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jueves, noviembre 01, 2007

El placazo que no fue: en torno a la movilización que se dio en Jalisco

Jorge Gómez Naredo

Emilio González Márquez dio marcha atrás al reemplacamiento, al llamado “placazo”. Estos días pasados fueron jornadas de movilización, de comunicación entra la ciudadanía y de indignación. ¿Seguirán los ciudadanos manifestando su enojo y exigiendo sus derechos?, ¿habrá más movilizaciones, por ejemplo, para que en Jalisco pronto se logre un plan de movilidad urbana que incluya la construcción de más líneas del tren ligero y no más avenidas rápidas para los autos?, ¿se les seguirá reclamando al gobernador, a los alcaldes, a los diputados, a los regidores y a todos, cuando hagan las cosas mal?, ¿se constituirá, poco a poco, una sociedad jaliscienses más crítica, más movilizada, más llena de ganas para que el conjunto de la población viva mejor? Estas preguntas son importantes, no cabe duda, y no tienen ahora respuestas claras, certeras.

La reacción y lucha contra el placazo significó el hartazgo a un gobierno corrupto e ineficaz que busca por todos los medios posibles recaudar más recursos para seguir con la asignación del gasto público de manera superflua (aumentos de sueldos, viajes al extranjero, comilonas, francachelas, “donaciones” a empresas privadas, proyectos pomposos e innecesarios, etcétera). Pero no solamente fue ello, sino que también estuvo la implicación del golpe directo a los bolsillos de los automovilistas. Es decir, se pensaba en una afectación inmediata: la protesta no podía esperar. Pero, ¿qué va a pasar cuando esa afectación directa al bolsillo de los automovilistas o de las clases medias no exista?, cuando, por ejemplo, se precise una lucha por el bienestar de algún municipio o por la salida de algún alcalde (que hay muchísimos) corrupto y represor, ¿se tendrá la misma reacción?

No cabe duda que resultó halagüeña la manera cómo se comportaron ciertos sectores sociales que anteriormente no acostumbraban manifestarse ni exigir al gobierno sensibilidad y razón. Parecía que Jalisco se levantaba, despertaba, se ponía en pie de lucha. Y de alguna manera así fue, pero, ¿qué seguirá?, ¿la lucha continúa para que no se cobren el aumento de más de 200 pesos al refrendo?, ¿todo se apaga aquí y la organización que se tenía comenzará a disminuir?, ¿qué más sigue?, ¿continuarán las redes de solidaridad y se ampliarán las miras?, ¿muchos se dirán, “ganamos” y volverán a sus sillón enfrente de la televisión? Ojalá no, ojalá que de esto surjan muchas, demasiados células de organización social, ojalá se proteste porque en Jalisco cada día se tengan mejores servicios, para erradicar las desigualdades y para que quien gobierna, gobierne para el pueblo y no para unos cuantos empresarios. Ojalá que se vayan ganando luchas y ojalá que esa sociedad que participó en las marchas en contra del placazo, se dé cuenta de lo que significa la unión, la organización, la solidaridad y la batalla por una causa justa. Ojalá entiendan que cuando una sociedad sale y marcha, el gobierno comienza a temblar. Ojalá se comprenda que el poder no solamente está arriba, sino que el poder, el verdadero poder, está abajo, con todos. Ojalá que mejoremos, que Jalisco deje de ser ese Estado apático que es ahora y su sociedad ya no sea tan dejada. Ojalá.

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