Páginas

::::

Mostrando las entradas con la etiqueta el occidental. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta el occidental. Mostrar todas las entradas

lunes, mayo 25, 2009

Confesiones de un adulto joven


Jorge Gómez Naredo
El Occidental
25 de mayo de 2009


Me miro al espejo: veo un rostro con dos ojos, una boca, cejas, pestañas y cabello. Veo piel, barbilla y unos hombros: ¿qué será de mí?, ¿hacia dónde me dirigiré? Yo pienso que muchos se hacen estas preguntas cada vez que se miran, detenidamente, en el espejo. Y es que en este país hay inseguridad. Pero no solamente la relacionada con los secuestros, con los robos o los asesinatos. Hay inseguridad sobre el futuro: nuestro futuro.

En unas cuentas semanas, según el Instituto Nacional de la Juventud, dejaré de ser joven. Ahora, ellos me indican, me convertiré en adulto. Un adulto joven. ¿Y qué es lo que tengo? A nivel personal, algunos fracasos, llanto, lágrimas, alegrías, días en que fue feliz y días en que fui el hombre más aborrecible del mundo. Fui bueno y malo, ético e hipócrita. Digamos: demasiado humano. Defectos, aciertos, segundos de brillantez y muchos minutos de estupidez. No tengo hijos. Eso sí, poseo tres perras. Pero no es lo mismo. O la gente me dice que no es lo mismo: hay grandes diferencias entre ser "amo" y ser "padre". Yo no lo sé de cierto: jamás me han dicho papá.

No me he casado, en principio, porque nunca he tenido dinero para hacerlo: los gastos, el alquiler de un departamento (una casa ni soñar) y el menaje indispensables para la vida moderna de hoy (refrigerador, estufa, calentador, muebles, sillas, cama y un largo etcétera) resultan verdaderos obstáculos para establecer un matrimonio. Sé que el dinero no fue el único impedimento. También lo fui yo. No lo quería. Y después que quise: vino el fracaso vestido de mis errores.

Ahora, en unas cuentas semanas más, dejaré de ser joven. Me dicen que seré adulto. Un adulto joven. Y me pregunto, ¿qué seguridad tengo? He estudiado toda mi vida. Licenciatura, maestría y ahora doctorado. Cuando he trabajado, me han explotado. Al principio me decían que no tenía experiencia, después: que estaba sobrecalificado. Ahora recibo de ingreso una beca, pero, ¿más tarde, de qué viviré?

Yo quería que ganara López Obrador la Presidencia de la República. No por fanatismo, no por una admiración inconmensurable. Quería que ganara porque sabía (estaba y estoy convencido), que con él las cosas serían un poco más justas. No mucho, solamente un poco. Y eso era bueno para un país donde la gente vive en la pobreza. Pero no ganó. O más bien, sí ganó, pero le robaron la presidencia: hicieron fraude los potentados de este país.

Hoy, a casi tres años de ese 2006, la situación se ha puesto mal: quienes prometieron empleo, estabilidad y combate a la corrupción, han tenido una gestión caracterizada por la pérdida de empleos, la inestabilidad económica y los altos índices de corrupción. Y eso se vive abajo, con la gente. Buena parte de mis amigos (algunos verdaderamente brillantes en lo que hacían), o se han tenido que ir del país o están recibiendo sueldos de mierda haciendo trabajos de mierda. Algunos optaron por seguir estudiando (siempre en un posgrado donde hubiera becas y pudieran sobrevivir unos cuantos años), pero después: viene el desempleo. Sí, el desempleo de licenciados, de maestros, de doctores y post-doctores. Y claro, somos (los de arriba nos dicen) los que tenemos oportunidad de estudiar: los "privilegiados".

