Por Federico Arreola
Sendero del Peje
En los mítines de la resistencia civil la gente invariablemente corea esta consigna: “¡Es un honor estar con Obrador!”. Pues bien, en la Feria del Libro de Guadalajara, cuando Rius presentó a los artistas que hacen la revista El Chamuco, de la que soy el administrador, pensé: “Es un honor estar con estos moneros”. No sólo son los mejores por su humor y por la excelencia de sus dibujos, sino también por su autoridad moral y por su calidad humana.
Rafael Barajas, El Fisgón, aparte de que es uno de los grandes intelectuales de México, es un hombre comprometido como pocos con la causa de la democracia. Antonio Helguera, también. Y lo mismo puedo decir de Hernández, de Rapé, de Patricio, de Cintia Bolio y del más importante de todos ellos, Rius. Estos moneros, con excepción de Patricio que no asistió, realizaron en la FIL una presentación sencillamente maravillosa. Qué inteligentes son. Y qué críticos. Con muy buen sentido del humor, hicieron pedazos a Vicente Fox, a Elba Esther Gordillo, a Felipe Calderón, a Jesús Ortega y a Juan Camilo Mouriño, entre otros.
Admito que en cierto modo me preocupé cuando, en la enorme pantalla de aquel auditorio de la FIL, Hernández presentó su extraordinario cartón sobre “Juan Camilo Gaviota”. Volteé a ver a El Fisgón, que estaba a mi lado, y le dije: “Eso sí es fuerte”. El público tuvo la misma reacción que yo, a juzgar por el tono de las exclamaciones y por el nivel de las carcajadas. Hasta aplausos hubo por el dibujo del fallecido secretario de Gobernación.
Según información confiable, el contenido del cartón de Hernández rápidamente fue conocido en Los Pinos, donde alguien se molestó lo suficiente como para hacer llegar, de inmediato, un reclamo a la organización de la FIL.
Cuando supe eso, me sentí todavía más orgulloso de trabajar con los chamucos. Porque en el periodismo mexicano son estos moneros, y no los analistas, los que mejor cumplen con la función que todo periodista debe desempeñar: la de ser un contrapeso del poder.
Como le dije a El Fisgón por teléfono, sólo la gente de poco criterio o muy comprometida con el gobierno puede considerar ofensivo lo que hizo Hernández. En primer lugar porque el luto ya pasó, y en segundo porque, excediéndose, Felipe Calderón no permitió que Juan Camilo Mouriño descansara en paz al colocarlo, con tantos homenajes como le ha hecho, en el centro de un debate nacional: ¿es Mouriño un héroe de verdad? Como Calderón, usando el poder de Los Pinos, así ha querido presentarlo, lo correcto es que la población discuta acerca de si el personaje en cuestión tiene o no los méritos para esa distinción. Habrá muchos que piensen que sí, que Mouriño murió en un acto heroico. Allá ellos. Pero, sin duda, muchos otros pensamos que no hay tal, tal como lo manifestó Hernández con su cartón de la FIL.
Por lo demás, el que tendrá que dar una explicación acerca de lo ocurrido es el presidente de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Raúl Padilla, ya que la presentación de El Chamuco estuvo rodeada de demasiadas cosas extrañas. Menciono solamente dos: la primera, que antes de que diera inicio, a cientos de personas se les dijo que el evento se había suspendido, me consta; la segunda, que los organizadores no permitieron, argumentando falta de tiempo, que hubiera sesión de preguntas y respuestas, a pesar de que no había en la sala de conferencias ninguna actividad programada en las siguientes cuatro horas.
Raúl Padilla tiene la palabra.
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::
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