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martes, agosto 18, 2009

El demagogo al desnudo

Foto tomada de: Fabrizio Loruzzo

ÁLVARO DELGADO

Proceso

MÉXICO, D.F., 17 de agosto (apro).- Cuando no se ha cumplido ni la mitad del sexenio, y a dos semanas del tercer Informe de Gobierno, es fácil entender por qué Felipe Calderón ordenó borrar todo vestigio de sus promesas de campaña: En un país ensangrentado, económicamente en quiebra y roto socialmente, en el desfiladero, no hay un solo dato del que pueda ufanarse.

Ni siquiera Vicente Fox, que fue una nulidad y sigue siendo un fardo presupuestal para el país con su sueldo vitalicio, hizo lo que Calderón: Mandar cancelar la página de internet de su campaña y disponer que en la del Partido Acción Nacional (PAN) desapareciera todo discurso comprometedor.

Todo para evitar el escrutinio de sus ofertas y el cotejo entre lo que ofreció y la atroz realidad.

El objetivo era muy claro: Apostarle a la amnesia de los ciudadanos. Porque, al cabo de casi la mitad de su gestión, no le queda ni vergüenza.

"Felipe Calderón es el candidato de las propuestas y será el presidente de las soluciones", anunciaba la propaganda en el inicio de la etapa "de contraste" contra Andrés Manuel López Obrador, en marzo de 2006, que en realidad significó el inicio de la miserable campaña de envenenamiento social.

Decía Calderón, el 6 de marzo, en el hotel María Isabel Sheraton, de la Ciudad de México, sobre el relanzamiento de su campaña: "(será) una etapa precisamente entre la propuesta de futuro, un futuro con crecimiento y empleo que representa Acción Nacional, con la propuesta de pasado económico, de endeudamiento, de devaluación, de crisis económicas, que representa López Obrador".

Si ya lo había hecho desde enero, al inicio formal de la campaña, Calderón desplegó a plenitud la demagogia, es decir, halagó las aspiraciones de un sector de la sociedad y explotó también los prejuicios de otro para presentarse como el candidato del futuro, particularmente en el crecimiento económico y la generación de empleo.

Cualquier ciudadano con sentido común y medianamente informado, incluidos quienes son panistas o simpatizantes, concluye que Calderón es, sencillamente, un fracaso. Las propias cifras oficiales --desprovistas de cualquier tendencia o mala fe-- acreditan tan miserable realidad.

Vaya, hasta el propio Calderón podría deponer su arrogancia y sonrojarse ante lo que escribió en su libro El hijo desobediente, de 2006, y lo que ha sido su gestión. Aquí un fragmento:

"Imaginemos ahora el 2012. En mi último informe de gobierno hago un balance de seis años muy intensos. Hay, desde luego, enormes desafíos y retos por enfrentar, pero también evidentes logros que se pueden constatar. Resumo los principales. Cuando asumí la presidencia de la República había unos 50 millones de pobres y 22 millones en pobreza extrema. Hoy hay 35 millones de pobres y 10 millones en pobreza extrema.

"Se ha librado una batalla frontal contra la inseguridad; se ha depurado el Ministerio Público y las policías federales, y hemos encontrado colaboración en algunos estados para depurar los cuerpos policíacos locales; tenemos una policía integrada por elementos de reconocida solvencia moral, que son respetados en sus comunidades y cuyo desempeño vigilan cotidianamente los ciudadanos; ganan un salario digno, son profesionales y saben que van a tener también un reconocimiento digno; por ello hemos bajado los índices de delincuencia considerablemente.

"México es un país de leyes, un país de plena certidumbre, no sólo en los niveles de convivencia sino en la vida económica. El flujo de inversión ha permitido que los últimos tres años hayan sido los de mayor crecimiento económico en la historia contemporánea del país. Por ello se ha cumplido la meta de crear un millón anual de empleos…

"México está mejor que antes en términos de varios indicadores. En 2006 México tenía el lugar 79 en el Foro Económico Mundial de Davos en términos de credibilidad, legalidad, estado de derecho, independencia de los jueces, seguridad pública; hoy ocupa el lugar 35. Falta mucho por hacer, pero evidentemente los pasos que hemos dado nos consolidan como una nación segura para vivir y para invertir, y eso nos ha ayudado a mejorar las condiciones de vida…"

Puede decirse que tiene todavía tres años para concretar estas ofertas, pero él mismo sabe que ni siquiera es seguro que las cumpla…

Apuntes

Eso sí, vienen nuevos impuestos para el hartazgo de la opulenta burocracia que ese individuo encabeza…


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

jueves, agosto 13, 2009

Cinismo ante el futuro de México

Irónicamente, Felipe Calderón declaró ante estudiantes que "El hacer el mal y hacer transas nos ha detenido como país. No es cierto aquella frase repudiante de que quien no transa no avanza, los países que avanzan son los que tienen reglas claras, el hacer trampas nos ha detenido en el crecimiento. Una razón por la que México no da más es por la corrupción".

Así lo dijo durante la ceremonia de premiación del concurso "Adiós a las Trampas 2009". Habrá entonces que remitirnos a las elecciones del 2006, donde el candidato Felipe Calderón, el de las "manos limpias" realizó uno de los fraudes más documentados de la historia reciente de México.

Pero hoy gracias a las declaraciones del "Presidente" de México sabemos la razón por la cual nuestro país no avanza, pues "si hay trampas en México la inversión no viene, tampoco hay empleo en México y todos perdemos los muchos recursos que ha empleado el país para ayudar a la gente más pobre en el campo o en la ciudad".

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

domingo, agosto 02, 2009

Tribunal electoral falla contra cámara empresarial en México





domingo, 02 de agosto de 2009

01 de agosto de 2009, 20:01México, 1 ago (PL) El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de México deberá otorgar la información que le fuera requerida sobre anuncios televisivos que emitió contra Andres Manuel López Obrador en la campaña electoral del 2006.

El Octavo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa denegó definitivamente el amparo que el CCE presentara en diciembre con el objeto de cancelar una orden del Instituto Federal Electoral (IFE).

Dicha resolución del IFE requería a la organización de empresarios que facilitara información sobre los cortos publicitarios contratados por el CCE.

En ellos se alertaba a la ciudadanía de presuntos riesgos de votar por un modelo económico distinto del que llevaba adelante el entonces presidente Vicente Fox.

El Partido de la Revolución Democrática (PRD), de López Obrador, presentó en su momento quejas ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), considerando que la intervención en su contra de la CCE desequilibraba la campaña electoral.

En respuesta al pedido del PRD, el TEPJF resolvió que el IFE debía accionar jurídicamente contra los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y Verde Ecologista, que al parecer se beneficiaron indirectamente de la campaña sucia.

Ahora el tribunal colegiado falló confirmando la determinación de un juez federal que en diciembre pasado consideró que la demanda de garantías del CCE era "notoriamente improcedente", de acuerdo con los antecedentes jurídicos existentes.

El IFE, en su momento, siguiendo las indicaciones del TEPJF, pidió al CCE que aportara datos sobre las personas que contrataron la emisión de los mensajes impugnados por el partido del Sol Azteca y López Obrador.

También advirtió a la organización patronal que si no proporcionaba la información requerida, la multaría en una cifra doble que la que pagó para difundir la publicidad política.

Ahora el CCE sólo podrá apelar la determinación del IFE ante el TEPJF, pero se descuenta que dicha apelación será rechazada.


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

lunes, julio 27, 2009

El presidente del fracaso

Foto: César Huerta/Extensión Medios

Jorge Gómez Naredo
27 de julio de 2009


El país se viene abajo y Felipe Calderón continúa empecinado en ganar una guerra que ya, desde hace mucho tiempo, está perdida: la guerra contra el narcotráfico. Hay desempleo, cierre de empresas, cada día es más difícil sobrevivir en México y Calderón sólo insiste en retar a los narcos y terminar con ellos. Hay recorte de presupuesto porque el gobierno capta menos ingresos (de impuestos, venta de petróleo, etcétera) y Felipe Calderón sólo dice que él y sus aliados pronto triunfarán y mancillarán al crimen organizado. Cientos de mexicanos, a diario, deciden irse a Estados Unidos a buscar las oportunidades que en México no existen; esos mexicanos representan mano de obra, trabajo, esfuerzo que es desperdiciado, juventud que no se utiliza, fuerza y energía que son explotadas por otras naciones, talento que se desaprovecha. Esto no impide a Felipe Calderón, argumentar, todos los días, que la lucha contra el narcotráfico se ganará pronto.

