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martes, octubre 21, 2008

Algunas Nubes

Foto: Cesar Huerta


En Algunas Nubes, tercera entrega de la serie de Belascoarán Shayne también encontramos similitudes importantes con Muertos Incómodos. En los capítulos cuarto y noveno, titulados “La historia de la Rata tal y como Héctor la sabía y otras cosas que no sabía” y “La historia del comandante Jacinto Saavedra tal como sólo él la sabía”, respectivamente, forman un recurso que está presente en otras de sus novelas y que no abandona en Muertos Incómodos. Consiste en hacer una pausa en la acción para que el detective ate los cabos sueltos de la historia, o para dar una introducción precisa de un personaje que ha entrado en la novela.

En “La historia de La Rata tal y como Héctor la sabía y otras cosas que no sabía”, parte de lo narrado transcurre a través de los recuerdos de Héctor que fue compañero universitario de La Rata y, como lo indica el nombre del capítulo, la segunda mitad de la historia de La Rata corresponde a cosas que no sabía. Para unir lo que sabía y no sabía, Taibo II cuenta que Belascoarán “físicamente nunca lo volvió a ver”(41) y las próximas noticias que tendría de él serían por la lectura del periódico. Para pasar a lo que no sabe, explica que “esto es lo que Héctor sabía”(41) y que, aunque daba una buena idea de las actividades de La Rata, era insuficiente. El siguiente párrafo inicia entonces así: “Héctor no sabía que”(42).

“La historia del comandante Jacinto Saavedra tal como sólo él la sabía”, es contada por el narrador omnisciente (que es el narrador de toda la novela, aunque generalmente se mantiene muy cerca de Belascoarán) y aquí se detalla el ascenso en el crimen organizado de Jacinto Saavedra. A diferencia de la historia de La Rata, el detective no conoce nada de Saavedra, aunque es éste el que más se asemeja a Morales, una de las contrapartes de Belascoarán Shayne y Elías Conteras en Muertos Incómodos. Los perfiles de ambos personajes son los propios de los que, haciendo trabajos de contrainsurgencia, ascendieron en la redes de las corporaciones policíacas y asesinaron a los que, engañados, se pensaban sus compañeros de lucha. Pero todavía más lejos, existen aquí, y en otras de las novelas de Taibo II, obsesiones que no son estrictamente argumentales, sino objetos y situaciones precisas que se repiten. Por ejemplo, Jacinto Saavedra y Morales tienen en común que robaron refrigeradores, Saavedra de casas de seguridad (casas utilizadas por guerrilleros como refugios o bodegas): “robó refrigeradores de casas de seguridad de la guerrilla”(92) y Morales mientras desalojaba a los damnificados del terremoto de 1985 en la ciudad de México y a guerrilleros: “unos cabrones especulando con la desgracia de la gente, y el que coordinaba la operación con la policía y con los dueños de los edificios, era un tal Morales, el señor Morales.”(133) Además en el capítulo final de la novela, Morales le confiesa a Belascoarán cómo amasó su pequeña fortuna: “¿Sabe cómo me hice de algo de lana? De la manera más pinche, robando refrigeradores y estufas en las casas de los que secuestrábamos y luego los desaparecían (…) ¿Para qué chingaos querías una estufa si te iban a torturar tres meses y si de churro no te mataban, pues te ibas a pasar años en el bote?”(231)

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

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