¿Qué habrá ido a ofrecer Elvira Quesada a Londres? Además del petróleo, a los ingleses les obsesionan nuestros minerales, en especial el oro.
La entrega y el saqueo
MURAL
4 de abril, 2009.
Mónica Pérez Taylor
Mucho se han criticado y repudiado las declaraciones del Secretario del Medio Ambiente, Rafael Elvira Quesada, hechas en Guadalajara, con respecto a la negativa a declarar Zona de Emergencia y Restauración Ambiental a la región de Juanacatlán y El Salto, porque "eso alejaría importantísimas inversiones en esa zona".
Y, cuando en otro país una declaración así hubiera ameritado su inmediata remoción, a él le toca en premio ser parte de la comitiva presidencial en visita de Estado a Londres.
Tal vez paseando por la ribera del Támesis, Elvira habrá recordado que los ingleses tienen más de un siglo saneando este río, al que desde entonces le aplicaron la política de "cero descargas", y aún hoy sus aguas no pueden ser utilizadas para ningún tipo de consumo.
Si él lo recordó, habrá confirmado que, en verdad, estos ingleses son unos flemáticos. ¿Más de un siglo saneando un río? ¿Tanto río tan a la mano y nadie lo puede ensuciar ni un poquito? ¿Lo van a dejar que se muera de viejo, como los manglares, sin usarlo como imán para las inversiones importantísimas de la industria contaminante como hacemos con el río Santiago?
El pecado de Elvira fue haber sido sincero. Sin recato neoliberal alguno nos alecciona. Según él, para captar inversiones y establecer industrias que crean empleos es necesario destruir los ecosistemas y pagar el costo con la salud de las personas. Su idea de "progreso" o de "desarrollo" es cruel y despiadada, sin responsabilidad social ni ambiental. No le importa a Elvira que sean esos obreros y sus familias beneficiadas por esas inversiones aquéllos envenenados por la indolencia industrial e institucional y por ser vecinos imposibles.
Es una paradoja que los muy conservadores como Elvira, José Luis Luege (Conagua) o César Coll (CEA) hablen de progreso, pues para ello se requiere de una visión progresista, de un Estado de Derecho, de democracia y de la plena participación ciudadana en la toma de decisiones. Y mientras todo eso no suceda, sus proyectos, como el de Arcediano, están destinados al fracaso.
Toda la literatura desde los años 80, sobre las experiencias privatizadoras de este tipo, así lo indica. Vandana Shiva responsabiliza del subdesarrollo de vastas regiones de la India a los proyectos de presas y trasvases impuestos por el Banco Mundial, que luego presionó para llevar a cabo la privatización del agua. Fue la megalomanía por las presas del estanilismo lo que extinguió al Mar de Aral. Karl Marx observó que cuanto más colosales son las obras hidráulicas que emprende un poder estatal, más despóticos son sus gobernantes.
Ser funcionario de alto nivel hoy, requiere de ciertas condiciones, amén de la consabida inclinación a la corrupción, el poder político para traficar con influencias, fobia a los derechos humanos y ser radical de derecha, se necesita, además, no creer en la naturaleza, negar el paradigma científico y ser servil y protector de los grupos de interés que representen, causando irreparables perjuicios a la nación mexicana.
Su interés único es captar inversiones promoviendo una imagen borroneada y cursi de nuestra realidad en el extranjero, utilizando un contradictorio discurso y conciliando todo con doble, triple, o lo que haga falta, moral. Los problemas más urgentes de los mexicanos les importan nada, como ellos mismos nos lo hacen saber con sus declaraciones y sus acciones.
La idea de un Estado enérgico y resuelto a doblegar a la naturaleza, como en la época estalinista, que generó el absolutismo opresivo y la sumisión total, es aterrador.
Felipe Calderón fue a Inglaterra a ofrecer nuestro petróleo y a solicitar un préstamo al Fondo Monetario Internacional. Sólo los inocentes, o los economistas neoliberales, ignoran o callan que, como ha sido siempre, por lo menos una buena parte de este financiamiento vendrá condicionado a la entrega de nuestros recursos a través de más privatizaciones.
En estos tiempos sucede algo muy lógico en nuestro país, y que se advirtió en este espacio cuando se impuso a Calderón en la Presidencia. Ya está en ciernes, y va en desbocada, la mayor entrega y saqueo de los recursos naturales y degradación ambiental de la que tengamos memoria. El embate es formidable.
Bajo un hermetismo absoluto, e incapaz la sociedad para reaccionar, el ingeniero Coll, titular de la Comisión Estatal del Agua, se ha apropiado de la Barranca de Huentitán al cerrar todo acceso a todo mundo para continuar con las obras de Arcediano.
Así como destruyó la capilla de la Virgen de Guadalupe, unos días antes del sacrosanto 12 de diciembre, ahora cierra el acceso a los miles de paseantes y turistas de los más bajos ingresos, que disfrutaban de l naturaleza en Semana Santa, su única vacación gratuita.
Si tomamos como referente el avalúo que han realizado un grupo de científicos mexicanos y extranjeros de la Universidad Autónoma de Baja California Sur y del Scripps Institution of Oceanography/ UC San Diego, que otorgan un valor de 700 mil dólares por hectárea de mangle mexicano, nos podemos dar un idea de la pérdida en servicios ambientales, en términos económicos, que representan las 17 mil hectáreas que quedarían inundadas por la presa de Arcediano.
Tomando el mismo valor por hectárea de mangle, puesto que una hectárea de selva baja caducifolia en el corredor de la Barranca de Huentitán, uno de los más biodiversos del país, es igual o más de valiosa, pues da sustentabilidad a toda la zona metropolitana y conurbada de Guadalajara con sus más de 3 millones de habitantes, tenemos que a cambio de 7 mil millones de inversión, la creación de 5 mil empleos precarios y eventuales y una presa con vida útil de 24 años que surtiría de agua impotable a la ciudad, estaríamos sacrificando un total de servicios ambientales por un valor de 11 mil 900 millones de dólares, 25 veces el costo de la presa. Como ven, no se trata de romanticismo verde o de radicalismos de ecologistas. Es cuestión de pragmatismo económico, or cierto, de origen anglosajón.
Arcediano, como la metáfora del poder en pleno. Una imagen bárbara.
Y, ya con esta me despido, tras cumplir un ciclo de 10 años en MURAL. Espero haber sido útil en algo a esta comunidad. Muchas gracias.
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