Sé que pronto dejaré de ser joven. Me dicen que seré un adulto. Un adulto joven. Y me vienen muchas reflexiones a la mente. Pienso, por ejemplo, que hay gente sin trabajo, desesperada por encontrar uno. Y hay muchos con empleo, que reciben salarios que no sobrepasan los tres mil quinientos pesos al mes (lo que se gasta un "joven bien" en un fin de semana de antro). No sé si es cuestión de echarle la culpa a alguien. Quizá sea nuestra culpa: ¿cómo hemos podido soportar a unas autoridades que nos han llevado a un despeñadero y a unos patrones que nos explotan tanto? Sí, lo sé. Es difícil luchar cuando se precisa comer, cuando se tiene hambre. A mí me gustaría que el pueblo se levantara, que se inconformara, que decidiera de una buena vez por todas limpiar este país. Sé que sueño. Que eso, quizá, no pasará. Pero cómo me gustaría que fuera así. Aunque sea un poquito. Ya me imagino a Vicente Fox y a Felipe Calderón y a tantos otros encarcelados, tras las rejas. Sí, eso sería bonito: simplemente lo justo. No sé si se logre. Pero sería sano para este país. Cuando me digan: ya no eres joven, eres adulto, un adulto joven, yo agregaré: un adulto joven que quiere (ah, qué terco soy) cambiar el mundo..., y no me desilusiono.

jgnaredo@hotmail.com

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

lunes, febrero 16, 2009

JORGE GÓMEZ NAREDO Desencantos y esperanzas

Foto: Cesar Huerta/Extensión Medios


Jorge Gómez Naredo
Desencantos y esperanzas

El Occidental
16 de febrero de 2009

Para Alejandra Hidalgo, por la paciencia; y para César Huerta, por la comprensión.

¿Por qué seguir caminando en esta lucha?, ¿por qué no cejar en la búsqueda de una patria más justa?, ¿por qué continuar jugando a lo perdido? Hay veces en que uno se levanta y mira todo tirado. No la cama ni la casa, ¡sino el país!: mira que la política se ha denigrado y quienes se dicen "políticos" son -en su mayoría- un conjunto de funcionarios que funcionan poco y de administradores que son muy malos administrando. Mira un presidente espurio, pequeño, ínfimo, que no sabe cómo gobernar ni está preparado para afrontar los problemas de un país tan conflictivo. Mira también un gobernador, el de Jalisco, que ha cometido un sinfín de graves errores y escandalosos desvaríos y sigue ahí, feliz de la vida, "gobernando" la entidad. Y uno mira que no hay movilización social, que muchos tienen miedo de los efectos "nocivos" de la crisis, pero no hacen nada, no protestan ni se manifiestan. Surgen entonces las preguntas: ¿por qué seguir caminando en esta lucha?, ¿por qué no cejar en la búsqueda de una patria más justa?, ¿por qué continuar jugando a lo perdido?

Hay desencanto. Sí lo hay. ¿De dónde tomar las fuerzas para proseguir creando, todos los días, la esperanza? Pregunta difícil. Uno trata de cambiar el mundo; pero el mundo, terco, no cambia. Uno busca mejorar la patria donde se nace, donde se vive y donde, seguramente, se va a morir, y siempre se topa con pared: la televisión, la educación acrítica que se da en las escuelas, la falta de solidaridad, las luchas intestinas en las izquierdas y en los movimientos sociales, los protagonismos, las veleidades, los narcisismos, los egos, la falta de congruencia, la lógica electoral que siempre está por encima de los ideales, los errores que no se reconocen, las realidades que se ocultan y niegan, las derrotas que no se comprenden ni se asumen, en fin, todo ello impide una visión más clara de donde se está y hacia donde se va. Por eso, uno se pregunta: ¿por qué seguir caminando en esta lucha?, ¿por qué no cejar en la búsqueda de una patria más justa?, ¿por qué continuar jugando a lo perdido?

En México hay miseria, hay pobreza, hay desigualdad y hay corrupción, hay una democracia que no funciona, hay instituciones que solamente perpetúan la venalidad y el tráfico de influencias. Hay muchas cosas que no están funcionando. Hay un abismo enfrente. ¿Y cómo hacer para cambiar, para transformar, para mejorar la situación del país? Por supuesto que una tarea tan amplia, tan grande, tan titánica, no se puede hacer de forma individual: se precisa la colectividad. ¿Pero qué sucede cuando esa colectividad piensa de otra manera y continúa votando por los mismos que han saqueado y continúan saqueando al país?, ¿qué pasa cuando esa colectividad no se interesa por los problemas de todos y solamente desea solucionar los conflictos particulares, los individuales?, ¿qué hacer cuando el pueblo se agacha y no quiere alzar la voz? Preguntas que llevan a otras preguntas: ¿por qué seguir caminando en esta lucha?, ¿por qué no cejar en la búsqueda de una patria más justa?, ¿por qué continuar jugando a lo perdido?

