::::
domingo, septiembre 02, 2007
LA IGLESIA CATOLICA MEXICANA DEBE HACER LO MISMO
La Iglesia católica de Los Ángeles emitió la guía de conducta “Protegiendo a los niños”
Buscan frenar a curas pederastas
Restricciones estrictas al contacto, más selectividad y filtros de seguridad buscan proteger a los menores del abuso sacerdotal.
1º SEPTIEMBRE DE 2007
El Evangelio según San Juan pone estas palabras latinas en boca del Jesús resucitado para advertir a María Magdalena: “No me toques”. Reglas parecidas para todos los trabajadores de la Arquidiócesis de Los Ángeles, la más grande de Estados Unidos, buscan minimizar el riesgo de que se repitan casos de abuso sacerdotal de menores. Las medidas incluyen entrenamiento especial para que el contacto físico con menores sea “seguro”, un difícil proceso de selección de los aspirantes a seminaristas, así como filtros de seguridad aplicables a sacerdotes y personal que trabaje con menores. El precio ha sido un alto número de rechazos. Casi la mitad de los aspirantes se están quedando en los filtros, y a la fecha más de 40 mil personas han sido entrenadas para tratar a los menores con pinzas. • Los menores “deben de ser vistos como ‘individuos restringidos’, es decir, no son independientes”. • “Toda interacción con menores debe de ser observada con actitud de precaución y profesionalismo. Empleados/profesorado/voluntarios deben de abstenerse de cualquier contacto físico inapropiado con los menores”. • “Empleados/profesorado/voluntarios no deben de tener menores en sus casas sin permiso de los padres”, ni llevarlos en sus vehículos salvo para alguna actividad parroquial pero con permiso por escrito de los padres. “Los viajes/paseos para menores deben de tener suficientes adultos acompañantes y menores para evitar la apariencia de un involucramiento inapropiado con los menores”. Estas citas son parte de una guía de conducta que se incluye en el folleto Protegiendo a los niños, que publica en internet (http://www.la-archdiocese.org/protecting/espanol/politicas/adultos.html) y distribuye en inglés y español la Arquidiócesis de Los Ángeles. Era de esperarse. Apenas en junio esta instancia llegó a un acuerdo extrajudicial para pagar más de 660 millones de dólares a víctimas de abuso, con lo que se evitó ir a tribunales. La guía de 17 puntos se dirige al personal adulto que interactúa con menores en instalaciones dedicadas al culto, escuelas o durante actividades cobijadas por la arquidiócesis. Las nuevas políticas hacen énfasis en un contacto físico cuidadoso. Sacerdotes, catequistas y maestros, así como otros empleados y voluntarios que interactúan con menores, han de recibir entrenamiento para que no quede duda de que el contacto es estrictamente profesional, sin ser distante. Los cursos, disponibles en inglés y español, y con videos como material de apoyo, fueron diseñados por Virtus, un vasto programa en el que participan expertos de universidades acreditadas junto con otros provenientes del ámbito eclesial. En la arquidiócesis de Los Ángeles, más de 40 mil personas han recibido los cursos, que también pueden ser tomados por padres de familia, desde que se intrumentaron en 2004. “Aquí he aprendido a mantener las distancias”, dijo hace días un cura de Norwalk, California, al diario La Opinión, comentando el modo en que ha cambiado la vida en la Iglesia católica. “También tengo que medir mis palabras, como por ejemplo en las homilías. Trato de escribirlas por anticipado, para no cometer ningún error”. El sacerdote, Joseph Dass, no puede pellizcar en la mejilla a un niño, ni abrazarlo, pues podría ser sospechoso. Y si antes casi cualquiera podía convertirse en sacerdote, también esto cambio. Los aspirantes pasan por un escrupuloso proceso de revisión que dura de seis a nueve meses. “Examinamos todo, desde su salud, hasta su récord criminal, su historia financiera y educativa, donde trabajaron, etcétera”, explicó un funcionario de la arquidócesis de Los Ángeles. “Además, pasan por al menos dos niveles de evaluación psicológica y averiguamos todo, cómo fue su niñez y sus antecedentes culturales, su familia, etcétera”. Una agencia autorizada por el gobierno toma las huellas dactilares. En Los Ángeles, de 50% a 60% de los solicitantes no pasan los filtros, dijo el funcionario. ¿Y si las protecciones fallan?
La Iglesia católica admite que, a pesar de los filtros y de la vigilancia mejorada, pueden llegar a darse más episodios de pederastia. Las arquidiócesis tienen una oficina especializada en la asistencia a víctimas de abuso sexual, que recibe denuncias de víctimas de la Iglesia y externas. La oficina, que en Los Ángeles tiene una línea de alerta, orienta a las víctimas en el proceso para levantar una denuncia formal y notifica a las autoridades.
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2007::
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario