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domingo, enero 27, 2008

Opinión - Jorge Gomez Naredo

El regreso

El gobernador Emilio González; el ex secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, y Jorge Salinas Osornio, coordinador de la fracción parlamentaria del PAN, durante la reunión que sostuvieron el pasado jueves en un restaurante de Guadalajara Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO
La Jornada Jalisco

Y retornó. Volvió. Francisco Ramírez Acuña está en Jalisco. Recorre las calles de Guadalajara, asiste a lujosos restaurantes, departe con sus amigos, sus bonachones y entrañables amigos; disfruta la vida con su familia; trabaja por el bien del panismo en la entidad y por el “mejoramiento” de todos los jaliscienses. El ex gobernador y ex secretario de Gobernación está nuevamente en Jalisco, aunque nunca se fue: su fantasma permaneció en la entidad a través de sus lugartenientes, sus allegados, sus hijos putativos.

El jueves pasado asistió a una reunión con el gobernador Emilio González Márquez. Fotos y más fotos. La gente necesita ver que aquí, en estas tierras, a un jalisciense en desdicha –es decir, que pierde su puesto en la administración federal– se le da la bienvenida, se le quiere, se le acoge como a un prócer. Risotadas, algazara y regocijo. Tequila y más tequila: plática, diálogo y muchas, demasiadas palabras. Se habla, ¿de qué?; se discute, ¿sobre qué? ¿Qué importancia tiene la reunión entre Ramírez Acuña y González Márquez para los jaliscienses? Seis horas de espera: los medios de comunicación se impacientan. El gobernador y el ex secretario de Gobernación no aparecen. Pasan los minutos y siguen sin salir del local. Transcurren horas: todavía comen, continúan festejando: ¿qué festejan? Adentro del restaurante de carnes argentinas ubicado en avenida Niños Héroes la mesa está servida. Las sonrisas no se borran de los rostros de los comensales. El tiempo pasa, y ellos continúan charlando entre tequilas, puros y risotadas.

En México, Juan Camilo Mouriño hace lo que ha hecho desde que inició el sexenio de Felipe Calderón: gobernar, dirigir la política interna del país. Entonces, ¿cuál era la función de Ramírez Acuña como secretario de Gobernación? ¿Daba la cara solamente?, ¿poseía un puesto donde no ejercía poder? Misterio. Pero la política federal es distinta a la local, a la regional, y Ramírez Acuña aquí, en Jalisco, es el héroe, el hombre que estuvo en la antesala de la Presidencia: un hijo pródigo.

El viernes pasado apareció en la portada de La Jornada Jalisco una foto que dice mucho: Ramírez Acuña, González Márquez y Salinas Osornio, cada uno con una copa entre sus dedos, brindando. Los tres sonrientes, alegres y jubilosos; pero, ¿por qué están felices?, ¿de qué hablan?, ¿qué pactan? Saben que las cámaras los observan. Quieren, los tres personajes, que la prensa los capte, que las imágenes al día siguiente sean muchas, que la gente piense: “ya hay acuerdo”, pero, ¿qué acuerdo?, ¿acuerdo para qué?, ¿acuerdo para quiénes?

¿Acaso la reunión del jueves pasado fue una muestra de unidad del PAN estatal? Asistieron los dos personajes más importantes del panismo local y estaba también Jorge Salinas Osornio, coordinador blanquiazul en el Congreso de Jalisco y aspirante a la alcaldía de Guadalajara. ¿Qué nos indica esta reunión entres tres, cuando debió ser entre dos, o entre cuatro?, ¿dónde estuvo Eduardo Rosales, presidente del PAN?, ¿por qué no fue invitado? Lo único claro es que no asistió y no salió en las fotos ni saboreó los cortes finos de carne ni tomó tequilas ni fumó puro. Pero al siguiente día se defendió: “Es una excelente señal [la reunión a la cual no fue invitado] que se manda de que diferentes liderazgos del partido trabajen en un solo sentido”. ¿Será?

Ramírez Acuña (un poco más repuestito) está de regreso en la política interna de Jalisco. Aunque nunca se fue. Desde la Secretaría de Gobernación jugaba sus cartas, controlaba, daba órdenes a sus lugartenientes (uno de ellos, quizá el más avanzado y reputado: Jorge Salinas Osornio). ¿En qué beneficia a los jaliscienses el retorno de Ramírez Acuña a la política local?, ¿aportará su vasta “experiencia” (incluida la represiva) para solucionar los graves problemas que aquejan al estado? ¿Recibirá un cargo en el gabinete de González Márquez? Preguntas que no tienen, hoy, respuestas claras.

El jueves, en el festín que duró más se seis horas, Ramírez Acuña, González Márquez y Salinas Osornio sonrieron: estaban contentos. En cambio, para la sociedad jalisciense la situación cada vez es peor. No hay motivos para alegrarse: un procurador que continúa en su cargo a pesar de ser señalado como pederasta; aumento en la tarifa del transporte público ya pactado, pero postergado para después del primer Informe de Gobierno de González Márquez; desempleo; falta de oportunidades; un ex alcalde prófugo; injusticias por doquier; discriminación; una presa que, de construirse, dotará de ¡aguas negras! a la población tapatía; falta de espacios culturales gratuitos; corrupción; desdén de las autoridades hacia las iniciativas ciudadanas; una crisis económica en puerta, y muchos, demasiados problemas. Cabe preguntarse, ¿de qué reían estos tres panistas? ¿Había algo por qué reír?

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2008::

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