Hay veces en que uno se levanta y mira todo tirado. No la cama ni la casa, ¡sino el país! Esos días, sin duda, hay que ser críticos con nosotros mismos. Pero también, esos días, hay que pensar que la lucha no está perdida, que siempre la esperanza nace, que los que robaron la presidencia en 2006 algún día caerán, que es tiempo de convicciones, que los movimientos sociales, a pesar de los errores, ahí están, buscando mejorar las condiciones del país, que hay personas que luchan desinteresadamente por una patria para todos, que muchos desean un mundo donde quepan todos los mundos: ¡que otro mundo es posible! Sí, esos días de desgana y de desencanto, son días difíciles. Pero días que, al final, terminan. Y uno debe pensar que habrá otro amanecer y tiempo para seguir planeando lo imposible: cambiar el mundo. Así de fácil. Así de simple. Sin utopías uno no sobrevive. Por eso lo importante es socializar las utopías y compartir los sueños. Porque los sueños, contraviniendo a Pedro Calderón de la Barca, no solamente sueños son: también realidades son. Esos días de desgana, uno siempre debería leer ese poema de José Emilio Pacheco: "No amo a mi patria. / Su fulgor abstracto / es inasible. / Pero (aunque suene mal) / daría la vida / por diez lugares suyos, / cierta gente / puertos, bosques, desiertos, fortalezas / una ciudad desecha, gris, monstruosa / varias figuras de su historia / montañas / y tres o cuatro ríos". Sí, cuando la desgana llega, la esperanza rápido está naciendo, está viviendo. Así es esto.


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

lunes, diciembre 29, 2008

JORGE GÓMEZ NAREDO ::La discriminación del Ayuntamiento de Guadalajara::

¿Quíen es el inculto? Foto: Cesar Huerta/Extensión Medios


Jorge Gómez Naredo
La discriminación del Ayuntamiento de Guadalajara

El Occidental
29 de diciembre de 2008

"El racismo y la discriminación son problemas graves que afectan al país. No solamente la discriminación se da en las clases altas, en la 'gente bien'. También las clases medianas discriminan y, en menor medida, los estratos pobres. Digamos que cada quien tiene su momento de discriminación y de racismo".

Dicen que no, que jamás, que nunca han intentado discriminar a los pobres, que eso no va con ellos. Así lo han declarado una y otra vez las autoridades de Guadalajara, en especial el secretario de Seguridad Pública, Macedonio Tamez Guajardo. Hacen operativos para quitar a los limpiaparabrisas de las esquinas, pero lo hacen porque agreden a los automovilistas, porque no se comportan como deben comportarse. Sí, eso no es discriminación, eso, según palabras del propio Tamez Guajardo, es aplicar la ley, y la "la ley es la ley, es ciega la justicia, se aplica y punto".

El racismo y la discriminación son problemas graves que afectan al país. No solamente la discriminación se da en las clases altas, en la "gente bien". También las clases medianas discriminan y, en menor medida, los estratos pobres. Digamos que cada quien tiene su momento de discriminación y de racismo. Unos más que otros, por supuesto. Basta ver una revista del corazón para constatar la enorme discriminación en el país. Y lo peor, la manera en cómo se acepta y no se castiga. Veamos un ejemplo.

A mediados del mes de diciembre fui a una café-tienda donde venden revistas, y no sé por qué, comencé a ojear una editada por Televisa llamada TV y Novelas. En ella aparecía una entrevista a Federico Díaz (un tipo que no sabía quién era y no sé aún quién es). El caso es que este individuo menciona en la entrevista que perdió su virginidad a los 13 años y que ha participado en algunas orgías. En ese momento me dieron ganas de dejar la revista en el lugar en donde estaba y dedicarme a ojear otras publicaciones más interesantes y serias. Sin embargo no lo hice, pues me encontré una declaración que me pareció sintomática de la discriminación existente en las clases altas y en el mundo del espectáculo. Dijo este señor (que se dedica a la conducción) lo siguiente: "Me gustan las mujeres súper sensuales, pero con clase, aunque eso no signifique que no haya estado con 'corrientonas'".

