundo y las naciones han sido obligadas a convivir con tal demencia tóxica y aceptar sus valores anti humanos, en un sistema económico que endiosó la ganancia y exacerbó el egoísmo.
El presidente Roosevelt sabía muy bien, y así lo hizo saber en diversas ocasiones, que la paz mundial dependía en gran medida de la desaparición del nefasto sistema colonial; eso fue lo que manifestó al primer ministro británico Winston Churchill, durante las Conferencias del Atlántico de 1941, exigiendo a cambio de la ayuda militar estadounidense el abandono de la tradición colonial de Londres y otras capitales europeas.
Llegó la hora para que un grupo de líderes mundiales reasuma el legado del presidente Roosevelt y tome las medidas urgentes para la reforma del sistema financiero internacional, dejando de lado cualquier vana ilusión de salvar el sistema que se desmorona.
Ese nuevo sistema financiero mundial, basado en el respeto a los Estados nacionales soberanos y regido por el bien común, el bienestar general de la población y la fraternidad entre individuos y naciones, pudiera ser la base para el adviento de una nueva era para la civilización.
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::
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