Jorge Gómez Naredo
Parte I
publicado en La Jornada Jalisco
Fotos: Carmen Robledo,
Luis "El AbueLO", Cesar Huerta
Luis "El AbueLO", Cesar Huerta
Los que no tienen alma
Cuando el escritor lusitano António Lobo Antunes se levantó de su silla y se dirigió al estrado para hablar, los asistentes al salón donde estaba siendo inaugurada la Feria Internacional del Libro de Guadalajara no se imaginaba lo que diría. Él, en un perfecto español, delineó dos frases que todavía se escucha en muchos oídos, que no han dejado de retumbar en los aposentos de la Expo Guadalajara: “quien no tiene dinero, no tiene alma”, por eso, mi literatura busca “hablar por quienes no tienen voz y a quienes les han quitado el alma”. ¿Cuántas personas hoy, en este país, en el mundo entero, carecen de dinero?, ¿a cuántas les han robado el alma?
Ugalde, el héroe de sí mismo
Luis Carlos Ugalde presentó en la FIL su libro Así lo viví. Iba vestido de manera impecable: traje negro, corbata tinta con rayas azules y zapatos recién boleados: un dandy, pues. Al escuchar la presentación que de su libro hizo el académico Alfonso Hernández, la mirada de Ugalde parecía estar lejos: quizá en el futuro, quizá en el pasado, quizá era la mirada de la historia, de una historia que se ha convertido en una pesadilla para un pueblo entero.
Ugalde tomó la palabra y pronto la dejó: no más de cinco minutos. Una presentación, digamos, breve, corta, pequeñita. Él quería que la gente le preguntara, que lo cuestionara y lo interrogara. Él quería ser el foco de atención. Y lo fue. Las preguntas, como suele pasar, se transformaron en comentarios, y los comentarios, en este caso, mudaron rápido a reclamos: “traidor”, “Ufraude”, “usted tiene el rostro del cinismo”. Luis Carlos se veía feliz, había logrado lo que buscaba: ser el foco de atención. Para bien o para mal, el foco, el único foco de atención. Seguramente rememoró aquel 6 de julio de 2006 cuando todos los canales de televisión, todas las radiodifusoras y todos los reporteros esperaban sus palabras, y sus palabras mostraron prontamente indicios de un gran fraude electoral. Ahora, en la presentación de su libro, Ugalde nuevamente era el foco de atención. Y eso le gusta, le encanta, lo deleita totalmente, aunque tuviera que salir por la puerta de atrás, aunque siempre, y quizá por el resto de sus días, tenga que salir por las puertas de atrás: las muchas, las incontables puertas de atrás.
Los pendejos amados y el canal de la diversión
Las presentaciones de libros suelen ser actos con una lógica establecida y bien conocida: alguien modera, alguien presenta y otro alguien, que es el autor, habla de la obra. Es el momento de los halagos, la lisonja y el elogio: “la obra perfecta”, “acertó el escritor en el tema”, “¡el manejo del lenguaje, impecable!”, “la historia atrayente” y un largo etcétera. Pero hay presentaciones extrañas y caprichosas que no cumplen con los cánones fijados. Fue el caso del libro de Antonio Garci, Por qué las mujeres aman a los pendejos.
Los presentadores: Andrés Bustamante, en su papel de Ponchito, y el monero tapatío Trino. El público rió: carcajadas y más carcajadas. Es un arte eso de hacer que la gente sonría; y el autor y quienes presentaron el libro dominan a la perfección dicho arte. Trino buscó acercar al público la obra de Garci: “todos los que nos consideramos pendejos lean este libro para que vean que las relaciones con las mujeres están de la chingada”.
Andrés Bustamante y Ponchito, que son lo mismo pero no son iguales, aprovecharon la presentación del libro para explicar el por qué de la salida del aire de su canal televisivo Ponchivisión: “chupó faros” porque hubo mucha competencia, muchos canales cómicos robaron la audiencia, en especial, El Canal del Congreso. Visiblemente acongojado, Ponchito comentó: “no se puede competir en el ámbito cómico con esos maestros de la risa”.
Los Tigres de la palabra
La FIL suele ser el evento de los literatos, de los académicos, de quienes con las palabras llenan hojas y hojas de papel. Parece una vitrina donde el público (el gran público) mira a los escritores, los escucha, los observa y, en algunos casos, los saluda. Quizá, de vez en cuando, hay variaciones, pequeñas desviaciones a esta lógica. Pero en general, todo se respeta: hay leyes no escritas que se obedecen.
En esta FIL 2008, sin embargo, algo se rompió. O algo se innovó. Los Tigres del Norte, el popular grupo sinaloense de música norteña, compartió espacio con literatos. El causante de este extraño encuentro fue el escritor español Arturo Pérez-Reverte, quien mencionó: “México es imposible de entender sin el corrido, sin un tipo de música donde Los Tigres fueron pioneros”. Sin sus llamativos atuendos, Los Tigres (todos iban de riguroso traje) llegaron a la FIL y pocos los reconocieron. Y es que esta feria, algunos dicen, es para las letras consagradas, para los grandes de la literatura.
Pero Los Tigres del Norte no están tan alejados de la FIL. Tienen algo en común con los montones de libros que se apilan (la mayoría extremadamente caros) en cada uno de los stands de la feria: cuentan historias. Historias que narran las cuitas de un país, las felicidades de un pueblo, los sufrimientos de la gente. Historias que son corridos, o narcocorridos, y que dibujan una realidad que, en lo alto de la política y dentro de los círculos de la “gente bien”, se pretende negar. Élmer Mendoza, sinaloense también y ganador el año pasado del Premio Tusquets de Novela (que, por cierto, este año quedó desierto) lo resumió nítidamente: “Los Tigres no están inventado una realidad, están contando lo que es el México de hoy: ellos registran, son periodistas, novelistas y ensayistas”. Esto sucedió a pesar de que algunos, al ver a los populares sinaloenses narrando cómo elaboran sus corridos, dijeron, con tono de enfado: “esto va en decadencia, mira nomás a esos nacos”.
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::
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