"Con clase" y "corrientonas", ¡vaya manera de pensar en el otro! No cabe duda que esta declaración resume claramente cómo se discrimina, y también demuestra la visión que muchos tienen de los estratos pobres, de las personas que no tienen "clase". Esta entrevista va en contra de cualquier intento que se haga en el país para que no exista discriminación ni racismo. Y nadie dice nada, nadie hace algún comentario de reprobación. La discriminación se da y no se castiga.

Esta visión de mundo (porque pensar que hay personas con "clase" y mujeres y hombres "corrientones" es una visión de mundo) es típica de ciertos círculos sociales, de las clases altas, de la "gente bien". Estas personas piensan que los pobres son "corrientes", "gente indecente" y que no saben comportarse "correctamente". Para ellos, los "corrientones" no deben mezclarse con la "gente bien".

Esta anécdota viene al caso porque, lo que ahora se está haciendo en el Ayuntamiento de Guadalajara parte de esta visión de mundo: se busca eliminar a los "corrientones" de las calles de la ciudad. La lucha en contra de los franeleros es eso: una batalla para que la "gente bien" no se tope con esas personas que "no saben comportarse".

Alfonso Petersen Farah está pensando ya en los Juegos Panamericanos. Y éstos precisan, según su perspectiva, una ciudad sin pobres, sin corrientes, sin gente que no sabe comportarse. Y los primeros en la mira del actual presidente municipal son los franeleros, pues ellos representan la marginalidad, la pobreza y el no ser "gente bien".

La discriminación, sin duda, es un problema en México. Lo malo, lo que preocupa, es que las mismas autoridades, que deberían pugnar para erradicar estos males, sean las primeras en discriminar, las racistas y las que buscan limpiar las calles de "gente corrientona". Así se las gastan estos gobiernos panistas.

jorge_naredo@yahoo.com


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

lunes, diciembre 22, 2008

JORGE GÓMEZ NAREDO Crisis: un comentario personal

Foto: Cesar Huerta/Extensión Medios


Jorge Gómez Naredo
Crisis: un comentario personal

El Occidental
22 de diciembre de 2008

La crisis económica llegó desde hace tiempo: se instaló aquí, en los bolsillos de los de a pie, en las miradas y las palabras de quienes no cuentan sus ingresos por millones. Si bien es cierto nadie se escapa a los vaivenes de la crisis global del capitalismo, siempre hay distintas maneras de experimentarla. Unos logran sobrevivir a duras penas, otros, en cambio, con sus activos y sus pasivos, están contentos porque la crisis no los afectará, o los afectará poco, o casi nada; y si los afecta, el Gobierno los rescatará, porque estos gobiernos no dejan morir a los grandes empresarios, a los que producen, a las fuerzas vivas del desarrollo. Para la gran mayoría de los mexicanos la crisis no es una palabra: es un estado, una circunstancia, y lo peor, para muchos, es el contexto en el cual han vivido toda su existencia.

Yo soy uno de esos que nació en tiempos de crisis, creció en tiempos de crisis, estudió en tiempos de crisis y trabaja hoy en tiempos de crisis. En realidad no he conocido el "milagro mexicano" ni la abundancia de una economía sólida. He vivido entre promesas de pronto desarrollo y de más y más oportunidades. Vi cómo cayó el PRI, cómo ganó el PAN y cómo el PAN se hermanó al PRI. Conocí la democracia, o eso que los de arriba nombran democracia. Pero no conocí la abundancia ni los viajes al extranjero cada año ni la posibilidad de estudiar en una escuela privada (nunca lo hubiera hecho, porque amo con locura la educación pública y creo en ella y siempre lo haré) ni la facilidad de adquirir rápido y en unos meses de sueldo una casa, un auto, una estabilidad económica. Soy hijo de las crisis de este país y, parece ser, muy a mi pesar, seguiré siendo hijo de las crisis mexicanas. Y también mis hijos lo serán.

