Jorge Gómez Naredo
Fotos: Cesar Huerta
Reporte desde la Feria Internacional del Libro
Extension Medios
Una historia del México decimonónico y del de principios del siglo XX contada por un italiano. Una presentación hecha por uno de los más afamados novelistas mexicanos del género policíaco. Una plática que va de aquí para allá, del presente al pasado, del pasado al futuro. Así fue la presentación El collar roto, novela del escritor itálico Valerio Envangelisti.
El presentador, nada más y nada menos que Paco Ignacio Taibo II. Con su acostumbrado sentido del humor y crítica, el autor de Pancho Villa, una biografía narrativa, inicia su alocución: "Valerio no es un novelista del que se le pueda hacer una presentación facilona". Y no lo es porque ha ido de un género a otro, de la novela fantástica a la historia cruda, de la novela de aventuras a la ciencia ficción. Sí, Valerio, dice Taibo II, es uno de esos escritores difíciles de catalogar, porque siempre está innovando, siempre está descubriendo nuevos caminos.
Pero, ¿por qué un extranjero contando historias mexicanas? Taibo II menciona que es "un italiano infiltrado en nuestras filas", pero un infiltrado que escribe bien, que cuenta las historias mexicanas bien y que ha ayudado a poner en el debate nacional si la historia es de los académicos, del gobierno, de los de arriba, del partido oficial o de los ciudadanos. Sí, un debate nacional que se pregunta hacia dónde vamos y de dónde venimos. Hoy más que nunca, argumenta Taibo II, la historia debe pertenecer al pueblo, no debe ser propiedad de las academias.
Antes de concluir su presentación, Taibo II imprime humor, algo que sabe hacer: "[Valerio] es tímido, pero es buena persona: es buena gente. Es un hombre bueno que escribe cosas horribles", pero cosas horribles por crudas, porque narran los sinsabores de los pueblos, sinsabores que necesitan contarse. Por eso, finaliza Taibo II, "hemos decidido sus lectores otorgarle la poca honrosa categoría de escritor mexicano".
Cuando Valerio Evangelisti toma la palabra, el público ya está, digamos, "trabajado". Es verdaderamente admirable cómo Paco Ignacio Taibo II logra captar la atención de sus oyentes. Valerio habla perfectamente español, esto quizá debido a que todos los años viene a México, en específico, a Puerto Escondido, en Oaxaca, donde tiene una casa. Su intervención aborda problemas históricos y presentes del país. En principio, trata el racismo existente en el país. Menciona que las televisoras en México siempre utilizan a personas blancas. Pone el ejemplo de Tercer Grado, un programa de "análisis político" de Televisa, donde todos son blancos: ninguno moreno, ninguno con rasgos indígenas. Solamente, dice, Brozo no es tan blanco, pero Taibo II le corrige: sí es blanco, pero no se lava. La risa del respetable no se hace esperar.
De su novela especifica que él la hizo para el público mexicano, pues ha observado en sus estancias en México que la gente sabe poco de historia, sabe lo que se le enseña en las escuelas, y lo que se enseña ahí, no es lo deseable. Valerio menciona: "Lo hice [el libro] pensando en los mexicanos que conozco, que no son intelectuales: [son] profesores de pequeñas universidades, gente del pueblo. [Pensé entonces] ¿qué le gustaría leer a ellos? Seguramente no la historia académica, seguramente no análisis demasiado profundos. Yo pensé: les gustaría leer algo narrativo". Y sí, El collar roto es una novela, es un escrito narrativo.
Evangelisti agradece y espera que esta novela le agrade a la gente, al "pueblo de México, que es la parte más linda de este país". Antes de terminar el acto, Valerio hace un apunte sobre el presente en México y la raigambre de las imágenes revolucionarias: "En este país, a diferencia del mío, no hay una total calma social. Hay movimientos, hay movimientos anti-institucionales. Hay mucha conflictividad. No siempre me parece que la estrategia sea clara. En una parte del pueblo hay un recuerdo de lo que pasó". Taibo completa la idea y agrega que esto se da porque "una sociedad sometida al agravio y al despojo, genera una sagrada voluntad de venganza de los agraviados". Así termina la presentación de un libro que habla de historia, y que también, porqué no, habla de presente.
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