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domingo, abril 05, 2009

El PRD: una izquierda motherna

Foto: César Huerta/Extensión Medios

JORGE GÓMEZ NAREDO

La Jornada Jalisco

Moderna, tan moderna, que ya no se acuerda del significado de la palabra izquierda. Educada, tan bien educada, que ya no alza la voz ni defiende la justicia y la igualdad. Responsable, tan responsable, que jamás falta a una comilona (en un restaurante lujoso y exclusivo) para hacer política con los “adversarios”. Sí, la “izquierda” del PRD Jalisco ha sobrepasado el umbral de lo ilógico, lo aberrante y lo exótico.

La descomposición del PRD en Jalisco no es cosa de días: viene de lejos. Unos atribuyen esta decadencia (el alejamiento de los ideales fundacionales de dicho organismo político de izquierda) a Raúl Padilla López, líder del Grupo Universidad, quien maneja el partido a su antojo. Otros, en cambio, argumentan que la culpa la tiene la corriente Nueva Izquierda (denominada los chuchos), que vende desde el Distrito Federal las siglas del sol azteca al mejor postor y su único principio es el pragmatismo. Son pocos los que realizan una autocrítica donde se diga que los grupos opositores a Padilla López y a los chuchos no han podido recuperar al partido por las luchas internas y la falta de unión.

Pese a estos problemas, en el PRD, hasta hace poco tiempo, había ciertos límites. Por ejemplo, personajes tan distantes de la ciudadanía y con ideologías y prácticas tan contrarias a los presupuestos de izquierda (como Samuel Romero Valle, Celia Fausto Lizaola o Carlos Orozco Santillán) se decían gente progresista (eso sí, muy pero muy moderna) que luchaban por el bien del pueblo de Jalisco. Antonio Magallanes, actual presidente del PRD estatal, incluso se daba sus gustos e instaba al cardenal a no meterse en asuntos que no le incumbían (esa declaración hizo sentir a Magallanes un bolchevique en plena revolución soviética). Es decir, dentro del discurso existía un intento por guardar las formas. Aunque en la práctica (e incluso, en algunos momentos, en el mismo discurso) los integrantes de la elite perredista jalisciense se comportaran como de derecha (o de izquierda muy pero muy moderna y moderada). Las cosas ahora han cambiado.

En días pasados, desde la cúpula partidista (sin importar el pensar de las bases, si es que el PRD tiene ahora bases en Jalisco) se ha buscado a Fernando Garza Martínez para que contienda bajo las siglas del sol azteca por la alcaldía de Guadalajara. El ex panista se reunió ya con Jesús Ortega, líder nacional del PRD (y jefe de jefes de los chuchos), quien lo ve con buenos ojos. Garza Martínez fue presidente municipal de Guadalajara, contendió por la candidatura para gobernador hace tres años y hace unas semanas participó en el proceso para elegir al candidato a la presidencia municipal de Guadalajara, todo en el PAN. Perdió porque no tiene arraigo entre los panistas (ni entre los tapatíos) y porque ese organismo político está dominado por Francisco Ramírez Acuña, su enemigo político. Así que, raudo y veloz, Garza habló con algunos líderes perredistas para “negociar” su ingreso al PRD y su posterior candidatura.

Garza Martínez renunció el 26 de marzo a una militancia panista de más de 24 años. Es decir, hace una semana salió del PAN, un partido político de derecha. Ha prometido al PRD votos, muchos votos. Y en el PRD, los votos mandan y el pragmatismo es ley. No importan los ideales ni que Garza sea ideológicamente un panista convencido. No, nada vale: lo principal es conseguir votos, muchos votos, regidurías, presencia. Votos y más votos.

La elección del candidato del PRD a la presidencia de Guadalajara ya se había hecho. No fue justa ni equitativa. Fue una especie de farsa donde todos sabían el resultado de antemano: se hizo una encuesta y Carlos Orozco Santillán resultó electo, es decir, un candidato de izquierda moderna, moderada y bien educada. Pero el PRD es impredecible. Y ahora, después de tener a un candidato ya legitimado, aceptado (la resistencia de los opositores fue casi nula) y listo para contender, resulta que los cálculos electorales dicen otra cosa. Que hay una mejor opción: y esa opción (muy de izquierda moderna y moderada) es nada más y nada menos que Fernando Garza Martínez, un panista convencido, un hombre de derecha. Parece un cuento, pero no lo es: sucedió. O está por suceder.

El PRD en Jalisco ha perdido, desde hace tiempo, a los votantes de izquierda. Ha dejado de hacer trabajo de base y se ha comportado como un partido sin identidad, sin rescoldos de algo que haga pensar que posee y actúa con una ideología progresista. Hay, sin duda, militantes de izquierda, pero muchos están marginados, la mayoría desorganizados y otros han migrado al PT y a Convergencia. Por su parte, el Partido Socialdemócrata, que se dice de izquierda, tiene como dirigente nacional a Jorge Carlos Díaz Cuervo, que piensa, habla y actúa como un reaccionario de cepa. Y sus militantes en Jalisco piensan que luchar por la despenalización de la droga y el aborto son los únicos requisitos para ser conceptuados como progresistas. No cabe duda, en Jalisco tenemos una izquierda motherna.

jorge_naredo@yahoo.com

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

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