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domingo, septiembre 28, 2008

Opinión - Jorge Gómez Naredo

Publicado en La Jornada Jalisco, el 28 de septiembre de 2008.

Construyendo el sueño mexicano

JORGE GÓMEZ NAREDO

Sí, ya tenemos un sueño, una imagen que perseguir, un ideal por alcanzar. Lo descubrió Felipe Calderón, allá, en Nueva Jersey. Seguramente pensó mucho, reflexionó, realizó sesudas disquisiciones: “tenemos que construir también nuestro sueño mexicano, y nuestro sueño mexicano es, debe ser, el que un día México tenga las condiciones de vida suficientes, pueda generar la oportunidad de trabajo o escuela suficientes para que nunca, nunca más tenga que salir por hambre una persona de nuestro territorio a buscar trabajo en Estados Unidos”. La luz ha llegado al final del túnel: ya no estamos en la orfandad.

Seguramente el sueño de Felipe Calderón incluye lo que hoy hay, lo que existe. Y no es poco. La democracia resultó una quimera. En 2006 hubo elecciones, pero no asumió la Presidencia quien ganó, sino quien fabricó más engaños y fraudes. Ahora, el IFE pretende multar a quienes se manifestaron ante la ilegalidad, a quienes fueron ejemplo de dignidad. Igualmente, en varios estados de la República se observa la descomposición del sistema “democrático”. En el DF se dan golpes de Estado en contra de las autoridades electorales legalmente constituidas; en el estado de México se eligen como “consejeros ciudadanos” a personajes ligados a partidos políticos; en Jalisco sucede algo parecido. El sueño mexicano se está construyendo.

Tabasco se vuelve a inundar: se llena de agua. La gente pobre, los barrios pobres, las sociedades pobres sufren, sufren en demasía, no cesan de sufrir. Cada año es lo mismo, cada año es volver a empezar, cada año se arremolinan las lágrimas, los llantos. En el penal de Tijuana hay rebelión: los reclusos de una cárcel que fue edificada para albergar como máximo a 2 mil 500 reos pero habitada por más de 8 mil 100, se levantan, hacen insurrección. El motín es aplastado: mueren 17 presidiarios, 13 de ellos por tiro de gracia. Ningún policía fenece. El sueño mexicano se está construyendo.

La Universidad Nacional Autónoma de México es una de las instituciones educativas más importantes del mundo. Su rector, José Narro Robles, asiste a la Cámara de Diputados: pide más presupuesto, exige que no se le escamoteen los recursos, clama para que no se desmantele la educación pública. Y lo hace porque el gobierno encabezado por Felipe Calderón redujo el presupuesto de la máxima casa de estudios nacional en 4%. Mientras tanto, los dineros para el “combate a la delincuencia” se incrementan. Más recursos para las policías, más recursos para las armas, más recursos para la guerra que aún no se ha declarado. Los maestros de Morelos marchan, piden audiencias, se manifiestan. Están en contra de la Alianza por la Calidad Educativa signado por la líder sindical Elba Esther Gordillo y Felipe Calderón. El gobierno federal los ignora, el estatal los amedrenta, los medios de comunicación los vituperan y la secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota, pide el apoyo de la sociedad para “salvaguardar” el acuerdo firmado por la cacique sindical más corrupta del país. El sueño mexicano se está construyendo.

La Agencia Federal de Investigación (AFI), orgullo del sexenio foxista, ha caído en la desdicha. Se llegó al absurdo: la Policía Federal Preventiva toma las instalaciones de la AFI, cientos de policías son acorralados por cientos de policías. El operativo es un “éxito”. Así se expresa la coordinación, la lucha sin cuartel contra el narcotráfico, la sapiencia con la cual el gobierno federal decidió emprender, hace más de un año, la batalla contra la delincuencia organizada. Eso pasa al interior del régimen calderonista. En todo el país la muerte aparece y no deja de aparecer: tan sólo en Ciudad Juárez se han contabilizado (periodísticamente) 993 ejecuciones relacionadas con el narcotráfico. En otras entidades todos los días hay homicidios: descabezados, cuerpos inermes, fosas colectivas, etcétera. No cabe duda, la batalla de todas las batallas se va ganando. El sueño mexicano se está construyendo.

La economía mexicana es fuerte, no se destruye con nada: con casi nada. Si el mayor socio comercial está en recesión, en crisis, la economía mexicana, dice Agustín Carstens, secretario de Hacienda y Crédito Público, no se cae; si las remesas enviadas al país por millones de mexicanos en el extranjero disminuyen drásticamente, la economía mexicana no sea cae; si la inflación es evidente, los precios suben y los mexicanos de abajo (que son la mayoría) sobreviven llenos de privaciones, la economía mexicana no se cae; si el sistema recaudatorio no ha mejorado, y quienes más tienen y se supone deberían pagar impuestos, continúan evadiéndolos con la bendición de las autoridades federales, la economía mexicana no se cae; si el crecimiento nacional para este año se acerca, cada día más, a la cifra de 0%, la economía mexicana no se cae. El sueño mexicano se está construyendo.

Petróleos Mexicanos (Pemex) es la empresa que, en estos últimos años, ha mantenido a flote a la economía mexicana: los recursos que llenan las arcas públicas no llegan de los impuestos que deberían pagar los grandes empresarios, sino que provienen de Pemex. Calderón quiere privatizar la industria petrolera. Y es zalamero con él mismo: “probablemente ningún presidente antes que yo presentó una iniciativa en este campo [del petróleo], porque en términos políticos es como un pecado capital hablar de eso”. Sí, él, el hombre que puede, el hombre que debe, el hombre que lo hará. El sueño mexicano se está construyendo.

Los mexicanos viven la pesadilla de la realidad: una realidad de carestía, de violencia, de sueldos míseros, de aumentos constantes, de falta de empleo, de una elite política superficial e inepta, de medios de comunicación voraces y sin ética periodística, de muerte, de sangre, de inundaciones, de lucha entre policías corruptas, de un “sistema democrático” en decadencia y de un largo, un pesado, un sufrido etcétera. Pero no importa: el sueño mexicano se está construyendo.

jorge_naredo@yahoo.com

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