No dudo que mi punto de vista sea "parcial". Pero, ¿quién no es parcial?, ¿quién puede ser "objetivo" ante personajes como Felipe Calderón, Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari, Francisco Ramírez Acuña y un largo etcétera? He seguido la actividad de varios políticos que se decían honrados, honestos y trabajadores, y nada más llegar al poder, cambiaron, se transformaron radicalmente en eso que antes de ocupar el cargo criticaban. Y no hablo solamente de los panistas. No, claro que no. Peor siempre en ese partido se han dado las mutaciones más radicales y sorprendentes.

Hay desesperanza. Se ve en muchas partes. Hace algunos días, en una tienda departamental, un cliente exclamó: "y me cobrarán muchos intereses por atrasarme en mi pago". Un comentario de alguien que no pudo pagar lo que debía. ¿Y cuántos deben en este país?, ¿cuántos no podrán cubrir las mensualidades de la casa, del auto, de la ropa que se compraron?, ¿cuántos? Eso pasa abajo, y no sólo abajo: también las clases medias deben, y las altas ni se diga. Lo bueno, para las clases muy altas, es que siempre habrá un gobierno neoliberal que argumente la necesidad de rescatar a esos que han caído en la desgracia. A esos ricos que por la crisis no ganan lo que deberían de ganar. Eso siempre ha pasado en este país: los ricos siempre han sido los beneficiados, y los pobres, los jodidos, los que se chingan. Quizá con Lázaro Cárdenas las cosas se invirtieron un poco. Pero, ah, don Lázaro dejó de existir hace ya mucho tiempo y de él solamente nos queda el recuerdo. Y no dudo que el recuerdo sea importante: es la historia. ¡Pero cómo hace falta don Lázaro! Aunque estoy convencido que si reviviera y se lanzara a la presidencia, habría un fraude y el voto por voto nunca llegaría. Así es este país. O más bien, así son las élites rapaces de este país. Los que siempre quieren ganar y nunca, jamás, perder.

En la televisión se hacen análisis de lo que va y lo que no va: una caterva de merolicos sale en las pantallas y profundiza en los temas de actualidad. En las radiodifusoras, la mayoría de los que hablan dicen muchas estupideces; y no se diga en los diarios: con prosas barrocas se hacen sesudas reflexiones sobre el porvenir de la nación. Y la verdad nadie sabe qué pasará. Lo que sí se conoce, aunque muchos se lo callen, es que la gente sufre y que cada día hay más pobreza. ¡Ya no alcanza el dinero! Y esto lo dice alguien que siempre ha vivido en tiempos de crisis. Por eso, mi conclusión es simple: estamos en una crisis en tiempos de crisis: ¿qué nos espera? Nadie lo sabe. Aunque muchos digan pavoneándose que sí. En fin, así es este país.

jgnaredo@hotmail.com


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

lunes, diciembre 15, 2008

Jorge Gómez Naredo La crisis económica y el gobierno ineficiente

Foto: Cesar Huerta/Extensión Medios

El Occidental
24 de noviembre de 2008

Y ahora, ¿qué hará el Gobierno que hace ya dos años llegó al poder sin legitimidad? ¿Cómo enfrentará los claros síntomas de una crisis económica de dimensiones mundiales? El dólar roza los 14 pesos; la mezcla mexicana de petróleo ha bajado hasta llegar a 38 dólares, cuando meses atrás había rebasado los 110; los bancos han incrementado sus tasas de interés hasta proporciones inconcebibles: 110%; varias empresas han decidido liquidar a sus trabajadores porque ya no son "viables" en estos tiempos de incertidumbre; los braceros mexicanos en Estados Unidos disminuyen las remesas que puntualmente mandan a sus familiares; el desempleo aumenta y, un largo etcétera. Ante esta nada halagüeña situación, ¿qué hará el Gobierno que hace ya dos años llegó al poder sin legitimidad?

Felipe Calderón, quien se supone es el encargado de guiar al país, se encuentra en una burbuja donde no mira ni escucha nada. Ahí solamente se habla de combate a la delincuencia, de una "guerra" que se va ganando y de un país lleno de oportunidades y de bondades. Mientras tanto, millones de mexicanos experimentan los estragos de la crisis. Seguramente la pobreza, en lugar de disminuir, se ha incrementado. Pero nada importa mientras se vaya ganando la "guerra" contra el narcotráfico.

