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lunes, noviembre 19, 2007

Opinión - Monica Perez Taylor

Una verdad de Estado

Hay que observar cómo la simbiosis entre el poder y los medios de comunicación se acomoda a partir del parteaguas Tabasco. En especial la relación con el dupolio televisivo

Mónica Pérez Taylor
MURAL - 17 Nov 2007

Con un poco de ayuda de su amiga la Luna llena, el principal sospechoso de la catástrofe en Tabasco es el cambio climático, dice Felipe Calderón, y lo secundan los merolicos en la tele, la prensa y en todo el espectro radial para establecer una verdad de Estado y evitar la obligación moral de encontrar una verdad científica y consensuada que pudiera importunar.

La propaganda directa al sentimentalismo del mexicano nunca falla: es tiempo de sacar a flote todo nuestro amor por Tabasco. La solidaridad que venden Televisa y TVAzteca es falsa y de ocasión, chafa y acomodaticia: dona, deposita, redondea, calla y sigue viviendo en la fábrica de los sueños. Un melodrama.

Si grupos o personalidades progresistas exigen una investigación a fondo es por la evidencia de que, por intereses políticos y económicos, se excedieron los límites de seguridad y pusieron en peligro a más de 2 millones de personas. Pero comunicadores mala leche dicen que se trata de un complo, insensibles a la inquietud de la mayoría, a los muertos, heridos, desaparecidos y damnificados. En cambio, envían a la delincuencia organizada transnacional y nacional un mensaje de impunidad. A los que tenemos valor para señalar a sospechosos de negligencia y corrupción y, que pretendemos que por una vez, ¡caray!, pague alguno de los canallas, se nos ve como buitres panteoneros, entre otras grotescas metáforas vertidas en desahogos virulentos.

Un juego de palabras que la voz popular hizo hace muchos años de Televisa y TVAzteca es tomado como la ultraofensa de la vida, como si en la desesperación de conminar a una solidaridad inmaculada se sacralizaran los logos. Tanta ofuscación impide analizar que la crítica es precisa por la denigración de la persona y de la moral que se promueve en millones de hogares, con el increíble torrente de pornografía, vulgaridad y demagogia que ofrecen las principales televisoras, y su tremenda capacidad desorientadora y corruptora en el público sencillo y generoso del país. Su preocupación es que la gente no piense y permanezca inconsciente de su miseria.

Dejan que el rey vaya desnudo haciendo el ridículo frente a la comunidad diplomática y científica nacional e internacional. Llama la atención la ausencia del Nobel Mario Molina, asesor personal de Calderón. Supongo que acompañarlo en su, de antemano, fracasada empresa de plantar millones de arbolitos para combatir el cambio climático es una cosa, pero sustentar su peligrosa verdad de Estado es demasiado. Calderón está rodeado de aduladores que ya lo defraudan y traicionan.

Son los mismos de siempre. Son serviles con los de arriba y prepotentes con los de abajo. Nos han escamoteado capítulos enteros de nuestra historia, dejándonos indefensos. Repiten una y otra vez la misma fórmula. Mintieron al pueblo durante el sexenio pasado con eso de que todo iba de pelos y a todo dar. Ahora actúan como meteorólogos y científicos, tan solemnes, que se les puede creer.

Jamás entrevistarán al científico mexicano que nos representa en el Panel Climático ante la ONU. No veremos en sus canales un debate objetivo con especialistas sobre Tabasco. Ya les dan espacio a funcionarios denunciados penalmente y bajo averiguación previa, y el privilegio de defenderse en la pantalla, programas y artículos, y exonerarlos ante su numeroso público y lectores. Una verdad mediática y un fastidio.

Ni por equivocación hablarán sobre los documentos de las Cumbres G8+5 a las que asisten en el avión presidencial, ni de la pasada Cumbre Latinoamericana que centra el fracaso económico, la desigualdad y la pobreza extrema en el modelo neoliberal y privatizador que a ultranza defienden. De perlas les cayó lo del rey y el bellaco, para concluir que, tras ver el video una y otra vez, ¡uf!, en este mundo todos somos iguales, pero habemos unos más iguales que otros. Nunca dirán que 9 de cada 10 mexicanos estamos en riesgo de padecer inundaciones. Su audiencia nunca sabrá que son pobres porque lo que impide el crecimiento económico y la libre competencia en México son los monopolios. Y cuando se cuestiona el dogma de las elecciones más puras, su reacción alcanza para llamar al brillante Mandoki el Leni Riefenstahl de El Peje.

No hace falta hacer una lista de a quiénes me refiero. Una de ellas necesita reconocerse como la periodista que más se reconoce a sí misma de todo México; otro es puré de papa. Todos están hasta en la sopa. A esos extremos llega su egolatría y el culto a su personalidad con la que aletargan a sus víctimas. Pero como el rey, van desnudos.

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2007::

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