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viernes, febrero 15, 2008

Opinión - Roberto Castelan

Limpieza

Publico

Quién sabe por qué razones, a los fascistas de todo tipo, o neoconservadores para no herir susceptibilidades ni provocar aclaraciones sobre el anacronismo del término empleado, les gusta utilizar la palabra limpieza para darle un énfasis aséptico a las acciones que realizan y consideran importantes.

Limpian las escuelas de drogas, los parques de delincuentes, las fronteras de migrantes. Establecen programas de limpieza étnica, y de símbolos religiosos contrarios a su religión. Como nobles cruzados de la purificación, adoptan posiciones y frases heroicas y ofrecen vidas y sacrificios con el objetivo de “construir una mejor sociedad”. La salvación pública es lo primero.

Y para no quedarse atrás de la tendencia mundial por la higiene de las sociedades pulcras, nuestros autóctonos neoconservadores decidieron sacudirse, sin albures, a los maricones del centro.

¿Cómo hacer para que los maricones abandonen su fervorosa atracción por el centro? Para hacerles entender que la catedral “es un edificio, no una religión”, según las doctas palabras del funcionario municipal encargado de las licencias, se requiere aplicación y valor.

Gracias a Dios la aguerrida derecha tapatía tiene muchos y muy machos capitanes con quienes iniciar esta cruzada por la salvación, higiene y recuperación del centro. Además, como bien lo demuestra el citado funcionario de las licencias, la inteligencia y los pantalones los traen muy bien puestos. Como lo requiere toda lucha frontal contra el vicio.

Al grito de “¡Fuera sodomitas de nuestro bello centro!”, la autoridad municipal emprendió la larga cruzada con el objetivo de “mejorar el ambiente y la convivencia en la zona del centro”. Se trata, de acuerdo a la “tendencia en Guadalajara y en todas las ciudades del mundo, de limpiar las zonas de los centros históricos”.

Según datos del manual de limpieza, en boca del inteligente funcionario, capítulo “Y cómo se va a limpiar”, la estrategia es simple y concreta: “reorientando el vocacionamiento que se tiene, haciendo zonas más familiares, que puedan ir los niños...” Después, los niños serán llevados a una granja, pero esa es otra historia.

“Vamos a ser estrictos, vamos a desincentivar el funcionamiento [...] es importante que seamos muy agresivos en nuestras medidas para ir rescatándolo”.

Funcionarios con pantalones si hay, las patrullas, los inspectores y los provocadores hacen lo suyo. El Estado al servicio de la limpieza sexual. La derecha tiene que demostrar que es homofóbica para que se la crean.

Al fin y al cabo “lo que se busca es construir una mejor sociedad” y para eso los jotos salen sobrando.

A poco no, compadre.

rcastelan@milenio.com

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