Calderón elaboró, en 2006, una campaña electoral donde se hacía nombrar "el presidente del empleo" y de la estabilidad económica. Pero, a dos años de distancia, ni ha sido el presidente del empleo ni ha podido mantener al país económicamente estable. Las campañas de miedo hechas por el PAN argüían que si llegaba Andrés Manuel López Obrador al poder, México entraría en crisis, habría devaluaciones, desempleo e inflación: esas campañas terroríficas describían lo que ahora sucede con Calderón en la presidencia.

No cabe duda, existe una crisis, una crisis económica, una crisis del sistema actual, del capitalismo. Los países que se han resistido a los designios del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, es decir, a los grandes focos del neoliberalismo, han enfrentado de una mejor manera los estragos de esta crisis del capital. Aquí, en México, no ha sucedido esto. Los últimos tres gobiernos priístas y los panistas no han intentado dar marcha atrás a un sistema neoliberal que desde hace ya varios años ha mostrado que, en lugar de producir justicia y bienestar, provoca iniquidad.

Debe quedar claro que en México, en 2000, se dio la alternancia política, mas no la económica. Vicente Fox aplicó a rajatabla los esquemas neoliberales, no hubo variaciones ni matices. En 2006, López Obrador significó la esperanza en una transformación a nivel económico: no un gran cambio, sino una reforma. Esto puso nerviosas y temerosas a las élites y, por eso, los grandes intereses económicos le apostaron a la continuidad, sin variación alguna, del neoliberalismo: le apostaron a Calderón.

Pero Calderón pronto dio signos de ser más perjudicial de lo que parecía. En él se unen varias cualidades negativas: inexperiencia, ineficacia y soberbia. Su gestión ha sido caótica y llena de fracasos: intentó hacer una guerra contra el narcotráfico sin planeación ni inteligencia y los resultados están a la vista de todos. En varios lugares del país hay focos rojos que pueden estallar rápidamente y, para colmo, la situación económica de millones de mexicanos cada día se deteriorar más. Por eso, la pregunta es: ¿qué hará el gobierno que hace ya dos años llegó al poder sin legitimidad? La respuesta es simple: del actual gobierno panista no podemos esperar nada bueno.

jgnaredo@hotmail.com


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

lunes, noviembre 10, 2008

Jorge Gómez Naredo ::El deceso de Mouriño y la prensa internacional::

foto: Cesar Huerta/Extension Medios
El Occidental
10 de noviembre de 2008


El martes 4 de noviembre iba a ser el día de Obama. Las elecciones en Estados Unidos llenaban todos los espacios mediáticos mexicanos: programas de "análisis político", enviados especiales de televisoras, radiodifusoras y diarios mexicanos al país vecino: todo estaba planeado, todo listo. ¡Era el gran día! Sin embargo, en México, no fue el día de Obama. Fue el día de Juan Camilo Mouriño. Y lo fue porque falleció. El jet donde viajaba se estrelló en la Ciudad de México. De un momento a otro lo que sucedía en Estados Unidos pasó a segundo plano. El secretario de Gobernación (el segundo hombre en importancia en el Gobierno federal) había muerto.

Las primeras informaciones fueron contradictorias: ¿Iba el secretario de Gobernación en el jet que se había estrellado? ¿Cuántas personas habían sobrevivido? ¿Venía o no de San Luis Potosí? Poco a poco, las dudas se fueron disipando: Marcelo Ebrard confirmó que no había habido sobrevivientes. Las televisoras habían obtenido información y sí, no cabía duda, era la aeronave donde se trasladaba el secretario de Gobernación. A Felipe Calderón le informaron de lo sucedido en una gira por Jalisco. Cuando le dijeron, su rostro se desencajó, se llevó la mano a la cara y quedó estupefacto. Pronto se trasladó a la Ciudad de México y ahí dio un comunicado: "El Gobierno federal a mi cargo, en coordinación con las instancias competentes, realizará todas las investigaciones necesarias a fin de averiguar a fondo las causas que originaron esta tragedia (...) Estaremos informando a ustedes y a toda la nación a medida en que avancen las investigaciones del caso, y en su momento haré saber a los mexicanos las decisiones de Gobierno correspondientes". En ninguna parte de su alocución mencionó la palabra "accidente". ¿Qué quiso decir Calderón?