Mientras el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, anunciaba que la "brecha fiscal" (es decir, la diferencia entre lo que se presupuestó y lo que no se ha obtenido de los ingresos estatales) ha crecido hasta 421 mil millones de pesos, y que por ende se recortará al presupuesto (un "ajuste", lo nombra Hacienda) 50 mil millones de pesos, Felipe Calderón, acompañado del gobernador represor de Oaxaca, Ulises Ruiz, decía: "Hoy México encara nuevos enemigos, criminales que desafían al estado, desafían a sus instituciones y que asedian y lastiman a la sociedad; que amenazan a la nación". Mientras Hacienda acepta, tímidamente, que la economía del país está convertida en un caos, Calderón se empecina con la lucha contra los "enemigos" de la nación", los "criminales" que desafían al país. Mientras todo se viene abajo, Calderón promete sangre, más sangre derramada, para salvar al estado de "los malos".

Felipe Calderón hizo su campaña electoral en 2006 centrado en dos frentes: repetir hasta el hartazgo que sería el "presidente del empleo" y atacar a López Obrador (que según los panistas traería, de llegar a la presidencia, desempleo, crisis económicas, violencia, inseguridad, etcétera). El viernes pasado, Miguel Messmacher, titular de la Unidad de Planeación Económica de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, mencionó: "el empleo tarda más tiempo para recuperarse. Todavía estaremos observando caídas en el empleo durante un cierto periodo, después de que la economía empiece a repuntar". Sí, "el presidente del empleo" terminó siendo el presidente del "desempleo". Y aunque Calderón justifique su fracaso con la idea de una crisis que "viene de fuera", es claro que los índices de desempleo son altos y cada día crecen más. Y claro, la economía mexicana no mira la luz: hay cierre de empresas, carencia de dinero en los bolsillos de los trabajadores, un mercado interno sin articulación y dependemos, hasta para alimentarnos (la situación del campo es alarmante) del extranjero. Eso, claro, no le impide a Felipe Calderón decir: "esta lucha -contra el narcotráfico-, desde luego, no ha estado exenta, como lo sabíamos y lo advertimos desde el principio, de grandes sacrificios. Muchos marinos, soldados, policías y servidores públicos honestos y comprometidos con la patria, han dado la vida para defender la tranquilidad y la seguridad de las familias mexicanas". ¿Y la lucha contra el desempleo?, ¿la lucha para que las familias mexicanas vivan dignamente?, ¿y la guerra contra las aberrantes desigualdades económicas entre los mexicanos?

Felipe Calderón sabe que su gestión ha sido un fracaso en todos los sentidos: en lo económico, en lo político, en lo social, en lo deportivo, en fin, en todo. Y quiere ocultar esos fracasos con una "guerra" que, dice, se va a ganar, que se está dando, que no terminará. Una guerra que a diario deja a decenas de personas muertas, una guerra que no se ha vencido y que no se vencerá, porque estuvo mal planeada y porque Calderón no está capacitado (ni él ni su equipo de colaboradores) para combatir el narcotráfico con éxito. Así pues, el que se dijo iba a ser "el presidente del empleo", terminó siendo "el presidente del fracaso". ¿Hasta cuándo soportará el pueblo mexicano esto?

jgnaredo@hotmail.com

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sábado, julio 25, 2009

¿Comenzó una nueva etapa de golpes de Estado?

Foto: César Huerta/Extensión Medios

Desfiladero
Jaime Avilés
La Jornada

En los momentos en que estas palabras encuentran acomodo definitivo en este espacio, el presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya Rosales, deja Nicaragua y se interna apenas unos cuantos metros en el territorio de su país. La televisión transmite, en vivo desde el sitio donde ocurren los hechos, un episodio clásico del siglo XIX. En lugar de un carruaje como el de don Benito Juárez, o de un caballo como el de José Martí, Zelaya viaja en un jeep blanco y, en vez de un sable, empuña un teléfono celular. Más allá de la tecnología y de la parafernalia, la escena pertenece al mismo tiempo al pasado y al futuro.

A los mexicanos la perspectiva de regresar al pasado nos deja indiferentes porque vivimos en el siglo XIX hace ya muchos años: los últimos cuatro gobiernos sexenales destruyeron el pacto social que surgió de la Revolución de 1910 y nos hicieron retroceder a una época anterior al porfiriato, cuando, como ahora, no había ferrocarriles. Así que eso no nos preocupa. Somos la economía latinoamericana que ha registrado el menor crecimiento en 25 años. Intentemos atisbar, por lo mismo, qué nos reserva el futuro, al menos desde la perspectiva que anuncia el golpe de Estado en Honduras.

Zelaya pertenece a una acaudalada familia de latifundistas que, en muchas ocasiones, honró las tradiciones de crueldad e injusticia típicas de la oligarquía de su país. Una oscura leyenda habla de horrendos crímenes en la hacienda de su padre. Eso no está a discusión. Lo que interesa es que al llegar al poder emprendió reformas sociales en beneficio de los más pobres.

Aumentó los salarios mínimos, extendió la cobertura de la seguridad social y trató de reducir el analfabetismo, pero desarrolló una política exterior que molestó a los halcones de Washington y, por tanto, a las fuerzas armadas hondureñas. Específicamente, firmó con el gobierno de Hugo Chávez convenios para recibir petróleo venezolano a precios bajos y a pagar a largo plazo. Aunque los términos del pacto eran más que favorables, la oligarquía lo derrocó cuando propuso modificar la Constitución para que futuros gobernantes –no él– pudieran relegirse.

El golpe del 28 de junio, en realidad, no fue contra Zelaya sino contra Chávez y también contra Obama. Fue la respuesta de Cheney y los republicanos al discurso que el nuevo presidente demócrata leyó en Trinidad y Tobago, el 19 de abril de este año, cuando habló de su intención de establecer otro tipo de relaciones entre la Casa Blanca y América Latina. Sólo dos meses después, la caída de Zelaya lo puso a prueba: si usaba todo su poder para reinstalarlo en el cargo, en Washington lo acusarían de ser un peón a las órdenes de Chávez; si no metía las manos, quedaría en ridículo ante los votantes de habla hispana.

Obama ha reaccionado con extrema tibieza. Podía aplicar sanciones económicas que en menos de tres días habrían estrangulado al golpista Roberto Micheletti, pero prefirió que Hillary Clinton manejara la crisis por debajo del agua, concediendo a sus adversarios todas las ventajas. Estos ya preparan las elecciones de noviembre, de modo que sólo deben resistir algunos meses más para conformar un nuevo gobierno. A Zelaya, por lo contrario, el tiempo se le acaba. Su presencia en la frontera no produjo el efecto que esperaba, es decir, la salida del pueblo a las calles de todo el país para echar del poder a los usurpadores y acompañarlo en su retorno a Tegucigalpa.

Las reformas sociales de Zelaya –todo así parece indicarlo– fueron tan limitadas que el grueso de la población no se jugó la vida para defenderlas. Quienes se han manifestado exigiendo la restauración de la democracia son los sectores más lúcidos, que no confían en Zelaya pero lo ven como una posibilidad de llevar adelante cambios más profundos. En suma, las perspectivas no son lo que se llama optimistas y Felipe Calderón ya no es el único gobernante de facto de América Latina.

Después de robarse la Presidencia de la República en las elecciones de 2006, y de perder en forma patética las de 2009, reprobado por los especialistas en todas las materias, vapuleado por el narcotráfico, Calderón gobierna cada vez más con el apoyo del Ejército y observa los acontecimientos hondureños con sumo interés, tomando nota de los detalles y prendiéndole veladoras a Fujimori, el ex presidente peruano que gracias a un decreto disolvió el poder legislativo y se convirtió en dictador.

Objetivo: el petróleo

Envalentonados por su éxito y por la debilidad de Obama, los halcones de Washington avanzan rumbo al sur. Desde Colombia –que desempeña en Sudamérica el mismo papel que Israel en Medio Oriente– han lanzado una grave acusación contra el presidente de Ecuador, Rafael Correa: afirman tener pruebas de que la guerrilla de las FARC financió su campaña a la presidencia.

