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lunes, diciembre 01, 2008

Porfirio Muñoz Ledo en la FIL


Jorge Gómez Naredo

Fotos: César Huerta

Extension Medios

reportando desde la Feria Internacional del Libro

Ante un salón lleno, Porfirio Muñoz Ledo presentó su libro La ruptura que viene. Esteban Garaiz hizo un análisis de la obra. Su intervención fue clara y concisa, llena de anécdotas sobre la vida de Porfirio, sobre los logros de Porfirio, sobre la inteligencia de Porfirio. Uno de los aportes del texto, mencionó Garaiz, fue el de poner en la palestra la necesidad de formar un “proyecto de una nueva república, de una nueva constitución”.

Cuando Esteban Garaiz mencionó que el libro está presentado por Andrés Manuel López Obrador, “el tenaz hombre de la resistencia”, la gente gritó: “es un honor estar con Obrador / es un honor estar con Obrador”. Sí, quien asistió a la presentación del libro de Muñoz Ledo fue un público cercano a las ideas del tabasqueño, del peje. Garaiz concluyó con un: “no tengo más remedio que llamarle maestro”. Y la gente aplaudió, aplaudió fuerte.

El ex rector de la Universidad de Guadalajara, Trinidad Padilla López, fue el segundo presentador de La ruptura que viene. De la personalidad de Porfirio Muñoz Ledo, dijo: “polémico siempre y acostumbrado a hablar de frente”. Del libro, resaltó: “en esta obra están los signos de ruptura, pero también están mostrados los recursos para conjurarla”.

Por su parte, Porfirio Muñoz Ledo recordó los vínculos que lo unen con los participantes en la presentación: con Enrique Ibarra (moderador de la mesa), con Esteban Garaiz y con Trinidad Padilla López. La memoria de Muñoz Ledo es, en una palabra, impresionante: recuerda nombres, recuerda temas, recuerda fechas, recuerdas conversaciones, recuerda todo, o casi todo, porque dijo que “su memoria ya no es la misma”.

Cada una de las intervenciones hechas por Muñoz Ledo para recordar sus relaciones con los presentadores fueron verdaderas cátedras. Temas y más temas, asuntos de política, apreciaciones históricas, apreciaciones sobre el futuro y sobre el presente, etcétera. Un ejemplo de cómo hablar, de cómo hilar las ideas, de cómo reflexionarlas. Y la gente observaba atenta, sin moverse.

Habló también de su generación, de quienes querían cambiar a México, de la tarea que estaban encaminados a desempeñar: “En un homenaje a un amigo mío hace poco, decía yo: hay un común denominador de nuestra generación: muchos éxitos individuales y un fracaso colectivo”.

Porfirio habló de su ruptura con el PRD y fijó su posición actual: “yo no voy a tranzar, respeto a Alejandro Encina pero no coincido con su postura de permanecer en el partido”. Pero no quedó ahí, se remontó a 1988: “[ese año] fue el extravío de la política en México”. Lo fijó y lo recalcó: “el 88 fue el origen de la degradación nacional y no de la transición”. Muñoz Ledo se adentró en lo que fueron las elecciones de aquel año y en el proceso poselectoral, lo que significó todo ello: “hay una línea de incorporación de la izquierda y de burocratización”, que terminó en lo que hoy es la izquierda, lo que hoy es el PRD.

La gente presente no dejó de aplaudir. Y es que escuchar a Muñoz Ledo, le guste a uno o no, le caiga bien o no, es un regocijo intelectual.








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