Hasta el momento no se sabe mucho acerca de las causas que originaron que el jet donde viajaba Mouriño se estrellara en una de las zonas más concurridas de la Ciudad de México. Sin embargo, hay dos posibilidades: a) una falla mecánica o error humano que produjo un accidente y, b) un atentado (ya sea del crimen organizado -léase narcotráfico-, una intriga palaciega, etcétera). Solamente hay estas dos posibilidades. El hermetismo con que se ha tratado el asunto por parte del Gobierno federal nos indica que ambas líneas de interpretación se han seguido.

La prensa internacional ha enfatizado que Juan Camilo Mouriño muere en un contexto donde el narcotráfico es casi omnipresente. El País, diario español que se dice progresista pero que en su trato hacia a América Latina parece neocolonial, menciona al respecto: "Inicialmente, varios funcionarios del Gobierno quisieron enviar un mensaje de tranquilidad y descartar la posibilidad de un atentado. Pero existen las sospechas. El accidente se produce en un momento crítico de la vida del país. La respuesta del narcotráfico a la decisión gubernamental de combatirlo en todos sus frentes está provocando una sangría diaria. Ya son más de cuatro mil 200 las personas asesinadas en lo que va de año. Y Juan Camilo Mouriño, como segunda personalidad política del país, era uno de los rostros visibles de la apuesta del gobierno de Calderón por combatir sin tregua al crimen organizado". Así pues, la pregunta es: ¿Hay motivo para pensar que se trató de un atentado?

En Francia, Le Monde destacó que la muerte de Mouriño se dio en un contexto de lucha contra "le crime organisé" ("el crimen organizado"). Además, agrega el rotativo galo: Mouriño "había coordinado recientemente el arresto de Eduardo Arellano Félix, principal padrino del cártel de Sinaloa". ¿Por qué no debemos pensar en un atentado?

En Estados Unidos, The New York Times (que vio el triunfo de Obama como triunfo propio) poco abordó la muerte de Mouriño. Solamente enfatizó que el secretario de Gobernación "encabezaba" el Gabinete de Seguridad y que era el hombre clave de Calderón "en la cada día más sangrienta guerra contra el narcotráfico". El rotativo Los Angeles Times fue más allá: menciona que también en el jet que se estrelló viajaba José Luis Santiago Vasconcelos, que hasta hace poco tiempo había sido jefe de la SIEDO (Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada), de la cual se supo recientemente estaba infiltrada por el cártel de Sinaloa.

Estas notas sueltas en la prensa internacional nos indican que en el exterior se maneja la posibilidad de un atentado por parte de algún cártel de la droga. Esto a pesar de que aquí, en México, las autoridades lo nieguen rotundamente. La pregunta, pues, queda en el aire: la caída del jet donde viajaban Mouriño y Vasconcelos, ¿fue realmente un accidente?

jgnaredo@hotmail.com


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

jueves, agosto 07, 2008

Jorge Gómez Naredo - El gobierno en una burbuja-

Opinión
Jorge Gómez Naredo
El gobierno en una burbuja

El Occidental
4 de agosto de 2008

"Quien acude al mercado se da cuenta de la consistente alza de precios. Quienes perdieron su trabajo o reciben por él una miseria como sueldo saben que el país va mal".

No cabe duda, las divergencias entre quienes piensan que el país va bien y quienes opinan lo contrario son insalvables. En la élite política panista, se dice, se cuchichea, se afirma que México marcha por el camino correcto, que día a día vamos conquistando escaños en el desarrollo integral de la nación. Basta con escuchar las declaraciones de Felipe Calderón para darnos cuenta de esa visión de país. El miércoles pasado, mencionó el michoacano: "vamos por el camino correcto (...) Todas estas reformas (que se han presentado en la administración actual) están poniendo a México en la ruta de ser un país que pueda acelerar su crecimiento, producir más y con ello dar a todos el objetivo que queremos: una vida mejor a cada mexicana y a cada mexicano". Pero, ¿vamos realmente bien?