Al mismo tiempo, Colombia da su beneplácito para que el Pentágono ponga bases militares cerca de la frontera venezolana. Ya que los halcones no pudieron acabar con Chávez mediante el golpe militar de abril de 2002, ahora hacen pública su intención de declararle la guerra. Entre tanto, continúan saboteando de todas las formas posibles al gobierno de Evo Morales. Les queda muy claro que Ecuador, Venezuela y Bolivia poseen, además de Brasil y México, las mayores reservas de petróleo y gas natural del subcontinente. Y Estados Unidos jamás renunciará a ellas.

México está destrozado; ningún adjetivo describe mejor lo que nos han hecho los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón tras el desastroso sexenio de De la Madrid. Sobrevive la mitad de los mexicanos con mil 900 pesos al mes, informó La Jornada, en su nota principal de primera plana, el domingo anterior y, al otro día, en el mismo espacio, desplegó la siguiente noticia: “Medio México, campo de batalla contra el narco”. No debemos extrañarnos: si la mitad de la población carece de lo más indispensable, es lógico que la mitad del territorio haya sucumbido a la violencia.

Pero falta lo peor. La crisis económica seguirá deteriorando las condiciones de vida de todos: aumentará el desempleo, la carestía, la falta de liquidez y la inseguridad, pero ni los dueños del país, ni los políticos a su servicio, ni los intelectuales que supuestamente deberían iluminarlos con sus reflexiones reconocen que este desastre fue causado por un modelo económico que debe ser sustituido. Lo más desesperante es que ni siquiera discuten el tema, no les pasa por la cabeza, no se les ocurre. Lo que más les preocupa, si acaso –en un plano muy secundario, además de sus continuas pérdidas económicas– es quién remplazará a Calderón en 2012.

¿Quién les administrará el rancho, quién mantendrá a raya a 80 millones de pobres? Ya lo verán en su momento. Ya decidirán, cuando llegue la hora, si el país queda en manos de Enrique Peña Nieto, el gobernador mexiquense que no oculta su admiración por Álvaro Uribe, es decir, por los ejércitos paramilitares que éste utiliza para combatir la guerrilla y el narcotráfico.

Por lo pronto, el martes próximo, Andrés Manuel López Obrador comenzará una gira por los más de 400 municipios de usos y costumbres de Oaxaca. Al final del año habrá concluido su visita a todos los ayuntamientos del país y habrá terminado de construir la red de comités del gobierno legítimo, cuyos afiliados suman ya más de 2 millones de personas.

En la ciudad de México y en otras regiones del país, entre tanto, el movimiento que encabeza espera propuestas para reanudar sus actividades. Las señales, en principio, llegarán cuando se defina la agenda legislativa del Congreso. ¿Nos impondrán ahora el IVA a alimentos y medicinas? ¿Lo permitiremos?


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martes, julio 14, 2009

El gobierno del miedo

Foto:César Huerta/Extensión Medios

Si el conjunto de los temores de la población pudiera reunirse en un indicador macroeconómico, el gobierno de Felipe Calderón podría exhibir urbi et orbi su gran logro –el único en tres años– en foros internacionales, spots televisivos y anuncios espectaculares: la multiplicación del miedo.

En las zonas del país que han tenido la desgracia de ser seleccionadas por el régimen espurio para exhibir músculo y determinación, la gente vive aterrorizada por el poderío de los cárteles, pero también por un estado de derecho que se expresa en cateos, arrestos, torturas y hechos peores, perpetrados sin orden judicial alguna, las más de las veces, en retenes y controles en los que no es fácil distinguir si el enemigo a vencer es el narco o la población civil, en un aparato policial y militar que actúa libre de escrúpulos legales y humanitarios.

En el devastado territorio de la economía se vive en la zozobra de perder del empleo, de enfrentar incrementos súbitos e imprevistos de precios, de padecer acosos hacendarios sin sentido ni justificación, de sufrir –bien lo saben los empresarios– peticiones de diezmos que se llaman mordidas en el recodo menos pensado de un trámite o autorización, de amanecer con la noticia de un nuevo endeudamiento colosal, de una devaluación sorpresiva.

Sobrellevamos el temor a que cualquier día nos roben la cartera, el coche, los recursos naturales de la nación, el derecho al libre tránsito, las conquistas laborales, la playa pública, el sentido de nuestro voto. Padecemos la presencia de un gobierno que se las da de honesto pero que, siempre que encuentra la oportunidad, echa un pedacito de país a los bolsillos de sus integrantes o a los de sus socios nacionales o foráneos.

El miedo principal, el que compartimos todos, es que llegue un momento en el que la realidad pase la factura a las autoridades que fabulan una nación tan plácida como inexistente, cuando el país se salga del cauce de funcionalidad mínima en el que se ha mantenido no gracias al gobierno sino a pesar de él, y en el que todo el catálogo de recursos coercitivos se vuelva insuficiente incluso para aparentar una normalidad televisiva.

Las actitudes oficiales indican que los más apanicados de todos son los que ocupan el aparato gubernamental. Sólo el miedo –el de los funcionarios, en este caso– puede explicar esa obsesión por sembrar el terror en el resto del país, entre amigos y enemigos, entre subordinados e insumisos. Quienes conforman el calderonato viven con miedo a su propia torpeza, con temor al ridículo, con pánico al futuro, con terror a la cólera del pueblo.

El sentido común indica que lo peor que se puede hacer ante un grupo de sujetos tan medrosos es dejarse intimidar por ellos. Nos tienen miedo porque no tenemos miedo, formuló Liliana Felipe en una canción que es consigna y que ha resultado ser, además y sobre todo, un certero diagnóstico sicológico y político del gobierno espurio.

Pedro Miguel
La Jornada

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jueves, julio 02, 2009

A tres años del fraude electoral...


Han pasado ya tres años del fraude electoral. Tres años en los que México ha caído cada vez más al fondo, tres años sin crecimiento económico, tres años con una severa crisis, tres años con un gobierno de facto corrupto, apoyado por las oligarquías. Sí, ya son tres años en los que el peligro para México resultó ser otro, él que llegó al poder tras uno de los peores gobiernos de la historia: el sexenio de Vicente Fox.

Pero aun, son muchos, demasiados los mexicanos que no observan detenidamente la realidad de su país, que sin tener dinero en los bolsillos se dejan engañar por el partido oficialista, que sin tener televisión piensan que con López Obrador se habrían quedado sin ella. El presidente del empleo nunca llegó, porque simple y sencillamente Felipe Calderón no es el presidente, el prometió eso en su campaña presidencial, pero como no es el presidente, nunca podrá cumplir sus promesas. Bien dice el líder de la oposición, Felipe Calderón no sirve, ni para ministerio público.



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viernes, junio 05, 2009

Y tú, ¿vives mejor que en el 2006?




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lunes, mayo 25, 2009

Elecciones: tres lecturas del 5 de julio

Desfiladero
Jaime Avilés
La Jornada

Hay tres maneras de anticiparse a los resultados probables de las elecciones del 5 de julio. La primera, y sin duda la más acariciable y atractiva para los jóvenes, es la que promueve la abstención total. Que nadie vote ese día. O que todos vayamos a las urnas y anulemos nuestra boleta con una consigna política, una mentada de madre o un dibujo no figurativo. Según mediciones que se hacen por aquí y por allá, si esta idea se impone la votación será inferior a 30 por ciento: hay quienes la fijan ya en 27 por ciento y exponen razones que aquí sería tedioso repetir.

Supongamos, pues, que efectivamente votan 27 de cada 100 personas inscritas en el IFE en todo el país. Como el mercado electoral está dividido en tres tercios, PRI, PAN y PRD representarían, en consecuencia, cada uno, a poco más o poco menos de 10 por ciento de los ciudadanos. ¿Qué legitimidad tendría por lo tanto la próxima Cámara de Diputados? Tanta como la que le falta, por su origen fraudulento, al gobierno (o lo que sea) de Felipe Calderón y a las multimillonarias momias de la Tremenda Corta.

Si el Poder Legislativo se deslegitima o, para decirlo de otro modo, se envilece como el Ejecutivo y como el Judicial, en medio de una crisis económica tan profunda y con un Estado evidentemente fallido, cuyos operadores son el colmo de la ineptitud, el país podría caer en una situación de ingobernabilidad muy peligrosa, en opinión de Porfirio Muñoz Ledo, el ideólogo más radicalizado del movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador. ¿Muy peligrosa? Desde luego, pero también muy interesante porque podría conducirnos a la búsqueda de soluciones democráticas inéditas –el plebiscito revocatorio de mandato– o al caos.

