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lunes, noviembre 05, 2007

Opinión - Jorge Gómez Naredo

Artículo publicado en La Jornada Jalisco, el 4 de noviembre de 2007.


Más recursos..., ¿y la austeridad?


Emilio González Márquez está en campaña de convencimiento: busca por todos los medios posibles que la ciudadanía “entienda” que los recursos públicos no son suficientes para hacer de Jalisco un Estado ejemplar. Sin embargo, su estratagema ha sido fallida. Pretendió imponer un reemplacamiento que provocó algo insólito en la entidad: la sociedad se comenzó a movilizar, hubo manifestaciones, redes de comunicación ciudadanas y crítica. Prontamente, ante la presión, González Márquez decidió ceder, pero no del todo, pues impuso un aumento en el refrendo de los automovilistas.

Los argumentos del gobernador para justificar aumentos en los impuestos son endebles: arguye que los salarios de los jaliscienses están cayendo estrepitosamente y si dicha tendencia continúa, la situación de los ciudadanos será día a día peor. Según su perspectiva, para que Jalisco salga del estancamiento la solución es facilísima: “hay que invertir en la gente, hay que invertir en infraestructura, hay que invertir en tecnología y hay que invertir en financiamiento”. No cabe duda que estas afirmaciones son engañosas y tramposas, perogrulladas: para pensar esto no se precisa mucho cacumen ni una caterva de costosos asesores.

¿Qué significa “invertir en la gente”? O, mejor dicho, ¿en qué “gente” se necesita invertir? Los problemas económicos de Jalisco son muchos. No se puede justificar un aumento de impuestos con argumentos tan endebles y generales. Invertir en la gente es otorgar educación gratuita y de calidad a la población, es mejorar la situación económica de los ancianos que han trabajado toda su vida y muchos de ellos no tienen hoy para comer porque simple y llanamente no cuentan con seguridad social; invertir en la gente es tener hospitales de calidad, con capacidad para atender a cualquier ciudadano; invertir en la gente es mayor seguridad en el trabajo; invertir en la gente es otorgar cultura a toda la población, es tener mayores cuidados para la niñez y un sistema de seguridad cuando alguien pierde su empleo. ¿A esto se refiere González Márquez cuando habla de la inversión en la “gente”? Seguramente no.

También arguye el gobernador la necesidad de “invertir en infraestructura”. Pero, ¿qué tipo infraestructura?, ¿que beneficie a quién? La anterior administración invirtió dinero en hacer grandes vías de comunicación para los autos. El tren ligero no se amplió ni se mejoró la calidad de los camiones que actualmente circulan por la capital y por el Estado. Parece ser que la actual administración va por la misma dirección: se plantean vías rápidas y se discrimina a quien no posee un auto. ¿A qué se refiere González Márquez cuando habla de “invertir en infraestructura”? Misterio.

No cabe duda que el Ejecutivo estatal dio en el clavo cuando admitió que se necesita “invertir en tecnología”, sin embargo, dicho “descubrimiento” no es tan nuevo: muchos saben que hoy, en el concierto mundial, la tecnología juega un papel fundamental: pero no solamente la tecnología para las grandes empresas, sino la tecnología para los marginados, para quienes no pueden ni imaginarse la compra de una computadora.

Es decir, González Márquez pretende convencer con argumentos endebles y que son parte de la agenda de cualquier gobierno. No explica a dónde han ido a parar los excedentes del petróleo. Además, ¿con qué calidad moral los gobernantes estatales piden mayores sacrificios al pueblo si los de arriba, los que detentan los altos puestos, no se plantean presupuestos de austeridad que beneficien las áreas de educación, salud, tecnología y seguridad?

Si el gobernador buscara el mejoramiento de toda la sociedad, en principio, propondría una baja generalizada en los sueldos que reciben los altos funcionarios: no más viajes al extranjero, no abultadas cuentas en comilonas, francachelas y telefonía, no más excesos. No se pueden pedir mayores impuestos si antes no se transparenta el destino de los recursos ni se explican los proyectos que se pretenden. ¿Acaso el gobernador buscará donar unos cuantos millones de pesos de los que se recauden por el aumento en el refrendo (si se aprueba en el Congreso) a Televisa?

No se puede esperar la aquiescencia de la sociedad al aumentar impuestos si el dinero recaudado se dilapida en gastos superfluos. En la ciudad de México, cuando Andrés Manuel López Obrador llegó a la Jefatura de Gobierno, se implantó un sistema de austeridad que dio grandes beneficios sin incrementar los gravámenes. Ahora, en Jalisco, se piden más contribuciones pero no se piensa en austeridad, en gasto responsable para beneficiar a los más pobres, a los que siempre han sido marginados y a quienes se les ha negado el futuro a una vida mejor. Así no se puede pensar en una aceptación dócil. Si el gobernador busca convencer, necesita hacerlo con los hechos, con austeridad y no con discursos huecos que nada dicen y que sí indignan, porque pretenden tratar como tontos a los ciudadanos: y “el pueblo no es tonto; tonto es quien piensa que el pueblo es tonto”.

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