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jueves, febrero 21, 2008

opinion- Sergio Rene de Dios


Periodismo y protestas

sdios@milenio.com


Cierta vez, como editor de este diario, le pedí a un experimentado reportero que el día siguiente cubriera una manifestación en Guadalajara. Se trataba de pensionados, viudas y jubilados ferrocarrileros. Todos ellos y ellas eran personas de la tercera edad, con la salud deteriorada, pobres, que para plantear sus demandas salían marchar por la avenida 16 de Septiembre, bajo los pesados rayos del sol, entre la indiferencia o molestia de los automovilistas, y con escasa o nula cobertura informativa de los medios.

El reportero me respondió:

—Pero, ¿a quién le importan unos pinches viejitos?

—A nadie, le respondí.

—¡Ahí está! ¿Por qué quieres que vaya a cubrir esa marcha si ¡a nadie le importan!?

—Pues por eso: ¡hay que cubrirla porque a nadie le importan!, ¡para que a alguien les importen!

Cuento la anécdota a propósito de la campaña contra la criminalización de la protesta social, que recién empezó la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, Todos los Derechos para Todas y Todos, bajo la frase “La protesta es un derecho, la represión un delito”.

La historia viene a cuento luego de que, salvo algunas excepciones, la mayoría de los medios informativos y parte de los reporteros o conductores de noticiarios crean en la opinión pública una percepción que va desde no atender, menospreciar, deslegitimar y hasta crear un clima que permite criminalizar las protestas sociales.

Es decir, a quienes se movilizan para expresar su descontento se les muestra no como ciudadanos que ejercen el derecho de protestar, sino como alborotadores o hasta posibles delincuentes. En el manejo informativo de los hechos noticiosos, numerosos medios y reporteros presentan los acontecimientos de tal manera que atacan las protestas y justifican se repriman estas expresiones de legítimo descontento social.

Por ejemplo: si ocurre una manifestación en la que sea bloqueada una calle, en noticiarios de radio o televisión se informa que un grupo de manifestantes ocasionó un “caos vehicular”, luego de bloquear durante tantas horas cierta avenida, frente a cierta oficina pública. El énfasis, lo que se destaca en la nota, es el “caos vehicular” ocurrido. Y no se mencionan, o se minimizan las causas que llevaron a ese grupo o ciudadanos a protestar. O bien, se muestra solamente las versiones de los automovilistas molestos y de las autoridades respectivas, pero no de los manifestantes.

A sectores de los medios informativos les molesta que, por una marcha, se queden varados vehículos automotores. Desde la óptica clasemediera, insensible socialmente, pareciera que tienen razón, al resultar preferible criticar a los manifestantes o exigir se les reprima, antes que impedir la circulación de vehículos. Sin embargo, conviene conocer que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que “las restricciones al ejercicio del derecho de reunión y libertad de asociación son graves obstáculos a la posibilidad que tienen las personas de reivindicar sus derechos, dar a conocer sus peticiones y promover la búsqueda de cambios o soluciones a los problemas que les afectan”, y que “en una sociedad democrática el espacio urbano no es sólo un ámbito de circulación, sino también un espacio de participación”.
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2008::

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