Una segunda anticipación probable a los resultados del 5 de julio se basa en la hipótesis de que triunfe la estrategia impulsada por López Obrador. ¿En qué consiste? En dar la batalla por la vía pacífica, a través del proceso electoral, en contra de tres adversarios claramente identificados: el PRI, el PAN y la corriente interna del PRD aliada a esos dos partidos y a los poderes fácticos (los medios electrónicos y otros). ¿Cómo plantea López Obrador contender en esos tres frentes de lucha? Votando por los candidatos del movimiento en defensa del petróleo, la soberanía y la economía popular, que se encuentran repartidos en las listas del PRD, el PT y Convergencia.

Por ejemplo, en la ciudad de México, los simpatizantes de López Obrador tendrían que votar así: para jefes delegacionales, por los candidatos del PRD; para integrantes de la Asamblea Legislativa, también por los candidatos del PRD; para diputados federales de mayoría simple, también por los candidatos del PRD, pero ojo, mucho ojo, para diputados federales de la lista plurinominal, por los candidatos del PT. Y lo mismo en el resto del país: que en las cinco circunscripciones plurinominales el movimiento vote por los candidatos del PT.

Esa es la jugada y las fuerzas tenebrosas del espuriato ya se dieron cuenta. De allí los ataques de Amalia García, gobernadora perredista de Zacatecas, y Germán Martínez, presidente del PAN, en contra de Ricardo Monreal, senador del PT (con licencia de tres semanas). De allí también la rabieta de Jesús Ortega, presidente del PRD, que se negó a difundir un espot en que López Obrador llama a votar por los candidatos del sol azteca en el Distrito Federal, en represalia porque en el resto del país el tabasqueño invita a votar por el PT y por Convergencia.

¿Qué pretende con este gambito el ex peje de Gobierno, siempre fecundo en ardides como Ulises? Varios objetivos: apuntalar, una vez más, al PRD capitalino como la fuerza más grande e importante de la resistencia civil pacífica; mantener, y de ser posible aumentar, la mayoría que Marcelo Ebrard tiene en la Asamblea Legislativa, con la ventaja adicional de que en ésta ya no habrá aliados perredistas de la fuerzas tenebrosas del espuriato, porque no ganaron candidaturas en las elecciones internas (que, para variar, fueron un asco).

De acuerdo con las reglas del sistema electoral mexicano, partido que obtiene más votos recibe del Estado más dinero. En este sentido, la gambeta de López Obrador también es nítida: de lo que se trata es de aumentar los recursos oficiales del PRD capitalino y del PT en todo el país y, en la misma proporción, recortárselos al PRD nacional, es decir, a quienes valiéndose del prestigio del tabasqueño llegaron al poder con los votos del movimiento popular y, una vez allá arriba, pactaron con la derecha, hicieron la política de Calderón y se apoderaron de la estructura del partido para tratar de vencer por hambre a los seguidores de López Obrador. ¿Quién olvidará el caso de José Zamarripa, que murió en la más franciscana pobreza debido a esta trama canallesca?

La estrategia de López Obrador apunta a profundizar la lucha pacífica por la vía electoral y navegar las tempestades de los tres años venideros a bordo de un barco más resistente que la cáscara de nuez podrida en que se ha convertido el PRD nacional. ¿Saldrá la resistencia civil pacífica, más allá del Distrito Federal, a fortalecer al PT? ¿Si el movimiento decide a última hora participar masivamente en las elecciones, el abstencionismo será inferior a 70 por ciento? ¿En lugar de 27 de cada 100 votarán 35 de cada 100? Detrás de estas dudas se oculta la tercera lectura anticipada de los resultados del 5 de julio: la del fraude.

Antes de la contingencia sanitaria nos quedamos en que Elba Esther Gordillo y Calderón fraguaban acuerdos secretos para que los nuevos magistrados del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje fueran nombrados por la líder vitalicia del magisterio, a cambio de que la profesora acarreara a sus huestes y a sus gobernadores a las urnas para fabricarle una victoria tan aplastante como artificiosa al PAN. Esa posibilidad no ha perdido su vigencia. La mala noticia, para todos, es que si el gobierno (o lo que sea) opta por el fraude, el fracaso de las elecciones (que para una mayoría escéptica es ya carambola cantada) nos remitirá automáticamente al escenario dibujado en la primera columna de esta página.

Dicho de otro modo, si por obra y gracia de un fraude el Poder Legislativo se deslegitima como ya lo están el Ejecutivo y el Judicial, los sectores sociales que luchan por la transformación de la vida pública, de la economía y por un mejor sistema de justicia, tendrán que olvidarse de la vía electoral y organizarse para imponerle al gobierno un plebiscito revocatorio de mandato (que a la mejor Calderón también gana mediante un tercer fraude, pues como dijo Descartes, no lo descartes).

A seis domingos de las elecciones, ¿habrá un abstencionismo de 73 por ciento? ¿Funcionará la compleja estrategia de López Obrador? ¿Los medios lincharán a Monreal para aplastar al PT? ¿El IFE le dará tratamiento especial? ¿El PRI le regalará votos a los candidatos de Jesús Ortega para que el PRD nacional no se hunda... más? ¿Alcanzará un fraude para fabricarle a Calderón su mayoría? ¿Aprenderá Elba Esther a leer la palabra e-pi-de-mio-ló-gi-co? No es una encuesta. No publiquen sus verdaderas opiniones. Recuerden que las paredes no sólo oyen, también se roban la voluntad ciudadana.



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

Confesiones de un adulto joven


Jorge Gómez Naredo
El Occidental
25 de mayo de 2009


Me miro al espejo: veo un rostro con dos ojos, una boca, cejas, pestañas y cabello. Veo piel, barbilla y unos hombros: ¿qué será de mí?, ¿hacia dónde me dirigiré? Yo pienso que muchos se hacen estas preguntas cada vez que se miran, detenidamente, en el espejo. Y es que en este país hay inseguridad. Pero no solamente la relacionada con los secuestros, con los robos o los asesinatos. Hay inseguridad sobre el futuro: nuestro futuro.

En unas cuentas semanas, según el Instituto Nacional de la Juventud, dejaré de ser joven. Ahora, ellos me indican, me convertiré en adulto. Un adulto joven. ¿Y qué es lo que tengo? A nivel personal, algunos fracasos, llanto, lágrimas, alegrías, días en que fue feliz y días en que fui el hombre más aborrecible del mundo. Fui bueno y malo, ético e hipócrita. Digamos: demasiado humano. Defectos, aciertos, segundos de brillantez y muchos minutos de estupidez. No tengo hijos. Eso sí, poseo tres perras. Pero no es lo mismo. O la gente me dice que no es lo mismo: hay grandes diferencias entre ser "amo" y ser "padre". Yo no lo sé de cierto: jamás me han dicho papá.

No me he casado, en principio, porque nunca he tenido dinero para hacerlo: los gastos, el alquiler de un departamento (una casa ni soñar) y el menaje indispensables para la vida moderna de hoy (refrigerador, estufa, calentador, muebles, sillas, cama y un largo etcétera) resultan verdaderos obstáculos para establecer un matrimonio. Sé que el dinero no fue el único impedimento. También lo fui yo. No lo quería. Y después que quise: vino el fracaso vestido de mis errores.

Ahora, en unas cuentas semanas más, dejaré de ser joven. Me dicen que seré adulto. Un adulto joven. Y me pregunto, ¿qué seguridad tengo? He estudiado toda mi vida. Licenciatura, maestría y ahora doctorado. Cuando he trabajado, me han explotado. Al principio me decían que no tenía experiencia, después: que estaba sobrecalificado. Ahora recibo de ingreso una beca, pero, ¿más tarde, de qué viviré?

Yo quería que ganara López Obrador la Presidencia de la República. No por fanatismo, no por una admiración inconmensurable. Quería que ganara porque sabía (estaba y estoy convencido), que con él las cosas serían un poco más justas. No mucho, solamente un poco. Y eso era bueno para un país donde la gente vive en la pobreza. Pero no ganó. O más bien, sí ganó, pero le robaron la presidencia: hicieron fraude los potentados de este país.

