Páginas

::::

lunes, enero 21, 2008

Tempestad financiera: ganando tiempo.


Reseña Estratégica.
18 de enero de 2008 (www.msia.org.br)
Ante las sucesivas caídas cual fichas de dominó del sistema financiero internacional y que se apilan cada día más, se tiene la impresión de que los dirigentes de la alta finanza global, encastillados en los principales bancos centrales del mundo, se están empeñando solamente en generar un impasse, utilizando remedios monetaristas de cuestionable eficacia contra las causas fundamentales de la crisis sistémica, en un esfuerzo casi desesperado de salvar lo que sea posible del desastre final. Este intento es muy malo para las llamadas leyes del mercado, pues, a la hora del pánico, bancos centrales y gobiernos se atropellan para intentar rescatar las instituciones financieras privadas cuyos excesos especulativos están en la raíz de esta fase terminal de crisis, que se acelera desde mediados de 2007, después del estallido de la burbuja inmobiliaria de los EU.

Es el caso, por ejemplo, de las colosales inyecciones monetarias de emergencia hechas por los principales bancos centrales en diciembre, casi un billón de dólares en un intento hasta ahora de dudoso éxito, por reactivar los mercados de transacciones interbancarias paralizadas por la desconfianza mutua generalizada de los actores.

Lo mismo vale para el paquete de 100 mil millones de dólares de "incentivos" a los consumidores, anunciado la semana pasada por el presidente George W. Bush, como una tabla de salvación contra la recesión económica del país, cuya cararcterización goza ya casi unanimidad entre los analistas más lúcidos. Los "incentivos" consisten en el envío de cheques de 250 a 500 dólares a cada familia, a título de devoluciones fiscales, en la expectativa de que este dinero mantenga el apetito de las ultra-endeudadas personas físicas estadounidenses por el consumo (el consumo doméstico representa 70% del PIB).

En un artículo divulgado el 14 de enero en el sitio "Information Clearing House", el mordaz comentarista Mike Whitney fulmina el plan idealizado por el secretario del Tesoro Hank Paulson:

"El 'paquete de estímulo' de Bush es el mayor y más obsceno fraude hiperinflacionario jamás perpetrado contra el pueblo estadounidense. Es un paquete de 100 mil millones de dólares, financiado por los contribuyentes, que está siendo tomado a cuenta de caja para evitar el colapso en los gastos de los consumidores, un éxodo del capital extranjero en un doloroso escenario en la recesión… Es un acto de extrema desesperación planeado para solucionar una catástrofe que fue creada por la Reserva Federal: el derretimiento inmobiliario. El desastre del mercado sub-prime de Greenspan avanza a todo vapor en medio de la crisis y amenaza asestar un golpe de nocaut a la economía global….

"La 'mano invisible' del mercado -que Bush celebra ad nauseaum- será usada para dirigir a los helicópteros de la Reserva Federal, en tanto diseminen la riqueza de la nación cuan confetti…Este brindis multimillonario de dinero vivo deberá sepultar de una vez por todas la noción de que la economía de vudú es algo más que un trueque de charlatanes. La teoria ofertista (supply-side) es una quimera que lleva inevitablemente al desastre…

"Treinta años de reaganismo destruyeron al país. Ellos socavaron nuestra base industrial, quebraron el contrato social, debilitaron nuestros sindicatos, devastaron a las escuelas y a la infraestructura y desviaron las riquezas de la nación, de la clase media hacia el 5% del tope de la pirámide. Ahora, esta misma hidra multicéfala se está autodevorando. Los salarios se estancaron, el dólar está en caída libre, el sistema bancario está paralizado y el veneno sub-prime se está infiltrando en el sistema global, sacudiendo bancos y negocios en todo el mundo. El anémico paquete de estímulo de Bush no hará nada para revertir esta tendencia. Ello es como inyectar en un hombre moribundo una poderosa dosis de metanfetaminas. Esto lo levantará apenas el tiempo necesario para que él sepa que está dejando este valle de lágrimas. ¿Qué bien hace esto?".

En esta carrera contra el tiempo, la alta finanza ha recibido un apoyo un tanto inesperado -el de los temidos fondos de riqueza soberana controlados por los gobiernos de los países asiáticos, que ha inyectado decenas de miles de millones de dólares para salvar de la bancarrota a algunas de las mayores casas financieras internacionales, adquiriendo acciones de UBS, Merril Lynch, Morgan Stanley, Citigroup y otras. El Citigroup, que anunció el 15 de enero el mayor daño en sus casi dos siglos de existencia, divulgó el mismo día la venta de 14,500 millones de dólares en acciones preferenciales al fondo soberano de Singapur, el Temasek. En noviembre, el banco ya había vendido 7,500 millones de dólares en acciones ordinarias al fondo soberano de Abu Dhabi. Otros fondos están a la espera de oportunidades semejantes para "salvar" a los jugadores del casino global, exhaustos por sus excesos.

