Cesar Huerta
Extension Medios
En Guadalajara y en Jalisco son necesarios los banquetes, las cosas están bastante aceptables, los comerciales en la televisión nos dicen, nos recuerdan que vamos bien y se nota. Necesitamos manteles largos, lujos especiales, cenas de gala, invitados de honor y sobre todo eventos restringidos para que no se meta la “chusma”. Los festines están ahí a la vuelta de la esquina. En palacio municipal, en el exconvento del carmen, en el hospicio cabañas, ni se diga en Palacio de Gobierno y las reuniones privadas que existen en otros recintos insospechados, esos que nunca aparecen en la televisión.
Los días transcurren, los meses avanzan, las crisis económicas, las caídas de la bolsa, la inflación y la pobreza extrema, son temas que pasan inadvertidos en Jalisco. Para nuestros gobernantes todo va viento en popa, todo camina muy bien, no hay de que preocuparse, ellos se encargan de cuidar el dinero de todos los jaliscienses. Pero en la realidad eso no ocurre y el dinero público se convierte en mercancía de unos cuántos.
En Jalisco los invisibles jamás disipan el hambre, prácticamente no existen, reciben las migajas de los demás y las cosas siguen igual o peor. La pobreza extrema continúa, cada día son más las personas que se agregan a la lista. Y no están tan lejos, sólo basta echar una mirada por los cinturones de pobreza que hoy están más cerca. Pero eso no les importa a los monarcas de Jalisco, para ellos no existen los nadies, los desprotegidos, los olvidados del sistema, los que no pudieron encajar, los que decidieron romper el eslabón, los excluidos, los invisibles, los que vagan por las calles repletas de gente que caminan en ambos sentidos y no se detiene por nada.
Ellos, los que no tienen que comer, son los nadies, son los que nos recuerdan la desigualdad que existe, son las familias que pasan a ser víctimas del sistema, son los que se quedan sin empleo, los que terminan en la calle, los que no cuadran en las estadísticas, los que no aparecen en los indicadores de Emilio González Márquez. El monarca de Jalisco solo tiene tiempo para los “importantes”, es necesario tener siempre la agenda ocupada con los dueños del dinero. Pero los invisibles, los olvidados viven con nosotros, miran hacia los recintos, hacia los festines y no reciben ni un taco. No los vemos, no queremos verlos, ¿para qué? Sí es mejor estar en los banquetes lujosos, tenemos que presumirle a nuestros amigos que fuimos de los pocos en estar atrás de las rejas que separan a la gente mortal de la fiesta privada. Esa fiesta que no les cuesta nada a los que pudieron estar allá adentro, es patrocinada por los nadies, por los que no tienen ni para un taco, por los que siempre terminan pagando la fiesta privada de los “invitados especiales”.
Y en Jalisco la gente importante es la que vale, la alta sociedad es la que cuenta. Los que aparecen en las páginas sociales de los periódicos, son los que merecen estar en los eventos culturales. El dinero público de los jaliscienses se distribuye en banquetes, en lujos, en manteles, meseros y buen vino. La alta sociedad, ellos, los que sí valen la pena, son: “gente fina”, “gente bien”, “qué trabaja”, qué gana dinero, qué no le hace daño a la sociedad, qué se cultiva. La flor y nata de la sociedad, que necesita de las cortesías, de los boletos gratis, de las cenas lujosas, acompañadas de buen vino y alta cocina, con meseros, con arreglos florales y buena música. Ellos, los que nunca sufren los estragos del no comer, son los que merecen los banquetes, son los que merecen ir gratis a un recinto público, son el punto de atracción y ameritan conquistar nuevas relaciones, presumir el auto lujoso y los libros nuevos qué han leído, porque al fin y al cabo la cultura es para unos cuántos, y ellos merecen tener todo y de cortesía.
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::
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