Hoy, a casi tres años de ese 2006, la situación se ha puesto mal: quienes prometieron empleo, estabilidad y combate a la corrupción, han tenido una gestión caracterizada por la pérdida de empleos, la inestabilidad económica y los altos índices de corrupción. Y eso se vive abajo, con la gente. Buena parte de mis amigos (algunos verdaderamente brillantes en lo que hacían), o se han tenido que ir del país o están recibiendo sueldos de mierda haciendo trabajos de mierda. Algunos optaron por seguir estudiando (siempre en un posgrado donde hubiera becas y pudieran sobrevivir unos cuantos años), pero después: viene el desempleo. Sí, el desempleo de licenciados, de maestros, de doctores y post-doctores. Y claro, somos (los de arriba nos dicen) los que tenemos oportunidad de estudiar: los "privilegiados".

Sé que pronto dejaré de ser joven. Me dicen que seré un adulto. Un adulto joven. Y me vienen muchas reflexiones a la mente. Pienso, por ejemplo, que hay gente sin trabajo, desesperada por encontrar uno. Y hay muchos con empleo, que reciben salarios que no sobrepasan los tres mil quinientos pesos al mes (lo que se gasta un "joven bien" en un fin de semana de antro). No sé si es cuestión de echarle la culpa a alguien. Quizá sea nuestra culpa: ¿cómo hemos podido soportar a unas autoridades que nos han llevado a un despeñadero y a unos patrones que nos explotan tanto? Sí, lo sé. Es difícil luchar cuando se precisa comer, cuando se tiene hambre. A mí me gustaría que el pueblo se levantara, que se inconformara, que decidiera de una buena vez por todas limpiar este país. Sé que sueño. Que eso, quizá, no pasará. Pero cómo me gustaría que fuera así. Aunque sea un poquito. Ya me imagino a Vicente Fox y a Felipe Calderón y a tantos otros encarcelados, tras las rejas. Sí, eso sería bonito: simplemente lo justo. No sé si se logre. Pero sería sano para este país. Cuando me digan: ya no eres joven, eres adulto, un adulto joven, yo agregaré: un adulto joven que quiere (ah, qué terco soy) cambiar el mundo..., y no me desilusiono.

jgnaredo@hotmail.com

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lunes, mayo 11, 2009

Lorenzo Servitje ¿Porque yo sí voy a votar?



En este video Lorenzo Servitje el dueño de uno de los monopolios más influyentes de México llamado BIMBO, habla cínicamente sobre el porque los mexicanos "deben" salir a votar... Ahora los oligarcas del país, se dicen los buenos de la pelicula y según ellos se enorgullecen de "hacer labor social" y ayudar a los demás. Además de expresar sus miedos porque la "inseguridad esta a la vuelta de la casa" y decir que el voto es un "instrumento extraordinario". Y sí es un "instrumento extraordinario" porque no se respeto en el 2006. Según Servitje es una "desgracia" que ahora en las elecciones intermedias un tercio de la población mexicana solo sea la participante y los demás pierdan la "oportunidad".

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viernes, mayo 08, 2009

Lo volvería a hacer: Diego; AMLO: más involucrados


CSG vengó a Raúl al exhibir al ex tesorero, señala el tabasqueño

Lo volvería a hacer: Diego; AMLO: más involucrados

Juan Arvizu, Jorge Ramos y Ricardo Gómez
El Universal
Viernes 08 de mayo de 2009
El Universal
politica@eluniversal.com.mx

Diego Fernández de Cevallos y Andrés Manuel López Obrador respondieron ayer a las revelaciones que Carlos Ahumada Kurtz hace en su libro Derecho de réplica, en el cual sostiene que Carlos Salinas negoció con Vicente Fox los videos que muestran a funcionarios del GDF y personajes perredistas en actos de corrupción.

Mencionado como “coordinador” de los videoescándalos, el panista Fernández de Cevallos dijo que trató con Ahumada, pero “jamás” otro personaje estuvo involucrado en su relación con el empresario, y se negó a especular sobre el tema. “Lo que hice ya lo sabe el pueblo de México y lo volvería a hacer”, afirmó.

Para López Obrador, el libro confirma el complot orquestado en su contra, y que el país está en manos de “una mafia”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, mencionó que elabora una lista para dar a conocer a los integrantes de esa “mafia”.

De acuerdo con López Obrador, el ex presidente Carlos Salinas es una de las dos cabezas de ese grupo, “pero al final de cuentas hay una especie de coordinación colectiva. Salinas juega un papel, pero también (el empresario) Roberto Hernández”.

Señaló además a Vicente Fox, Felipe Calderón, Claudio X. González, Manlio Fabio Beltrones y Diego Fernández de Cevallos.

Respecto al video que exhibe al ex tesorero capitalino Gustavo Ponce en un casino de Las Vegas, el político tabasqueño indica que se trató de una venganza de Salinas. “Había en Salinas un interés especial en destruir a Ponce, porque a él le tocó, como subsecretario de la Contraloría federal, presentar las pruebas contra Raúl Salinas”.

En un capítulo de su texto, Ahumada menciona que fue un colaborador suyo quien en febrero de 2004 grabó a Ponce, cuando jugaba en un casino de Las Vegas. “No lo hizo la CIA ni la DEA o alguna otra institución de Estados Unidos”.

La grabación, según Ahumada, se hizo “con una cámara de video común y corriente; iba adentro de una cartera de cuero negro, a la que se le quitó un pedazo en uno de los costados, justo en donde quedaba la lente, y se le puso una mica transparente. La traía bajo el brazo y así fue como grabó a Gustavo Ponce”.

En otro pasaje de Derecho de réplica, Ahumada escribe que en 2006 tuvo contacto con el equipo de campaña de Felipe Calderón, mediante Juan Molinar Horcasitas, actual secretario de Comunicaciones.

Refiere que el gobierno estaba interesado en apoyarlo a cambio de algún video que desacreditara a López Obrador, pero la negociación, al final, terminó en una amenaza de Molinar a la esposa de Ahumada.

Las revelaciones involucran también a dos funcionarios del Poder Judicial, al magistrado Alejandro Luna Ramos, y a la hermana de éste, Margarita, ministra de la Corte. En el libro, Ahumada dice que operó la llegada de Margarita al máximo tribunal.

Otros personajes, como Enrique Peña Nieto y Santiago Creel Miranda, mencionados en el texto, negaron cualquier relación con Ahumada y minimizaron los dichos.


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jueves, mayo 07, 2009

Se confirma el complot, contra Andrés Manuel López Obrador::::::¿Política Ficción?


* Carlos Ahumada, en su libro Derecho de réplica, que empezará a circular hoy, acusa a Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos de haber urdido la trampa de los videos contra Andrés Manuel López Obrador

* Revela que le ofrecieron 400 millones de pesos que hasta la fecha NO le han pagado / Asegura que toda la estrategia se planeó con Salinas de Gortari directamente