En tal escenario repleto de ironías, dos artículos publicados en la prensa del propio Establishment estadounidense reflejan las nuevas señales de los tiempos. El primero es del periodista Peter S. Goodman, fue publicado en la edición del New York Times del 30 de diciembre pasado con el sugestivo título "El libre mercado: ¿Un ídolo falso a final de cuentas?". Dice:

"Por más de un cuarto de siglo, la idea dominante en la política económica de los EU y gran parte de la global venía siendo la de que el mercado es infaliblemente sabio. Tan sabio que el papel adecuado para el gobierno era mantenerse apartado y no intervenir con el poco de riqueza que ahorrara, derramándolo en cada estrato de la sociedad, si el mercado era dejado libre para hacer su magia…

"Adam Smith usaba la metáfora de la mano invisible para describir como los mercados deberán funcionar: con todo mundo en libertad para alcanzar los intereses propios, el mercado distribuía omniscientemente los bienes y capitales para maximizar los beneficios para todos. Desde el gobierno de Reagan, esta idea se transformó en un verdadero mandamiento sagrado, con el economista Milton Friedman haciendo las veces de Moisés….

"Pero, ahora, la mano invisible está siendo responsabilizada por lo que ella provocó. En este país, muchos reclamos económicos le están siendo imputados, desde la creciente brecha entre pobres y ricos hasta los problemas con la educación superior…"

A lo largo de toda la Historia, la regulación tiende a imponerse en los talones de la empresa descontrolada. Los excesos monopolísticos de los Barones Ladrones llevaron a las leyes anti-trust. No accidentalmente, nuevas reglas contables siguieron al desenmascaramiento de los fraudes en Enron y WorldComp, el fiasco de las hipotecas sub-prime y una oleada de cobranzas hipotecarias todavía en curso están llevando a muchos a pedir nuevos reglamentos.

En la misma línea, Los Angeles Times del 14 de enero trae un artículo del abogado Al Meyerhoff, especialista en fraudes financieros, titulado "Fuerzas financieras descontroladas: sin reglamentación, la mano invisible del mercado nos está robando a ciegas". Es igualmente caústico y directo:

"En los últimos 30 años, nuestra nación ha viajado por la pista de la desregulación, una pista sin regreso o dirección. Dejamos libres a las empresas, los negocios siguieron sin controles, los buenos tiempos siguieron enfrente. Y seguirán enfrente, ¿pero para donde? Una parada: la actual crisis hipotecaria".

Después de un didáctico resumen histórico de las tendencias de las últimas décadas, Meyerhoff dice:

"Ya es hora -y más que hora- de salir de esta autopista de desregulación. Necesitamos de más gobierno, y no de menos, para protegernos de los bancos y conglomerados y de la extrema concentración de poder que ellos exhiben".

Y termina con un mensaje optimista: "Se dice que el cambio está en el viento. No hay mejor lugar para comenzar que colocando redes en los Barones Ladrones del siglo XXI."

En el sitio Counterpunch, una veterana conocedora de los mercados, Pam Martens, quien trabajó 21 años en Wall Street, aporta su contribución para este debate crucial ("El mito del libre mercado se disuelve en el caos", 3/01/2008):

"Los mercados eficientes necesitan de transparencia y franjas alertas y vigilantes. ¿Por qué esto es tan difícil de lograr? Porque la opacidad y los mercados defraudados producen el deseado objetivo de enriquecer al uno por ciento que pòsee ahora el 44% de la riqueza de la nación. En cambio, ese uno por ciento mantiene al Congreso bajo sus redes, asegurando los cordones del financiamiento de las campañas.

"Wall Street es un mercado con dos lados. Los perjuicios de las firmas de Wall Street eran lucros en otras partes. Hasta sabíamos donde y cuando eran realizados estos lucros y los detalles de cómo ocurrieron los perjuicios, estábamos optando por ser los idiotas del capitalismo de compadres. Estamos optando por entregar nuestro país a los Barones Ladrones".

Como ya ocurrió antes, parece que una vez más se tendrá que ejecutar alguna intervención externa para solucionar el caos creado por los excesos intrínsecos de los mercados "libres" y dar al sistema financiero la funcionalidad perdida, recolocándolo al servicio de la economía real. Y, una vez más, la tarea deberá recaer sobre el viejo y consagrado Estado nacional soberano. El gran problema es que hasta la fecha, no existen estadistas de estatura en los países donde el problema tiene su origen y, por esto, probablemente, se tendrá que esperar una profundización todavía mayor de la crisis sistémica, cuyo impacto motive a algunos líderes a actuar.

No hay comentarios.:

radioamloTV