Germán Robles
08 de abril de 2008 _________________________________________________________________________________________________________________
“Macro limosna”: se chingaron el dinero.
Es la segunda semana del escándalo producido por la “mega limosna”, es decir, la entrega ilegal de más de 90 millones de pesos –salidos del erario público- por parte de Emilio González, que, sin más, entregó a la iglesia católica, concretamente al prelado Juan Sandoval Iñiguez --vía organismo de asistencia social—para así impulsar la construcción del Santuario Cristeros Tour. Y las chabacanerías como estupideces están a la par en la contraofensiva mediática de estos actores.
Evidentemente el equipo de Emilio supo explotar todos los recovecos legales para hacer impune y darle un satinado legal a la transferencia. Y no se trata sólo de una “controversia” como muchos aseguran, al pan, pan y al vino, vino. Tanto la entrega como el fin de los recursos son ilegales, viola la constitución y al estado laico, los criterios de distribución fiscal, al mismo código penal federal, etc. De tal suerte que las conductas de Emilio González pueden derivar en el delito de peculado.
Entonces la cuestión de fondo es que se aplique la ley y retorne ese dinero a las arcas públicas para redistribuirlo a sus legítimos fines públicos. Ahí comienza apenas el problema.
Si la iglesia quiere proyectos megalómanos “ampliamente necesarios”, aceptar limosnas de narcotráfico, y si Emilio González desea “consagrarse a Dios” y gastar dinero de su propio bolsillo, pues que lo hagan. Eso nadie o casi nadie lo discute.
Y les asiste toda la razón a quienes muestran reacciones de repudio e indignación. Sí, por parte de ciudadanos, esas “minorías” tumultuarias cuyos reclamos no se hicieron esperar, y hasta ahora parecen ser suficientes, pues al menos ya levantaron ámpula, soliviantaron al Cardenal Sandoval ante los micrófonos y rebasaron los cálculos de las cortes mediáticas y políticas tanto del gobierno y la iglesia que tienen su asiento en Jalisco.
¿Y cuál fue su respuesta?, ambos salieron a exhibir su poco tacto político e insensibilidad ante los reclamos; pero también los sofismas patéticos de la derecha toda, argumentos de autoengaño y encubrimiento que se caen por sí solos. Ahora tratan de eludir responsabilidad, ya no digamos moral, sino legal. Tratan a costa de lo que sea retener y justificar el uso, la posesión y destino de los recursos.
Doble perversión.
Ridículamente llevan a la palestra temas que no están a discusión. Y en esa medida su reacción, -en un alto grado previsible-, desnuda por completo la perversión de principios sociales y hasta del dogma mismo de la iglesia. Tienen la pretensión de crear un engaño colectivo, enfriar el caso, para hacer inexpugnables los dineros entregados y que no se aplique la ley.
El gobernador por su parte aprovecho su agenda pública semanal para hacer una retahíla de argumentos falaces muy a su estilo; abusando, torciendo la realidad del concepto empleo, incluso justifico el despilfarro pues este viene de los “ahorros” del último ejercicio del erario. Es absurda su postura, primero porque nadie le discute al gobernador la transparencia en la aplicación del “mega donativo” en el Cristero Tour, ni que esta se dé ya concluida la obra, uno porque es un sinsentido dado que la iglesia no es auditable ni fiscalizable y dos porque es ilegal e ilegitima la entrega de los dineros. Origen, medio y destino son las cosas que están mal, cosas que hasta para un niño de pecho no cazan, no concuerdan.
Saben bien que el origen de los recursos es público, ergo, debe ser aplicado estrictamente en obras de interés o servicio público, el estado está obligado por ley a guardar un carácter laico y velar por las demandas colectivas no de intereses privados, de televisoras, ni de culto, san se acabó. Pero eso les importa un vil rábano. ¿No estamos en el siglo XXI?, ¿no se supone que este debate del estado laico y la separación iglesia- estado ya estaba bastante masticado? Pues en el Jalisco feudal o en The jalisquillo world, eso, todavía no ocurre del todo.
En segundo lugar tampoco está a discusión la creación de empleos; --el gobierno sólo crea empleos para la parasitaria burocracia de su partido--, si acaso coadyuva, es decir, genera las condiciones para la inversión, que deben lograrse por medio de infraestructura pública, cuyo dominio y utilización sean de carácter, interés y uso general.
De ahí que el gobierno no está para impulsar la creación de iglesias, ni para producir empleos vendiéndole el alma al diablo, al narco, ni pactando con Dios al costo que sea y con quién sea. La falacia es inevitable, es despreciable el maniqueísmo de jugar con el argumento la necesidad de empleo de millones para satisfacer intereses creados y de su propia imagen pública.
Empero, el argumento “crear empleos” les sirve para desviar la atención sobre la ilegalidad del “donativo”; si con estos argumentos Emilio quería disfrazar su falsa mojigatería y su estrategia legaloide se equivocó. Y para quién tenga dos dedos de frente es cuestionable también el presunto fanatismo de Emilio como inocultable su proyecto personalísimo que de cristiano no parece tener nada. ¿Mentira o autoengaño de estos actores? No le busque más, por ahí viene la respuesta.
Y si alguien quería una prueba de la complicidad de la iglesia católica, de su cinismo, pues no hay más que consultar al órgano informativo dominical de la Arquidiócesis de Guadalajara, El Semanario, dónde se señala en su editorial: “… El cuestionamiento al donativo que entregó el gobierno del estado para la construcción del Santuario de los Mártires, realizado en diversos medios de comunicación, pone en peligro la fe de los creyentes… los fieles, a pesar de haber sido educados cristianamente, se encuentran subjetivamente en el peligro, al menos, de dudar de su fe”…
- Y así siguen con cosas como: “En general, la población de Guadalajara ha tenido cierto temor a las grandes obras”. (Sic)…Insistimos, la cuestión no es la creación de complejos religiosos, que construyan los que quieran, lo que se cuestiona es la aplicación de recursos públicos en los mismos.
A reserva de a quién le pueda preocupar que la iglesia pierda fieles, es evidente el maniqueísmo del Semanario, y esta complicidad, este actuar de la iglesia católica, --de su jerarquía concretamente-- es el camino más seguro para que esta pierda creyentes, claro si les preocupa tal cosa; empero ese es un debate para los creyentes, y si a alguien habría que cuestionar en principio es a la élite eclesiástica, la misma que está orillando a la grey a la provocación.
Iglesia y gobierno quieren hacernos creer que lo que se cuestiona es la fe y la limpia aplicación de los recursos, que se cuestionan la creación de empleos o de santuarios, que si el gobierno ahorra puede derivar los recursos a dónde se le pegue la gana; vueltas y más vueltas para justificar lo injustificable.
Ambos asumen una razón moral superior por encima del sentir popular; el derecho divino por un lado, y la razón de estado de crear empleos precarios al costo que sea y que los trabajadores sean reclutados por la iglesia católica.
En ambos casos el fin es la defensa a ultranza del trasiego de recursos, y sí, en efecto, usted comprenderá el lenguaje franco: nos chingaron, nos robaron el dinero—de nuestros impuestos--. Es clara la perversidad de sus acciones y premisas y que por tanto no les importa el juicio que la sociedad haga sobre su actuar.
¿Y para cuándo devolverá la iglesia a mutuo proprio los 90 millones de pesos, ¿y cuando Emilio González reconocerá su descaro discursivo...cuando buscará reintegrar ese dinero al erario público?, ¿y para cuando atenderá alguna recomendación de la CEDH? La respuesta es nunca; para que ni los espere.
roblesgerman@prodigy.net.mx
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