MEXICO, D.F., 6 de mayo (APRO).-
El empresario Carlos Ahumada acusa a Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos de haber urdido el complot de los videos contra Andrés Manuel López Obrador y revela que le ofrecieron 400 millones de pesos que hasta la fecha no le han pagado.
Ahumada asegura que toda la estrategia seguida en torno a los videoescándalos se tomó con Salinas de Gortari directamente.
Ciro Gómez Leyva leyó esta tarde en su noticiero Fórmula de la Tarde, fragmentos del libro Derecho de réplica que empezará a circular el jueves, en el que anuncia que existen otros videos que involucran a personajes importantes del país que podrían servir para iniciar querellas penales pero que los mismos le fueron hurtados a su mujer por Salinas y Fernández de Cevallos.
Como parte de su libro, Ahumada asegura que la decisión de dar a conocer los videos fue personal pero que de la misma se aprovecharon grupos de poder y personajes del gobierno de Vicente Fox, entre los que menciona a Eduardo Medina Mora, entonces cabeza del CISEN y el entonces procurador Rafael Macedo de la Concha, además de Ramón Martín Huerta, el segundo hombre de confianza de Fox cuando este gobernó Guanajuato, y posteriormente su secretario de Seguridad Pública federal cuando en el 2005 falleció al chocar su helicóptero.
Esto es lo que dice textualmente Ahumada sobre algunos de los pasajes de su historia en aquel traumático episodio de los videoescándalos.
Sobre el complot contra Andrés Manuel López Obrador cuenta: “No fue una revancha, fue una decisión individual que fue aprovechada o de la que sacaron beneficio grupos de poder o personas que tuvieron la manera de manejar esta información. Todo lo negocié directamente con Carlos Salinas, muchas veces en presencia de Rosario Robles, con Diego Fernández de Cevallos, con Ramón Martín Huerta, con Eduardo Medina Mora, y con el general Rafael Macedo de la Concha.
Todos ellos intervinieron, formaron parte y realizaron alguna tarea en especial, pero concretamente negocié con Carlos Salinas y Diego Fernández de Cevallos, ¿Por cuánto? Acordamos que me pagarían casi 400 millones de pesos, los cuales nunca me pagaron”.
Describe uno de los encuentros con Salinas al que asistió Rosario Robles, ya en ese momento, aparentemente, presidenta nacional del PRD.
“En la madrugada, antes de despedirnos, se dio una de las escenas más impactantes en mi vida. Salinas le mostró su biblioteca a Rosario Robles. Había condecoraciones y fotografías, entre otros recuerdos, cuando llegamos a la vitrina en donde conserva sus bandas presidenciales. Ahí, Rosario le comentó que debía ser un gran honor y un orgullo portar la banda presidencial. Salinas inmediatamente tomó una escalerita para poder subir, abrió la vitrina y saco una de las bandas presidenciales, la tomó y se la puso a Rosario cruzándola en su pecho y le dijo: te luce muy bien”.
En cuanto a la existencia de más videoescándalos, Ahumada denuncia en su libro: “Puedo decir que sí hay más videos con otros personajes… Esos videos darían de sobra para la apertura de nuevos expedientes judiciales. Respecto de su paradero, algunos los tengo guardados y otros están en manos del abogado Juan Collado, de Carlos Salinas y de Diego Fernández de Cevallos. Ellos se los robaron a mi esposa Cecilia de una manera por demás burda, vil y artera. Se llegó a manejar en la prensa que los videos me habían sido incautados en Cuba pero no, eso nunca sucedió. Cuando me detuvieron en Cuba solo tenía copias de los de Bejarano e Imaz que ya se habían difundido”.

FUENTE


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domingo, febrero 01, 2009

Desfiladero Jaime Avilés

Foto: Cesar Huerta/Extensión Medios


La Jornada

Jaime Avilés
jamastu@gmail.com

■ ¿Usted votaría por una lista en la que estuvieran Encinas y Acosta Naranjo?

Un grito súbito en la Plaza México, dos domingos atrás: “¡arriba López Obrador!”. Respuesta del distinguido y culto público: silencio. Una semana después, en el mismo lugar y entre la misma gente, sentado en barrera de segunda fila de sombra, un famoso levantacejas de Televisa, defensor a capa y espada del fraude electoral de 2006, recibe el brindis de un torero y se lleva una rechifla.

Hace dos años y medio, durante alguna de las lluviosas tardes del plantón en Reforma, en respuesta a la demanda de millones de mexicanos que exigían la revisión total de los comicios presidenciales, los escasos partidarios de Felipe Calderón en una corrida de la Plaza México, cerveza en mano y a voz en cuello, coreaban así: “¡voto por voto, casilla por casilla, se chinga Obrador y toda su cuadrilla!”. Hoy, ante el apoyo explícito al político tabasqueño, guardan silencio, y no se molestan en respaldar, aunque sea con un aplauso, al cínico propagandista del régimen.

Reducto del conservadurismo más recalcitrante, la Plaza México y sus cambios de actitud ante la realidad de la crisis, explican a su modo el enojo creciente de las voces de la calle, las férreas protestas de los pescadores camaroneros en paro desde hace un mes contra el absurdo precio del diesel; las movilizaciones de los trabajadores cañeros, o la manifestación de ayer por la tarde que aglutinó a campesinos, maestros y mineros, en representación de diversos sectores que luchan contra la política económica de Calderón y su redondo secretario de Hacienda.

Al margen de la gente de carne y hueso, los partidos políticos preparan las contiendas electorales desarrollando una actividad que en mucho se parece a la que realizan los dueños de los equipos de futbol durante los llamados “mercados de piernas”: venden y compran todo lo que les ayude a meter goles. En el PRI, Beatriz Paredes intenta un palomeo equitativo entre los grupos que encabezan Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón, en abierta pugna con las fuerzas teotihuacanas del muñeco de la rosca, Enrique Peña Nieto.

En el PAN, consciente de la debacle que se le viene encima, Germán Martínez, el pequeño nazi que dizque lo dirige, suplica desde ahora que durante la campaña no se mencione, pero por piedad, el tema del empleo. ¿El partido del “presidente del empleo” se arrodilla así para implorar que no le toquen ese piano? Pues entonces que tampoco se hable de inseguridad pública, devaluación del peso, precio de la tortilla, inflación galopante, precio de la gasolina, 7 mil muertos de la guerra “contra” el narco, precio del gas doméstico, contratos de Mouriño, precio de la luz eléctrica, manos limpias, coopelas o cuello, resultados de la investigación “exhaustiva” a los hijos de Marta Sahagún, castigo a los que “irrumpan” la ley, matanzas de inocentes en los retenes militares de Sinaloa, la “gastritis mal atendida” de Ernestina Ascensio en Zongolica, la represión criminal en Oaxaca, los 70 años de cárcel a los líderes de Atenco, el sonsonete “López Obrador es un peligro para México”, ni del “vota por mí para que nunca más volvamos a tener una crisis”.

De aceptarse el ruego de Herr-man, las campañas electorales podrían llevarse a cabo de acuerdo con el método de Marcel Marceau, es decir, con el rostro de todos los candidatos pintado de blanco abstencionista y haciendo mímica en el más absoluto y delicioso de los silencios.

Limón o sandía

Durante el mitin del domingo pasado en el Zócalo, ante más de 200 mil seguidores de Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Encinas anunció que el Movimiento Nacional en Defensa de la Economía Popular abrirá casas en las capitales de todos los estados de la República y en las 16 delegaciones políticas del Distrito Federal, que funcionarán como “centros de operaciones” y “lugares de encuentro y de trabajo” para “promover la solidaridad y la ayuda mutua, fomentando la vida y el desarrollo comunitario”.

Estamos ante una decisión que, si se concreta, puede tener consecuencias profundas, toda vez que supone la instalación de las primeras estructuras territoriales del gobierno legítimo en todo el país. De esos “lugares de encuentro y de trabajo” podrían surgir los comedores populares que López Obrador propuso en noviembre; las empresas autogestivas para impulsar actividades económicas, que se mencionaron en diciembre, y un montón de cosas más: cooperativas para producir alimentos, talleres de artes y oficios, redes de salud, guarderías infantiles, etcétera.

En otras palabras, a través de esa estructura, el movimiento podría transformar en obra pública toda la energía humana que la crisis va a sacar del mercado laboral, y contribuiría asimismo a atenuar las consecuencias de la depresión y los impulsos autodestructivos que traen consigo la pérdida del empleo.

Que Alejandro Encinas, como coordinador de las comisiones o subsecretarías del gobierno legítimo –que en diciembre fueron designadas para la defensa de la economía popular– haya dado en el Zócalo esta alentadora noticia, y que López Obrador lo mencionara con tanto afecto en su discurso, hizo creer a muchos que se estaba trazando una línea divisoria entre el PRD derechista de los chuchos, y el PRD que no reconoce a Calderón ni ha traicionado al movimiento.

Sin embargo, ayer, en una nota de prensa que no ha sido confirmada por esta columna, se barajaba la posibilidad de que Encinas fuera postulado por el PRD de Jesús Ortega a una candidatura plurinominal junto a Jesús Zambrano y Guadalupe Acosta Naranjo. ¿Verdad que no se entiende nada? La dicotomía entre movimiento social y partido electorero puede conducir a la esquizofrenia. Ojalá Encinas aclare pronto si está con melón o con sandía…

Slim en Nueva York

No sorprendió a nadie que, hace unos días, el periódico The New York Times informara que Carlos Slim acababa de invertir 250 millones de dólares para adquirir un paquete de acciones en ese diario, sin derecho a voz ni a voto en su consejo de administración. En círculos que saben de qué lado masca la iguana se dice que el hombre más rico del mundo hizo esta pequeña inversión estratégica para podear “golpear” las acciones de Televisa en la bolsa neoyorquina, desde la sección de finanzas del periódico más influyente de Estados Unidos. ¿El propósito? Ablandar a Emilio Azcárraga para que le ceda un poco de espacio en el espectro radioeléctrico y le permita abrir la que sería la tercera cadena televisiva de México.



