Jorge Gómez Naredo
23 de febrero de 2009
A veces parece inconcebible cómo, de repente, decenas de "analistas políticos" se asombran ante acontecimientos o procesos sociales que tienen mucho tiempo de iniciados. El ejemplo que ahora está en boga es el de las "bases sociales" del narcotráfico. Sí, con o sin fundamento, decenas de sesudos analizadores de la vida política y social del país ponen el grito en el cielo y se asustan ante las movilizaciones que ellos consideran azuzadas, pagadas o manejadas por el narcotráfico: las marchas y bloqueos "de los encapuchados" en varias ciudades del Norte del país. Trataré de explicar por qué este asombro me parece inconcebible y demuestra, en el mejor de los casos, o una supina falta de reflexión o una ceguera ante lo que sucede en México.
En varias ciudades del país, encapuchados, niñas, jóvenes, mujeres, adultos, han salido a manifestarse en contra de la presencia del Ejército patrullando las calles de las urbes. Los manifestantes piden que los cuerpos castrenses sean retirados, pues aseguran, violan los derechos humanos. Los "analistas políticos" aducen que dichos manifestantes están financiados por el narcotráfico. Esta versión ha sido retomada por diversas autoridades estatales y, el jueves pasado, Felipe Calderón la usó: rodeado de elementos castrenses, declaró: "quienes ven con preocupación en esa acción (las respuestas decididas del Gobierno federal y del Ejército) la merma operacional, logística y financiera de su estructura criminal, han pretendido provocar el repliegue del Ejército Mexicano y del Gobierno. Fieles a su condición de cobardes, han utilizado, incluso, mujeres y niños para sus mezquinos propósitos. Actúan a traición". Así pues, para decenas de "analistas políticos" y para el Gobierno federal, quienes protestan son utilizados por el narco. Es decir, son acarreados.
En realidad no se sabe a ciencia si estas personas realmente son manipuladas o pagadas por los cárteles de la droga. Sin embargo, lo que parece inconcebible y absurdo es pensar que el narco no tenga bases sociales, gente que lo apoye. La industria del tráfico de drogas es una del más importante y boyante en nuestro país. Genera trabajo y divisas, y saca de la miseria a cientos de familias. Por supuesto que dicha actividad es un lastre y las luchas encarnizadas que provoca una verdadera tragedia para el país. Pero no se puede cerrar los ojos ante la realidad: miles de personas se enrolan en las filas del narcotráfico porque las oportunidades de trabajo son nulas o insuficientes. Así pues, una industria tan boyante y que ofrece tantas posibilidades de salir de la miseria, por supuesto que crea bases sociales.
Los "analistas políticos" han puesto el grito en el cielo y mencionan que es preocupante que el narco tenga ya a sus manifestantes. De verdad que este asombro resulta absurdo y de una ingenuidad ingente: ¿qué esperaban con tanto desempleo y tanta desigualdad?, ¿acaso pensaban que no iba a crear adeptos una industria que es, para miles de mexicanos, la única salida a sus penurias económicas?
Más de dos décadas de neoliberalismo ha provocado pobreza. Las fuentes de trabajo no son muchas y los salarios son bajos, míseros. La ineficacia del gobierno para crear empleo y bienestar social provoca que millones de mexicanos tengan solamente dos opciones para sobrevivir: migrar a los Estados Unidos o enrolarse en las filas del narcotráfico. Por eso resulta absurdo ahora asustarse porque los narcos tengan a seguidores o personas que los apoyen.
Ahora bien, el narcotráfico no solamente posee seguidores en las estratos bajos: en la élite política también: ¿cuántos diputados obedecen las órdenes de algún capo?, ¿cuántos alcaldes o gobernadores (o quizá hasta presidentes de la nación) se hicieron de su puesto gracias al apoyo de un cártel? No cabe duda, mientras no se abran los ojos, mientras no se acepte la realidad, no se combatirá con eficacia este lastre que es el narcotráfico. Lo malo es que los "analistas políticos" y el Gobierno federal tienen una gran venda en los ojos que les impide mirar objetivamente lo que sucede en el país. Eso sí debería preocupar. Y mucho.
jgnaredo@hotmail.com
En varias ciudades del país, encapuchados, niñas, jóvenes, mujeres, adultos, han salido a manifestarse en contra de la presencia del Ejército patrullando las calles de las urbes. Los manifestantes piden que los cuerpos castrenses sean retirados, pues aseguran, violan los derechos humanos. Los "analistas políticos" aducen que dichos manifestantes están financiados por el narcotráfico. Esta versión ha sido retomada por diversas autoridades estatales y, el jueves pasado, Felipe Calderón la usó: rodeado de elementos castrenses, declaró: "quienes ven con preocupación en esa acción (las respuestas decididas del Gobierno federal y del Ejército) la merma operacional, logística y financiera de su estructura criminal, han pretendido provocar el repliegue del Ejército Mexicano y del Gobierno. Fieles a su condición de cobardes, han utilizado, incluso, mujeres y niños para sus mezquinos propósitos. Actúan a traición". Así pues, para decenas de "analistas políticos" y para el Gobierno federal, quienes protestan son utilizados por el narco. Es decir, son acarreados.
En realidad no se sabe a ciencia si estas personas realmente son manipuladas o pagadas por los cárteles de la droga. Sin embargo, lo que parece inconcebible y absurdo es pensar que el narco no tenga bases sociales, gente que lo apoye. La industria del tráfico de drogas es una del más importante y boyante en nuestro país. Genera trabajo y divisas, y saca de la miseria a cientos de familias. Por supuesto que dicha actividad es un lastre y las luchas encarnizadas que provoca una verdadera tragedia para el país. Pero no se puede cerrar los ojos ante la realidad: miles de personas se enrolan en las filas del narcotráfico porque las oportunidades de trabajo son nulas o insuficientes. Así pues, una industria tan boyante y que ofrece tantas posibilidades de salir de la miseria, por supuesto que crea bases sociales.
Los "analistas políticos" han puesto el grito en el cielo y mencionan que es preocupante que el narco tenga ya a sus manifestantes. De verdad que este asombro resulta absurdo y de una ingenuidad ingente: ¿qué esperaban con tanto desempleo y tanta desigualdad?, ¿acaso pensaban que no iba a crear adeptos una industria que es, para miles de mexicanos, la única salida a sus penurias económicas?
Más de dos décadas de neoliberalismo ha provocado pobreza. Las fuentes de trabajo no son muchas y los salarios son bajos, míseros. La ineficacia del gobierno para crear empleo y bienestar social provoca que millones de mexicanos tengan solamente dos opciones para sobrevivir: migrar a los Estados Unidos o enrolarse en las filas del narcotráfico. Por eso resulta absurdo ahora asustarse porque los narcos tengan a seguidores o personas que los apoyen.
Ahora bien, el narcotráfico no solamente posee seguidores en las estratos bajos: en la élite política también: ¿cuántos diputados obedecen las órdenes de algún capo?, ¿cuántos alcaldes o gobernadores (o quizá hasta presidentes de la nación) se hicieron de su puesto gracias al apoyo de un cártel? No cabe duda, mientras no se abran los ojos, mientras no se acepte la realidad, no se combatirá con eficacia este lastre que es el narcotráfico. Lo malo es que los "analistas políticos" y el Gobierno federal tienen una gran venda en los ojos que les impide mirar objetivamente lo que sucede en el país. Eso sí debería preocupar. Y mucho.
jgnaredo@hotmail.com
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::
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