Páginas

::::

lunes, abril 14, 2008

Opinión.- Germán Robles

Código Político
Germán Robles
14 de enero de 2008

___________________________________________________________________

Privatización, la palabra que los demolió.

Los significados y significantes a los que el señor “legal”, PRI y AN, así como los medios comparsas no han podido hacer frente.

Si la mayoría de los mexicanos y por tradición constitucional se ha querido mantener la rectoría toda de la industria petrolera, y debe así, seguir siendo sustentable, muy nuestra extravagancia, ¿no creen?

En el código político del pasado 10 de abril,-- un día antes de la toma de tribunas en Xicoténcatl y San Lázaro--, señalábamos lo siguiente a modo de adagio: “PRI y AN van decididos con todo en aprobar en lo fundamental su reforma, en una puerca jugada política bien planeada; y la reacción, por tanto, debe ser de contundencia política también”.

Y en efecto, ante lo que se anticipaba como un “albazo” legislativo, vino una reacción política, esto es en las cámaras del Congreso, con la toma sincronizada de las tribunas parlamentarias por parte de diputados y senadores del FAP; pero esta pija, más allá de que escandalice a los mismos medios, actores y políticos de siempre y reconforte a la plebe nacionalista y que en algún sentido apoya a Andrés Manuel López Obrador; no puede tener éxito si no tiene la otra parte, el taquete, que es la movilización social, la misma plebe, que desde abajo va en defensa del petróleo y claro está… que esa parte sí existe.

De tal modo que se confirma una resistencia cívico política en torno a la defensa de Pemex ante intenciones privatizadoras, y eso, dicen entre pasillos está reventando los ánimos del señor “legal” --y a uno que otro Chucho--, padre putativo de dichas intenciones y que pretende como reforma -- vía manoseo de leyes secundarias--, que por cierto, según expertos y académicos pueden caer en contradicciones, ergo, violaciones de tipo constitucional.

Y desde luego que no se ocupa ser un experto en materia constitucional y petrolera para saber del temor que al señor “legal” y a sus cortes lacayas le han provocado la interpretación semántica de su “reforma energética” que con toda razón no es bajada de privatizadora.
Desde hace cinco meses que arrancó todo este debate sobre Pemex el señor “legal” se ha encargado de decir que “Pemex no se privatiza”, y tanto él como su grupo de asesores, --comandado por el señor Mouriño Terrazos y los estrategas jurídicos de sus empresas--, así como también asesorado por las compañías petroleras americanas, se encargaron de hilar cuidadosamente la iniciativa de reforma, para esconder los cochupos, y crear los eufemismos necesarios para que en los medios electrónicos y la intelligentsia orgánica, su hueso, tuviera “carnita” argumentativa mínima, al menos para justificar la reforma. ¡Y desde luego! Que en la sociedad civil no se leyera en ninguna parte la palabra “privatización”.

Pero como en lingüística, como en la lógica formal y aún en política no hay eufemismos, ni sofismas patéticos que superen al lenguaje de la razón misma, es que en Los Pinos no hallan como esconder sus negocios e intenciones de privatización, ni como reponerse del tiro que les salió por la culata al ver como no prosperó como querían –más allá de sus clientelas-- la estrategia política del cortometraje “el tesorito, escondido en aguas profundas” --un cuento también contado por Paty Chapoy, Chabelo y por estúpidas expulsadas del cielo como nuestra Jacky--; ni tampoco el mensaje del “legal” en cadena nacional. Y por ello, con el pretexto de la toma de la tribuna, van con todo en la “cargada” de denigración mediática de sus opositores, en particular de AMLO.

Y claro, como la mayoría de tontos que somos los mexicanos, el señor “legal” y su horda entreguista pensaron que por no poner la palabra “privativo” o “privatización” en su iniciativa de reforma, no iba a haber tal cosa… ¡Ahh!..., cosas de la semántica; y si en la Constitución que es de los pocos lugares donde la idea o palabra privatización no se escribe, más sin embargo si se interpreta, si significa; es entonces que por medio de los perversos significantes como “reforzar a la industria”, “abrir la participación”, etc.; podemos encontrar la ruta hacia la trampa.

