Emilio González, ¿mártir en vida?
Publico
En pleno territorio cristero, y después de posar deliberadamente debajo de un cuadro de la Virgen de Guadalupe, el gobernador Emilio González Márquez se declaró juarista, “juarista de Benito Juárez”, remarcó.
Es tan absurda la afirmación que sólo cabe ubicarla como una maniobra de distracción para atenuar las críticas al donativo de 90 millones de pesos para el Santuario de los Mártires y las consecuencias que ha acarreado la revelación de que, en la campaña electoral pasada, contaba con el apoyo de la Iglesia católica, tal como lo declaró en una reunión con la cónsul de Estados Unidos. La etiqueta de “juarista” es un buscapiés para ver si distrae a algunos incautos, lo esencial es no perder de vista cuál es su estrategia de fondo.
La historia pública de Emilio González deja en claro que es todo lo contrario de un hombre juarista y liberal. Como se sabe, proviene del Partido Demócrata Mexicano (PDM), del que fue el último presidente nacional cuando esta organización contaba con registro. El PDM fue la versión registrada del movimiento sinarquista, que a su vez fue el brazo político de las bases cristeras que se enfrentaron al gobierno federal en las décadas de 1920 y 1930.
A fines de los ochenta, el PDM había declinado electoralmente, por lo que varios de sus cuadros (algunos también militantes de El Yunque) decidieron ingresar al PAN, porque ofrecía una mejor plataforma para alcanzar puestos de poder y desde ahí cumplir la misión que se proponen los hombres públicos que se rigen por los postulados católicos: “construir el reino de Dios en la Tierra”.
Aunque a Emilio González lo mueve un extraordinario pragmatismo político, no se podría entender si no se le ubica como un hombre político motivado por una ideología católico-conservadora, que también define a varios cuadros de su equipo. La doble militancia que caracteriza a varios integrantes de este grupo (abiertamente en el PAN y reservadamente en El Yunque) les ha permitido conquistar puestos públicos para a su vez impulsar los propósitos ideológicos que dicen moverlos. Desde alcalde de Guadalajara, y ahora en el Poder Ejecutivo, se nota un estilo particular de ejercer el gobierno que podríamos llamar como neoconservador.
Ubicado de esta manera, se podrían entender sus esfuerzos sistemáticos por reinterpretar la historia política, recuperando el legado cristero y en algunos casos exaltándolo, el intento por hacer más común y “normal” la realización del culto religioso en lugares públicos, la construcción de íconos o cambio en la denominación de calles y plazas, la aparición continua y abierta con los jerarcas católicos y la confusión entre sus creencias religiosas y el ejercicio del gobierno.
Claramente en este esfuerzo cuenta con el apoyo de un jerarca católico reaccionario como Juan Sandoval Íñiguez. Según otros opinadores, que el gobernador sea yunque poco influye en el ejercicio de gobierno. Me parece que los acontecimientos que estamos observando ofrecen elementos para considerar que el estilo neoconservador de Emilio González y su grupo está moviendo aguas turbulentas en Jalisco y que pueden avivar disputas ideológicas y políticas que estaban apaciguadas.
Ahora con Emilio González, el orgullo cristero —y en consecuencia la oposición a todo lo que se considere liberal o de izquierda— está renanciendo entre algunas personalidades, grupos y comunidades. Me parece que no debe tomarse como mera anécdota que la autollamada Guardia Nacional Cristera se declare al servicio de Emilio González.
Lo peligroso reside en que el interés político del grupo gobernante avive de manera artificial ciertos conflictos y confrontaciones bajo la lógica de que así pueden capitalizar la imagen del gobernador de Jalisco. Al parecer, creen que pueden proyectar estatal y nacionalmente a Emilio González si se le presenta como víctima de una campaña jacobina o liberal.
Sería lamentable que por un vulgar interés de promover la imagen del gobernador y del deseo de un grupo por alcanzar otras posiciones de poder, enfrenten a grupos sociales en Jalisco y eventualmente en el país. Si esta interpretación es cierta, las críticas al donativo para el Santuario de los Mártires no se verá como un error, al contrario, sería el escenario que se habría buscado por quienes piensan promover a Emilio González como un mártir en vida.
ruben.martin@milenio.com
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2008::
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