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jueves, febrero 28, 2008

Populismo neoconservador -Rubén Martín

Populismo neoconservador

rmartin@milenio.com


Emilio González Márquez cumplirá un año como titular del Poder Ejecutivo el próximo sábado. En estos doce meses ha dejado en claro su forma personal de gobernar basado esencialmente en la proyección propagandística de su imagen, en un holograma de sí mismo. Además este gobierno representa la llegada de un grupo de poder y un proyecto político que impulsan mediante los recursos que les permite el control del aparato público.

El gobierno y el proyecto político de Emilio González se pueden definir apropiadamente como neoconservadores, por las siguientes razones. Como ya se sabe, tanto Emilio González como una buena parte de sus colaboradores pertenecen a la organización derechista El Yunque, lo que define tanto el perfil ideológico del actual grupo gobernante, como el proyecto político que pretenden impulsar en la administración estatal 2007-2013.

Este proyecto puede dividirse en dos vertientes: por un lado la parte pragmática que busca convertir a Emilio González en candidato a la presidencia del país en el 2012, y la parte dogmática que consiste en impulsar la agenda de asuntos públicos que le interesan a la derecha mexicana, vinculada a la iglesia católica.

Varios hechos ocurridos durante este primer año no parecen dejar dudas de que su propósito es el mismo que define al Yunque y otras organizaciones derechistas: “Alcanzar el reino de dios en la tierra”, mediante el uso del poder público.

En estos doce meses hemos asistido a lo que podría llamarse una nueva beligerancia de la derecha católica en Jalisco. Esta ofensiva de grupos políticos vinculados a El Yunque se ha puesto en marcha desde hace varios años, pero han aprovechado que uno de los suyos llegó a la presidencia municipal de Guadalajara (2004-2005) y luego a la gubernatura para dar mayor impulso a su agenda. Los temas más destacados tienen que ver con la supuesta recuperación de valores conservadores y católicos, con la defensa de la familia tradicional, de la educación católica y especialmente por la crítica a la educación sexual laica.

Al mismo tiempo, el grupo que encabeza Emilio González ha impulsado decididamente una reescritura de la historia política local desde un punto de vista netamente conservador, en el que pretenden recuperar la guerra Cristera y a algunos de sus personajes, como Anacleto González Flores.

Un hecho decisivo para el impulso del proyecto neoconservador es la estrecha relación que existe entre este grupo político y el cardenal Juan Sandoval Íñiguez quien, al parecer, deja que se usen las estructuras de la diócesis de Guadalajara para desarrollar las tareas del proyecto neoconservador.

Y no sería extraño. El gobierno de Emilio González es el intento más adelantado de la derecha católica jalisciense para restituir los privilegios que tenían antes de las Leyes de Reforma del siglo XIX. El cardenal Juan Sandoval ha sido decisivo para que este proyecto político neoconservador haya prosperado.

Pero la relación entre la diócesis de Guadalajara y el gobierno neoconservador no es en una sola dirección. El gobierno de Emilio González ha puesto en marcha una política social, (curiosamente emparentada con el populismo de izquierda) de la que se benefician diversas asociaciones católicas. Gracias a esta especie de populismo de derecha, el gobierno neoconservador dispone de recursos millonarios para subsidiar a cientos de organizaciones sociales que abiertamente defienden la agenda pública de la derecha mexicana. Y no son pocos recursos. Únicamente para este año Emilio González dispone de 1,500 millones de pesos que puede repartir, casi de manera discrecional, a través de una docena de programas. Casi 20 por ciento de esos recursos se pueden entregar a organizaciones civiles, la mayoría en la órbita del proyecto neoconservador católico.

No hay que ser malpensado para concluir que mediante estos subsidios el gobierno neoconservador de Emilio González está tejiendo una red clientelar que se intentará capitalizar electoralmente y que se podría movilizar articuladamente, en aquellos temas o asuntos que le interese a la derecha católica. De modo que más allá de un gobierno centrado en la imagen personal del mandatario, hay elementos para suponer que existe un proyecto político neoconservador, que mirado desde la larga duración histórica, constituye el intento más aventajado de la derecha católica, desde principios del siglo XX, por influir en los asuntos públicos.

Otro asunto es si este intento tiene éxito. Eso será materia de la próxima columna.

ruben.martin@milenio.com

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