Y como diría el refranero político mexicano: “Quién hace la ley, hace la trampa”.
Y claro, que se pretende privatizar, y eso no es un dicho sólo de AMLO y sus huestes, como mera tenaza política, sino un punto a su favor en la defensa de la soberanía y rectoría estatal de Pemex, del petróleo en todas sus áreas. Por si fuera poco las pasadas experiencias privatizadoras que han llevado PRI y AN, han resultado un fracaso, entonces, existe el temor, la duda y la desconfianza no sólo de la mayoría de los mexicanos sino hasta de los mismos responsables, y así como negar que la idea privatizar "topo con pared".

Pero no sólo es una cuestión semántica, sino un cálculo político por el cual el señor “legal” no se fue directo a una reforma constitucional, --no le alcanzan los tiempos legislativos, ni los levantadedos-- aún cuando así lo quería hacer; pero eso no lo salva. Por ello, es recomendable, consultar a los académicos y políticos que escribieron el día de ayer domingo 13 de abril en el diario La Jornada a respecto del debate sobre Petróleos mexicanos, tales como Arnaldo Córdova, Rolando Cordera Campos, Antonio Gershenson y rescato sobre todo un atinado punto de vista de José Antonio Rojas Nieto, que en su artículo titulado “Reforma energética, reforma constitucional” hace alusión a la marrullería y perversión jurídica de la reforma que pretende el señor “legal”, que a la letra dice:

“¿De qué se trata la reforma energética que promueve el gobierno actual? De un cambio radical en la tradición constitucionalista de México. Se reinterpretan los artículos 27 y 28 de la Constitución. ¿Por qué y cómo? Porque en el artículo segundo de la propuesta de Ley Reglamentaria que formula el gobierno se dice: “Sólo la nación podrá llevar a cabo las distintas explotaciones de los hidrocarburos que constituyen las áreas estratégicas de la industria petrolera en los términos del artículo siguiente…” (el tercero que cito enseguida).

¿Qué significa? Que al interior de la industria petrolera, el actual gobierno establece una diferenciación entre áreas estratégicas y áreas no estratégicas. ¿Para qué? Para reinterpretar la exclusividad que la Constitución otorga a la nación en materia petrolera, y reducirla solamente a las áreas estratégicas. ¿Cuáles serían éstas? De todas las señaladas en al actual artículo tercero de la Ley vigente (exploración, explotación, refinación, transporte, almacenamiento, distribución, ventas de primera mano y de los productos que se obtengan de su refinación, y lo mismo para el gas natural y los petroquímicos básicos), se eliminan, por una parte, las del transporte y el almacenamiento indispensables y necesarios para interconectar la explotación y la elaboración del gas natural. Y, por otra, la de la distribución de derivados del petróleo, pues sólo se considera estratégica la distribución del crudo”. Fin de la cita, de los dos primeros párrafos.

Y ese es el meollo del asunto, la intentona de reinterpretar la carta magna en sus artículos claves como el 27 y 28, donde en ningún momento en la ley general, se hace ni la más mínima alusión a diferenciar las áreas estratégicas de los recursos naturales propiedad de la nación.

De ahí el engaño, pues el “legal” nunca habló de privatizar, pero si lo pretende, no lo dice, ni lo hace directamente textual, pero llega finalmente a eso. Y en su iniciativa lo quiere hacer por medio de trampas y tergiversación conceptual del texto constitucional, y claro que no los acusamos de estúpidos, sino de farsantes al querer maquillar la clara privatización por medio de la normatividad secundaria. Le dieron a AMLO la razón dos veces, y por ello la satanización que se hace del mismo y de su lucha en medios no tiene sustento para justificar su intentona privatizadora.