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miércoles, enero 07, 2009

Opinion - Luis Linares Zapata

1988 y 2006: puntos de vista

La Jornada

Ya desde las elecciones de 1988 (de todos los ocultamientos de actas y urnas) una sólida mayoría de la sociedad mexicana había votado por la izquierda. Ello implicaba, de haberse respetado el veredicto para constituir gobierno, un cambio drástico del rumbo neoliberal apenas iniciado o, cuando menos, una reposición (ajustada) del modelo nacionalista que, durante largo tiempo, mostró sus positivos resultados para el crecimiento económico, la fluctuación social y el beneficio colectivo. México se habría adelantado a los vientos transformadores que ahora soplan por vastas regiones latinoamericanas. El anquilosado sistema prevaleciente de poder lo impidió mediante subterfugios fraudulentos, trampas autoritarias y rampantes delitos. Se impuso y profundizó, de ahí en adelante, el cruento modelo conservador que rige hasta estos aciagos días de crisis mundial.

Hubo otra prueba (2006) en que la izquierda volvió a ser frustrada por la renuencia del tinglado dirigente a ceder el poder a través del rejuego democrático. Sólo que esta vez las capacidades de esa mal llamada elite para dar algún resultado positivo son menores, si no es que inexistentes. Así las cosas, el grupo gobernante, ahora más reducido en sus integrantes, dio fehacientes pruebas de su imposibilidad intrínseca para responder a los requerimientos de un país destrozado tras un cuarto de siglo de penurias, fracasos y dolores inmerecidos impuestos al resto de la sociedad. México, de ser gobernado por la alternativa que prevaleció realmente en las urnas (AMLO), se habría incorporado al concierto que por ahora rige en Latinoamérica.

Pero tal aventura continental no sucede en el vacío ni de manera fácil o espontánea. Se ha fraguado por el cruento fracaso de las fórmulas neoliberales diseñadas según las pautas del acuerdo de Washington. Tales fórmulas se propagaron con entusiasmo por una enfermiza amalgama de tecnócratas, plutócratas y políticos decadentes locales, guiados y hasta controlados por los centros hegemónicos del poder mundial. Parte sustantiva de la academia, junto con publicistas e intelectuales orgánicos, tanto del gobierno como de las organizaciones empresariales y de los medios masivos, colaboró activamente en la tarea de convencimiento y distracción.

Se ha esparcido la especie de que la izquierda, tanto en 88 como en 2006, no supo retener lo obtenido en las urnas, que le faltó arrojo, organización o talento negociador. Unos afirman, porque así conviene a sus visiones y complicidades, que no se vigilaron las casillas y por ahí se les coló el fraude a pesar de que la coalición Por el Bien de Todos fue la que más las cuidó. Otros más aducen que los triunfadores efectivos (CCS y AMLO) no supieron o no quisieron negociar con los usurpadores (Salinas y Calderón). En contraste con esa incapacidad negociadora que le atribuyen a la izquierda, el PAN primero y después el PRI supieron tomar sus respectivas oportunidades. Concluyen, sin meditar más allá de las sentencias terminales de la propaganda oficial, que el PAN pudo imponerle a Salinas su programa y con ello cogobernar. El PRI, por su lado, sostiene que ha aprovechado el tajante rechazo de AMLO a la continuidad del modelo de gobierno, y a cualquier trato con Calderón, para superar su terciario lugar como fuerza política. Tales posturas, de manera por demás interesada o simplista por lo menos, se olvidan de la íntima confluencia habida, en ambas ocasiones, entre las distintas facciones de la derecha para contrariar la voluntad popular. El sistema aún vigente empleó, con diferencias para cada ocasión, todos los recursos, mecanismos, instituciones e intimidaciones a su alcance en su afán de asegurar su prolongación. En ambos casos la decisión fue la misma: retener el poder sin importar el costo. En 88 porque, sin la menor sombra de duda o pudor, así lo declaran los actores principales. En 2006 porque el instrumental usado quedó descrito, con todo cinismo, en la detallada retahíla de artimañas enunciadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para justificar la confirmación de Calderón.

Sobre lo ocurrido en 88 y en 2006, sin embargo, hay quienes siguen predicando que no cuentan con prueba alguna que soporte el fraude. Unos (Salinas) aducen la verdad jurídica: las actas están en el archivo de la nación, afirman con desparpajo interesado. Soslayan que en 88 las urnas fueron quemadas a pesar de la oposición de nutrido contingente de diputados, y 25 mil nunca fueron mostradas (en total más de 50 mil). Otros aducen (2006) que el listado de cada una de las más de 100 mil casillas está disponible en la Internet, pero nunca se contrastaron con las boletas (ya lo habían hecho más de un millón de mexicanos, repiten con sorna poco disimulada sus publicistas). Poco importa ya, pero el académico del CIDE (J. A. Crespo, 2006: hablan las actas) ha demostrado, en su acuciosa revisión, los numerosos errores no sólo de sumas, sino de variadas incongruencias en al menos la mitad de las actas que pudo estudiar. Dicha elección, igual que la de 88, debió anularse o abrir todos los paquetes y contar las boletas para determinar, sin dudas, la legitimidad del vencedor.

En ambos casos la autoridad gobernante se impuso (Cámara de Diputados y TEPJF) e impidió que las elecciones se limpiaran. La continuidad ha seguido su curso y las consecuencias para el desarrollo del país son por demás funestas. Un cuarto de siglo perdido para el bienestar colectivo. Ahora se tiene un país donde 70 por ciento de sus habitantes tienen ingresos menores a 6 mil pesos, y millones en pobreza extrema, la hacienda pública recauda sólo 9 por ciento del PIB en impuestos y la cuenta corriente de la balanza de pagos y la comercial arrojan déficit crecientes e insostenibles. Se ha perdido la seguridad alimentaria y la energética está en serio peligro. Se extranjerizó el sistema de pagos (banca) y se enseñorearon la especulación y los abusos. El analfabetismo todavía es un estigma sobre amplísimos sectores de la población y la juventud no encuentra cabida en las instituciones de educación media y superior. La migración es un flagelo junto con la inseguridad, elevada a grados de monstruosas deformaciones, mientras la concentración del ingreso y la riqueza llega a niveles obscenos. La fábrica nacional está por completo desintegrada. Ello es sólo parte de los costos de continuar con el modelo impuesto por ese tinglado derechista que se apropió, con rampante ilegalidad, del los mandos de esta sangrada república.


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lunes, enero 05, 2009

JORGE GÓMEZ NAREDO ::2009: pesimismo y esperanza::

Un camino incierto Foto: Cesar Huerta/Extensión Medios


El Occidental
5 de enero de 2009

Yo no me siento diferente. Y eso que hace unos días vivía en el año 2008 y hoy, dicen, todos lo repiten, habito en el 2009. Las campañas de publicidad me desean (y les desean a todos) parabienes para este año que recién comienza. En mi teléfono celular recibo mensajes de amigos y no tan amigos que me comentan: "Feliz año", "Todo lo mejor para este 2009", etcétera. Pero, ¿qué cambia?, ¿cómo cambia mi alrededor?, ¿cómo cambio yo?

Sin duda un día no transforma el mundo. No hay diferencia entre la noche del 31 de diciembre de 2008 y la mañana del 1 de enero de 2009. Las sociedades occidentales hacen todo lo posible por mostrar que otro año llega, que otros somos, que lo que fuimos ya no lo seremos, o quizá lo seguiremos siendo, pero de manera distinta. Muchas personas toman bríos, energías para enfrentar este novel año. Hacen propósitos: dejar de fumar, comer menos, hacer ejercicio, no enojarse con sus parejas, con sus hijos o con sus padres, aprender inglés, francés o alemán. Algunos otros simple y llanamente desean seguir sobreviviendo. Pero, ¿qué realmente se transforma?

