Javier Gutiérrez Treviño es el coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco. Y también es “hombre de bien” (y de bienes, claro está), de negocios, de buenos pensamientos y modales. Pertenece a las clases altas (aunque ahora ya casi nadie quiera hablar de “clases” ni de conceptos tan inapropiados como “lucha de clases”): ahí se desenvuelve, ahí habita y reflexiona a partir de los parámetros que esos sectores sociales privilegiados establecen. Por eso sus declaraciones resumen la visión de un estrato de la sociedad que se dice así misma “gente de bien”.
Cuando el niño Miguel Ángel López Rocha, después de haber caído al río Santiago y pasar varios días en terapia intensiva, murió, el empresario Gutiérrez Treviño arguyó que no era posible que una persona feneciera por probar las aguas del contaminado río. En ese entonces adujo: “Esa agua no está tan contaminada como están satanizando aunque venga de México y venga de donde venga”, y retó que él iría a tomarse un “buche” del agua putrefacta, para que la gente viera que nada pasa. Por supuesto que no cumplió su propuesta y nunca se acercó a las colonias marginales que tienen que sufrir a diario las pestilencias del Santiago.
La insensibilidad es una característica de Gutiérrez Treviño, insensibilidad hacia el dolor de la familia del niño que murió por haber cometido el grave delito de caer a un río contaminado. También es insensible ante la inconformidad social. Ha apoyado, por ejemplo, la represión, el aplastar a quienes, según él, estén impidiendo el despegue de Jalisco como potencia industrial, turística y empresarial. Cuando los vecinos del Parque Morelos decidieron decir no a
Las declaraciones del coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco resume la visión de una buena parte del empresariado jalisciense: cerrazón ante la protesta social, las movilizaciones, la pobreza, el desempleo y ante el enojo que en la sociedad provocan las erráticas acciones de las autoridades panistas. El miércoles pasado, a propósito de las más 3,500 quejas presentadas en
“Entonces creo que no es una cifra que pinte para mi gusto. Creo que es más el chisme que andan haciendo esas personas que en realidad lo que pintan. Es más, les deberían de preguntar si tienen un comprobante de que trabajan, porque la mayoría de esas gentes no trabajan en nada, a la hora de levantar las denuncias deberían ‘a ver, oye, dame una identificación de dónde trabajas’. Los que se quejan son los mismos que se quejan de todo, los que no tienen trabajo, los que se manifiestan en el periférico, se manifiestan en las plazas, en las avenidas. ¡No tienen trabajo!”
Una de las reporteras que lo entrevistaba, informó al empresario que académicos de
Estas declaraciones demuestran y delinean perfectamente cómo piensan no pocos empresarios y políticos en Jalisco y cómo reflexiona la derecha oligárquica en la entidad. Según estas elucubraciones, todos deberíamos, para poder alzar la voz o mostrar públicamente nuestra inconformidad ante cualquier medida gubernamental, presentar credenciales y un comprobante de trabajo. ¡Vaya altura de miras de nuestro empresariado! Lo peor de todo es que estas personas, que denigran a quienes se manifiestan y a quienes no tienen empleo (que ellos, empresarios jaliscienses reputados, son incapaces de crear), son los mismos que dicen defender la libertad de expresión, la democracia y el progreso de Jalisco. ¿Qué más puede decir uno ante estas declaraciones de Gutiérrez Treviño que lo dicen todo?
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