Por eso, la cólera, la virulencia y desconcierto con los que han reaccionado el panismo, periodistas afines, como Ciro Gómez Leyva y Ricardo Alemán, y el partido del pensamiento único –Televisa—así como priístas, panistas de cúpula y empresarios.

Porque no saben disfrazar la palabra “privatización” que los ha demolido, y porque sus argumentos legales están perdiendo sustento para justificarla; han cambiado la discusión sobre Pemex, sobre si hay o no privatización por la de golpear a AMLO; es decir, desviar la atención de lo fundamental. Y claro, una perla, como la Erick Guerrero Rosas en TV Azteca diciendo que el gobierno nunca privatizará Pemex porque no le conviene “matar a la gallina fiscal de los huevos de oro”. Como si privatizar fuera sinónimo sólo de vender, regalar o deshacerse de algo; como si la brutal ordeña fiscal de Pemex fuera el mejor título de propiedad. Que no lo engañen. Es ridículo el punto del periodista.

Pues lo que no dice es que cuando se habla de la privatización de Pemex no sólo se alude en sentido estricto a la vulneración o perdida de la propiedad del estado o la nación en sí, sino por el contrario, la propiedad para sí. –Así como Pemex es, en principio, propiedad de los mexicanos para sí, no en sí; de ahí la falacia de los petrobonos—Y aún sin perder la propiedad, sí se puede perder la rectoría, privatizar áreas secundarias de la industria, y así también perder el uso efectivo de la empresa para estatal; es decir su posesión efectiva. Lógica marxista y sentido común para quién tenga dos dedos de frente.

Ante la evidente falta de argumentos, y con los tiempos legislativos encima, a los que pretenden ceder a Pemex a la iniciativa privada, lo único que les queda es distraer el debate de fondo y descalificar a AMLO y su movimiento. Y el precio al que se llegó para respaldar al señor “legal”, seguro es alto, ya sea por carretadas de dinero, contratos y petroespejitos, perdone usted…petrobonos a los cuales sólo podrían acceder los ciudadanos bancarizados entre los cuales se encuentran pudientes estúpidos y wannabes que fueron mentalmente amasados con el cortometraje “Tenemos un gran tesoro enterrado en el fondo del mar”. Por ello el visto de bueno de no pocos de ellos.

¿Y qué hacen los medios?, Pues como dijimos, satanizar a AMLO y achacarle todos los males; al tildarlo de “violento e intolerante” a él y su movimiento, por la toma de las tribunas legislativas, por ser “autodestructivo”, “un troyano del PRI que destruyó al PRD” y otras cosas más.

¡Sí, que malo! Todo un ogro. Qué falta de argumentos, no sólo para eludir un serio debate sobre Pemex, sino para solapar, callar sobre la pretendida privatización que está en puerta.

En el tintero.

Y mientras en Jalisco, a falta de una movilización significativa para la defensa del petróleo, algunas “minorías” se han dado a la tarea de protestar y marchar ante los despilfarros y desvíos de recursos cometidos por el señor González Márquez beneficiando a televisoras e iglesia, en particular por el “Macrolimosnazo” y se ha llegado a un número record de quejas para un funcionario público en la CEDH, superando las dos mil, en contra del mismo González Márquez.

Bien por la movilización, convocada por diversas agrupaciones y organizaciones civiles, incluidas los clubes de mujeres demócratas y el club congresista ciudadano de diputados autonombrables. Vale la movilización así sea testimonial. Y vale más cuando se está curado en salud y se sabe de antemano que la iglesia católica y Emilio González ni locos de remate que estuvieran van a devolver los 90 millones de pesos robados, que no pisarán la cárcel y pasarán impunes. Suerte a los manifestantes entre los cuales se incluye el que escribe.

Y dos notas buenas, para su servidor y seguro para muchos, la victoria de Chivas en el clásico y la mega derrota de los roji jalisquillos del Atlas con seis tantos de Santos allá en Torreón.


roblesgerman@prodigy.net.mx



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2008::



No hay comentarios.:

radioamloTV