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martes, septiembre 16, 2008

Opinión - Jorge Gómez Naredo

Un luchador social ejemplar: Pepe Zamarripa

Jorge Gómez Naredo

jgnaredo@hotmail.com

El domingo 7 de septiembre José Guadalupe Zamarripa de la Peña se murió. Y con él cientos de sueños, decenas de utopías, miles de proyectos. Fue en la ciudad de México, en su casa. Al amanecer, le dolió algo. Habló con una amiga y le pidió que fuera. Cuando ésta llegó, él no respondió. Había fallecido. La noticia pronto se diseminó. Yo me enteré a las dos de la tarde ese mismo domingo. Y no lo podía creer, no me imaginaba al movimiento lopezobradorista en Jalisco sin él, sin su carácter, sin sus llamadas pidiendo algo, solicitando algo, alentando para algo.

Conocí a Pepe (como todos le nombraban) cuando regresé de la ciudad de México y me dediqué a realizar algunos reportajes sobre lo que era el movimiento lopezobradorista en la entidad. Y por supuesto, a apoyarlo. Sabía poco de Pepe cuando lo conocí y poco de él supe cuando me enteré de su muerte. Era muy reservado. Siempre se hablaba de lo que había que hacer, de lo que había que lograr. Nunca de su vida personal. Quizá su vida era el movimiento, éramos nosotros. No era fácil su trabajo: lidiar con cientos de personas, con los modos de muchos, con los egos de muchos, con los protagonismos de muchos. Tarea difícil, por la cual, en no pocas ocasiones, fue criticado. Pero tuvo la capacidad de sortear los problemas que implica la organización de cualquier movimiento social.

Conforme avanzaba la lucha en contra del fraude electoral, y, después, la organización de un gobierno legítimo (como respuesta a la caricatura de gobierno que encabeza Calderón), Pepe fue ideando más y más actividades y fue, también, llenándose de trabajo y de presiones. No era fácil. Yo me pongo en su lugar y veo la dificultad que significa eso: ir de aquí para allá, hablar con la gente, convencerla, organizar, estar al tanto. Muchas actividades, delegar decisiones, etcétera. Así estuvo Pepe desde el 2006 hasta el día en que dejó de respirar.

Pepe siempre estuvo en las giras que López Obrador hizo por Jalisco. Organizó, avisó, estableció, acompañó, difundió y un montón de verbos más que puedo colocar en esta frase. Y además, estuvo presente. En todos los templetes en los cuales López Obrador dio un mitin, ahí, junto, estaba Pepe. Y es que él era, en realidad, el organizador de todo. Un trabajo enorme que, muchos (incluido yo), no vimos en sus proporciones reales.

Varios periodistas y articulistas han expresado su dolor en torno a la muerte de Pepe: Martí Batres, Laura Itzel Castillo, Roberto Zamarripa, Pedro Mellado, etcétera. Aquí, en Jalisco, varias personas han mandado textos a las redacciones de los diferentes diarios para expresar el dolor que significa la muerte de Pepe. El PRD Nacional y el del DF, los grupos parlamentarios perredistas en las Cámaras de Senadores y Diputados, en la Asamblea Legislativa y en el congreso del Estado de México, hicieron público (a partir de esquelas) el dolor por la muerte de Pepe. Lo mismo hizo el Gobierno del Distrito Federal y el Gobierno Legítimo. Aquí, en Jalisco, desgraciadamente, el PRD local no ha dicho nada ni expresado nada ni hecho nada. Es una lástima, pero allá ellos. Ojalá tomen el ejemplo de Pepe y mejoren ese armatoste que se hace llamar “izquierda” en Jalisco.

La desaparición física de Pepe (porque Pepe está en nuestros recuerdos, sigue aquí, con nosotros, y continuará así) causa dolor, dolor porque no debió haberse ido, porque no era hora, porque había mucho trabajo por hacer, muchos sueños por cumplir, muchas utopías por conquistar. Sí, Pepe estará aquí, entre nosotros. Y lo estará porque fue un hombre íntegro: jamás conocí algún problema de corrupción en él, alguna falta de solidaridad. No, jamás. Lástima que, entre el trabajo, las presiones y una vida entregada al movimiento social, descuidó su salud. Ojalá pudiéramos cambiar las cosas, regresar el tiempo y decirle a Pepe, claros, sin ambages: “descansa, nosotros nos encargamos de esto”. Hoy no podemos, y ¡cómo duele que no podamos! Pepe, descansa en paz, y observa, desde donde estés, cómo luchamos y cómo conquistamos el triunfo, el triunfo de un país mejor, de una sociedad más justa y de un mundo más humano.

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