Hostigamiento a ONG no evitó que instalaran altar de muertos en El Salto

Vecinos colocaron fotos de sus parientes fallecidos por cáncer a causa de la comtaminación en la zona

Se dicen molestos por declaraciones de la SSJ de que la polución sólo causa enfermedades en la piel y ojos

Imágenes de algunas de las víctimas de la contaminación en el río Santiago Foto: HECTOR JESUS HERNANDEZ

RAUL TORRES

Si el secretario de Salud necesitaba nombres, aquí unos cuantos: Rafael Pérez Luna, María Elena Bonilla Pérez, José Luis Cuéllar, José Gómez, María Inés Valdez, Juan Carlos Venegas Aranda, Ruth Contreras Castañeda, Beatriz Rivera, María Eugenia López, Cecilia Herrera Cuevas, Raúl Herrera Cuevas, Laura Miranda Gil, Hilda Marisol Luévanos Venegas, Eduardo Bonilla, J. Dolores Enciso, Meria Eugenia López. Todos ellos, habitantes de El Salto y Juanacatlán que fallecieron a causa del cáncer que, según sus familiares, provocó la contaminación del río Santiago; muchos, oficialmente muertos por causas distintas a la que padecieron.

Desde la noche del jueves, los miembros de las organizaciones que convocaron a realizar un altar en memoria de los muertos que ha provocado la severa situación de contaminación en esa región, comenzaron a trabajar y fueron hostigados por elementos de la policía, de Tránsito y personal de Inspección y Vigilancia del municipio de El Salto. La intención era que no se instalaran a lo ancho de la calle Real, en su cruce con la calle 300.

Después de algunos momentos álgidos en los que los organizadores se sintieron intimidados por los funcionarios, que les tomaron fotografías para identificarlos, y del intento de quitarles la cámara a los estudiantes que documentaban todo lo sucedido, quienes convocaron a esta movilización lograron instalar el altar en el que una cascada artificial con agua jabonosa aludía al deterioro de lo que algún día fue el principal atractivo de la zona, también conocida como “El Niágara mexicano”.

Los vecinos que se dieron cita en torno al altar colocaron fotografías de sus parientes muertos por cáncer, dieron testimonio de cómo la contaminación afecta sus vidas y del enojo y desconfianza que sienten hacia las autoridades, que hasta ahora se muestran incapaces y con poca voluntad para resolver el problema.

Las declaraciones que ha hecho el secretario de Salud Jalisco, Alfonso Gutiérrez Carranza, respecto de que la contaminación en esa región sólo causa enfermedades en la piel, ojos y vías respiratorias, molestan a los habitantes de El Salto y Juanacatlán, pues aseguran que son ellos quienes han visto padecer y morir a sus familiares a causa de la polución.

“Llegamos a vivir del río, a comer de lo que ahí pescábamos, ahí aprendimos a nadar y ahora ese río nos está matando”, lamentó uno de los oradores; “este altar representa a los que se “nos adelantaron” por razones injustas. Muchos, estamos seguros, murieron por el simple hecho de vivir en El Salto o en Juanacatlán. Nomás por respirar un aire igual al que hoy respiramos. Sospechamos que otros fallecimientos también por causa de la contaminación. Nuestras sospechas no pueden ser confirmadas, porque las autoridades de Jalisco y federales no han cumplido su obligación de investigar a fondo las causas de muerte de nuestros paisanos, nuestros amigos, nuestros familiares. Sin investigar, el gobierno nos dice que aquí no pasa nada. Y como ‘no pasa nada’, el estado, al que todos pagamos impuestos, no frena la contaminación y la muerte en nuestros municipios”, secundó otro.

No sólo la desesperación, el enojo y la incertidumbre de quienes padecen a cada día este problema quedó de manifiesto el día de ayer en El Salto, sino también esos errores que el mismo Gutiérrez Carranza admitió como posibles y que “maquillan” las estadísticas de muerte en estas dos comunidades al no mencionar el cáncer como causa de muerte en las actas de defunción.

Valga una muestra: Hilda Marisol Luévanos Venegas falleció a causa de leucemia el 3 de enero de 2006, la enfermedad se le detectó desde el 23 de junio de 2005 y llevó todo su tratamiento en el Hospital Civil Juan I. Menchaca de Guadalajara; sin embargo, en su acta de defunción se indica que la causa de muerte fue un paro cardiorrespiratorio y no la leucemia.

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