No cambiará, por ejemplo, la desigualdad en el país: los ricos seguirán explotando a los pobres y los pobres se harán más pobres. Quienes hoy "gobiernan" a México continuarán gastando borbotones de dinero en viajes, comilonas y gastos de representación, mientras el pueblo se jode, mientras el pueblo no come, mientras el pueblo brega por el mar de las cuitas. Estados Unidos tendrá otro presidente, pero, ¿acaso se transmutarán de potencia colonial en organización humanitaria? Israel proseguirá bombardeando palestinos y seguirá matando, continuará siendo un gobierno asesino que no es castigado por nadie: las bondades de la impunidad mundial. ¿Qué realmente se transformará en este 2009?

Seguirán muriendo niños por hambre, y adultos y jóvenes y ancianos también. Los países ricos no dejarán sus ganancias por hacer de este mundo un mundo más justo. Los empresarios continuarán pensando en ganar más y más dinero, sin importar la pobreza mundial o los ecocidios, tan comunes hoy en nuestro planeta. Europa seguirá siendo Europa y muchos latinoamericanos, africanos y asiáticos buscarán visitar dicho continente: se impresionarán ante edificios, vías de comunicación veloces y el confort. La mayoría no se enterará que esa comodidad que los europeos gozan es gracias a la miseria de los países periféricos.

En México las mafias seguirán dominando: las mafias de la política y las del narcotráfico. Los discursos de Felipe Calderón serán parecidos a los que dio el año pasado: vamos bien, la crisis nos afectará poco, el gobierno actúa, estamos casi en el paraíso. Pero la realidad no cambiará: la impunidad, la corrupción y la violencia estarán ahí, sin variar un ápice. Los medios de comunicación electrónicos continuarán mostrando programas indignos para la inteligencia.

No sé si peco de pesimista. Pero, ¿cómo no serlo ante lo que veo? En 2006 se cancelaron muchos avances democráticos que pensábamos ganados y garantizados. Quien actualmente usurpa la presidencia de la república prometió empleo, estabilidad económica y bonanza. Y lo que hemos tenido es desempleo, devaluación y desesperanza. Sí, soy pesimista, pero no por lo que pueda o no hacer Calderón: de él no espero nada, siempre me ha parecido un pelele, un tipo inepto e inútil. No, mi desesperanza y pesimismo no es respecto a Calderón y sus mentiras. Mi pesimismo es respecto a esta sociedad que parece dormida, que no se levanta y no exige lo que le corresponde. Hay esfuerzos, y esfuerzos dignos. Pero parecería que una telenovela es suficiente para dormir las conciencias, que un merolico dando las noticias en Televisa o TV Azteca es más letal que las bayonetas y la represión. Sí, soy pesimista, pero guardo mis esperanzas.

Y mis esperanzas se basan en la terquedad, en pensar que aquí, en México, un verdadero cambio se puede dar. En pensar que la humanidad toda podrá transformarse, en pensar que el sistema capitalista (que vive una de sus peores crisis) por fin quedará enterrado y los gobiernos del mundo pensarán que vale más una vida humana que millones de dólares en una cuenta bancaria. Sí, soy pesimista, pero un pesimista que piensa en la esperanza. Y la esperanza es lo que mueve a cientos de miles de pobres en este mundo. Tener esperanza es ir ganando la batalla. Una batalla, por cierto, que no se puede perder.

jgnaredo@hotmail.com


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viernes, diciembre 19, 2008

¡Ay!, las izquierdas

Foto: Cesar Huerta/Extensión Medios

Octavio Rodríguez Araujo

La Jornada

Las izquierdas mexicanas no se encuentran a sí mismas. Quienes se apoderaron hegemónicamente del Partido de la Revolución Democrática enseñaron el cobre y confirmaron sus tendencias, que ya habíamos visto con Ruth Zavaleta desde que le guardó el asiento a Manlio Fabio Beltrones el primero de diciembre de 2006 en la Cámara de Diputados. Los llamados chuchos (Nueva Izquierda) se han querido presentar como los “racionales”, cuya oposición puede ser negociada en la consabida dinámica oportunista del “buen entendimiento” institucional. Para ellos lo pasado ya pasó y no hay razón para pensar o actuar con base en nostalgias. El presente debe estar determinado por el futuro y éste debe construirse con criterios de realpolitik para sacarle todas las ventajas posibles.

La oposición, según la entienden, es un elemento para negociar, no para oponerse. Los principios, si algunos, no cuentan. Lo que vale para ellos son los cargos que puedan ganar, el financiamiento público, las prebendas y las pequeñas cuotas de poder aunque sea para dar la nota en los medios. Se sienten la mayoría en su partido porque así lo dijo el tribunal que dos años antes cuestionaban, y tal vez lo sean. Hablan de reconstruir su partido, pero no dicen que su idea es convertirlo (en relación con el PAN) en una suerte de Partido Popular Socialista (de triste historia, en relación con el PRI) o en revivir al también triste Partido Socialista de los Trabajadores del cual salieron en buena medida, y que nunca fue socialista ni de trabajadores.

Los guiños de los chuchos con el Partido Social Demócrata (PSD) no pasaron de ahí, y según las apariencias en este momento no concretarán ninguna alianza para 2009. El PSD, por otro lado, ha tenido como único mérito su lucha en contra de las legislaciones antitabaco que, en muchos sentidos, sobre todo en el Distrito Federal, son irracionales, intolerantes y totalitarias. El PSD, fuera de esta cualidad mencionada, difícilmente podría ser considerado de izquierda y de oposición sustancial al poder instituido.

Algo semejante podría decirse del partido Convergencia, cuya apuesta es a mantenerse como partido político con registro en alianza con los seguidores de López Obrador y también con el Partido del Trabajo (PT). Los partidos y partiditos que aspiran a registrarse como Frente Amplio Progresista para la próxima elección de diputados federales, cuentan o quieren contar con el lopezobradorismo que, obviamente, no está con quienes se apoderaron de la dirección del PRD. López Obrador, por su lado, no tiene mucho espacio para dónde hacerse una vez que Alejandro Encinas fue descalificado por el tribunal electoral como presidente del partido al que todavía pertenece (hasta ahora). Convergencia y PT, unidos, más otras corrientes que dentro y fuera del PRD luchan por sobrevivir y ampliarse en la oposición, son los aliados naturales del lopezobradorismo, una fuerza social y política innegable, con un proyecto más o menos claro y de oposición real al panismo yunquizado de Calderón et al. Pero tal alianza es por conveniencia más que por convicciones y lo que está detrás, para unos, es mantenerse como partidos y, para otros, lograr al menos una candidatura que sirva para no perder voz en una de las tribunas colectivas de mayor resonancia en el país. Para López Obrador su juego es claro: conservar su muy bien ganado liderazgo en la oposición, en realidad la única sólida oposición que tienen Calderón y sus socios, y conquistar espacios en los órganos de representación para no marginarse de las instituciones de la República, en este caso del Poder Legislativo que, como quiera que sea, no es lo mismo que el Poder Ejecutivo (unipersonal).

Es previsible que el PRI se convierta en la bancada mayoritaria en la Cámara de Diputados, y no es muy difícil pensar que con buena parte de los diputados tricolores se puedan establecer acuerdos contra el PAN en la próxima legislatura. Al Revolucionario Institucional le convendría que los mexicanos lo vean más cerca de las izquierdas (sin confundirse) que de las derechas panistas, pues será su mejor carta para la elección presidencial de 2012, y más si la crisis, como también es previsible, continúa para entonces.

Cómo la jueguen los chuchos y los lopezobradoristas (con sus aliados) en la próxima legislatura, está por verse. Pero hay indicios para pensar que Dante Delgado y Alberto Anaya, por un lado, y el mismo López Obrador con Camacho y Muñoz Ledo, no tendrían dificultad para entenderse con los priístas contra Calderón y el PAN, a diferencia de Jesús Ortega, dirigente formal de primera en su partido, pero líder de segunda fuera de él.

En mala hora las izquierdas (con los matices que se quiera) se desunieron. La crisis, cuyos estragos veremos muy pronto en toda su crudeza, las favorecía, pero no la supieron aprovechar o no la previeron. Antepusieron sus intereses de grupo a los de las mayorías del país y, una vez más, López Obrador se les adelantó, dictando la agenda de las luchas por venir. Todavía hay tiempo –supongo– si los chuchos, por ejemplo, en vez de ofrecer disculpas recapacitan y se comprometen con la historia y su coyuntura actual. ¿Podrán o les gana su soberbia?



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

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