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viernes, noviembre 16, 2007


Cumbre Iberoamericana, detrás del grito del rey.
Por Lorenzo Carrasco


Reseña Estratégica, 16 de noviembre de 2007 (www.msia.org.br).-
El acre intercambio verbal entre el presidente Hugo Chávez y los jefes de Estado y Gobierno de España, al clausurarse la Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile, provocado por las duras acusaciones del mandatario venezolano al ex presidente del Gobierno de España José María Aznar, además de remover el tedio tradicional de dichos eventos, puso de manifiesto algo más que una riña personal entre ambos. Como hemos documentado en varias oportunidades, Aznar ha sido uno de los principales abanderados de un auténtica "fuerza de ocupación" económica que actúa intensamente en toda Iberoamérica desde la década pasada, centrada en ancestrales intereses del bloque anglo-español, políticamente socios de los neoconservadores que dominan el actual gobierno de los Estados Unidos con sus delirantes designios de dominación.

El núcleo del lado español del bloque está integrado por los bancos Santander y Bilbao Vizcaya (BBVA), la empresa petrolera Repsol y el conglomerado de telecomunicaciones Telefónica, de antiguos vínculos con los intereses representados en el Royal Bank of Scotland (RBS) y otras casas bancarias británicas de abolengo. Por su voracidad, tales intereses han desatado enorme repudio en la región, donde ya controlan, por ejemplo, gran parte del sector bancario (más del 60% en manos extranjeras).

En cuanto a Aznar, cuya carrera política se encuentra estrechamente unida a los intereses representados en el banco Santander, su mandato en el Palacio de la Moncloa (1996-2004) sirvió de trampolín para la embestida en varios países del continente con surtidas maniobras. Dígase de paso que, aunque sea ideológicamente antagónico a Aznar, el actual presidente español José Luís Rodríguez Zapatero mantiene el apoyo del gobierno de Madrid a tal influencia española.

El mismo rey Juan Carlos I no es ajeno a la estrategia "atlanticista" anglo-española. Sus vínculos con la casa de Windsor sirven de espejo al acuerdo bancario Santander-RBS, este último uno de los bancos preferidos de la casa real inglesa.

En abril de 2002, cuando se realizó el frustrado golpe de Estado contra Chávez, el embajador español en Caracas fue, además de su colega norteamericano, uno de los diplomáticos extranjeros que corrieron a felicitar al "presidente" entronizado por los golpistas, el empresario Pedro Carmona. Tras su derrota electoral en 2004, Aznar recibió de los neocons la tarea de reorganizar a los grupos de la derecha liberal en Europa e Iberoamérica, bajo el mote de un "nuevo atlanticismo" para incluir a Iberoamérica como miembro del bloque anglo-americano. Tal tentativa abarca operaciones de desestabilización contra sus potenciales o reales opositores, como las dirigidas contra Chávez. También ahí constan las sucias maniobras enfiladas contra el ex candidato presidencial de México, Andrés Manuel López Obrador para evitar por medio del monumental fraude electoral su llegada a la Presidencia del país, en las que Aznar y socios tuvieron participación directa con la venia de Washington.

Por lo anterior, no sorprenden los banderillazos de Chávez contra Aznar, que dieron pie a la airada respuesta del rey Juan Carlos I de Borbón, que en el tropezón dejo la sospecha en el aire de que el monarca tenía conocimiento previo del golpe de abril de 2002. Aunque no se sepa sí Chávez tenía plena conciencia de la extensión de los intereses que respaldan a Aznar, y al propio rey de España, específicamente el contenido británico, el hecho es que la nefasta influencia de los pulpos económicos españoles cada día es más objeto de repudio, aunque con diferentes énfasis . Una editorial del periódico mexicano "La Jornada" del 12 de noviembre titulada, "España: ingerencias no explicadas", es significativa:

"El avance de la integración española a la Europa comunitaria y la llegada de los posfranquistas del Partido Popular (PP) a La Moncloa implicó un realineamiento de la percepción de Latinoamérica en los órganos del Estado español. Desaparecieron los matices que diferenciaban a Madrid de Washington y los países de este hemisferio dejaron de ser vistos como parte de un universo idiomático y cultural común para ser considerados mercados, en los cuales era preciso aplicar las normas de rapiña y depredación características del modelo globalizador en curso. A medida que las economías salían del amargo trance de fin de siglo, de este lado del mar se cayó en la cuenta que las trasnacionales españolas, ya por entonces con fuerte presencia regional, no eran menos voraces ni menos implacables que las estadounidenses."

"La rapacidad de las grandes corporaciones peninsulares -especialmente las que tienen intereses en los sectores hídricos y energéticos - les ha generado conflictos de diversos grados con gobiernos de Argentina, Bolivia y con las sociedades de casi todos los países en los que tienen presencia."

"No hay que equivocarse: no es que Chávez u Ortega le hayan colmado la paciencia al rey de España, es que algunos gobiernos de este hemisferio han sido demasiado pacientes ante el intervencionismo español".


Por nuestra parte, vale reiterar que lo anterior de ninguna manera es un apoyo automático a la beligerancia permanente del mandatario venezolano o a algunas políticas internas que él ha impuesto en su país para prolongar su permanencia en el poder. No obstante, la penetración de los intereses de la casta de poder británica representados en el blanco de su irrefrenable verbo, afecta seriamente la soberanía de los Estados nacionales de la región por lo que necesita ser tratada como tal.

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