Quienes opinan que la situación económica, social y política cada día es peor son muchos. Digamos que la mayoría de los mexicanos. Quien acude al mercado se da cuenta de la consistente alza de precios. Quienes perdieron su trabajo o reciben por él una miseria como sueldo saben que el país va mal; quienes tiene familiares en Estados Unidos porque aquí, en México, no hay trabajo ni hay dinero, también lo saben; quienes estudiaron para cumplir una labor específica y ahora están trabajando en algo totalmente distinto a sus estudios porque simple y llanamente no hay espacios para realizarse profesionalmente, tienen conciencia de la crisis que vivimos hoy. Quienes viven de la mendicidad, quienes tienen deudas en los bancos, quienes están enfermos y las medicinas son muy caras, todos ellos divergen de las apreciaciones de Felipe Calderón: el país, simple y llanamente, va mal.

Pero, ¿por qué existe esta distancia entre quienes "gobiernan" y quienes son gobernados?, ¿acaso Felipe Calderón y todos sus secretarios nunca se asoman a una tienda ni se dan cuenta de la inflación que es obvia (y preocupante)?, ¿por qué allá, arriba, no entienden las necesidades del pueblo, las carencias del pueblo, los sufrimientos del pueblo?, ¿qué anda mal en nuestro sistema político?, ¿por qué esa distancia tan abismal entre el pensar colectivo y las percepciones de la élite política?

Las preguntas anteriores tienen muchas respuestas. Un fenómeno como el que vivimos siempre tiene varias explicaciones y todas ellas pueden ser ciertas. Sin embargo, algo no se puede negar: la élite política (la panista, la priísta y buena parte de la perredista) está alejada del pueblo. La democracia representativa está en crisis porque, quienes son los representantes, no representan a los electores, sino que representan a un grupo social privilegiado o a un organismo político. El pueblo queda siempre olvidado y sus necesidades son desdeñadas por los funcionarios públicos.

HABLA Y HABLA

Felipe Calderón habla y habla y habla, dice que vamos bien, que todo perfecto, que pronto, en poquito tiempo, seremos la cuarta economía más grande del mundo. Habla, habla y no deja de hablar: "Nosotros hemos tomado la decisión de transformar al país, transformar su economía, transformar su entramado institucional; tomar las decisiones que aseguren, precisamente, el futuro y el país que queremos para los nuestros y para los mexicanos que vienen". Pero, ¿qué verdaderamente dicen esos discursos?, ¿acaso corresponden con la realidad que se vive abajo, en el pueblo, en toda la sociedad?

La brecha entre quienes tienen todo y quienes poseen nada es inmensa. La cuestión es que el gobierno, que se supone debería distribuir la riqueza y tratar de reducir las desigualdades sociales, está secuestrado por unos cuantos que viven en un mundo distinto al que habitan millones de mexicanos. Allá, en esa burbuja que les impide mirar la realidad, todo es bello, el país progresa, las desigualdades no existen y caminamos todos juntos, todos en unidad.

¿Qué se puede hacer ante este desdén? La organización de la sociedad es el mejor elemento para hacer que esta democracia representativa en crisis se transforme en una democracia participativa vigorosa. No hay duda: como siempre lo dice doña Rosario Ibarra de Piedra, incansable luchadora social: "México necesita pueblo, pueblo y más pueblo organizado".

jgnaredo@hotmail.com


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2008::

lunes, junio 16, 2008

Jorge Gómez Naredo La necedad de privatizar

Jorge Gómez Naredo
La necedad de privatizar
El Occidental
16 de junio de 2008

Desde que Felipe Calderón envió su iniciativa de "reforma energética" (que en realidad solamente es una "reforma petrolera") a la Cámara de Senadores, muchos intelectuales y científicos se han declarado en contra de ella porque, aducen, privatiza el petróleo mexicano. Los diputados y senadores del Frente Amplio Progresista (conformado por el PRD, el PT y Convergencia) tomaron las sacrosantas tribunas del poder Legislativo para que se diera un debate, para que las personas que tenían algo que decir lo dijeran y, a partir de dichas reflexiones, se tomara responsablemente una decisión. El debate se logró, a pesar de la intentona del PAN y del PRI de pasar fast track la mencionada reforma.

Al principio, todos, hasta quienes habían criticado las tomas de las tribunas de las cámaras de Senadores y de Diputados, aplaudieron el debate. Han participado en las mesas de discusión intelectuales, científicos, miembros de la sociedad civil y representantes políticos. Se ha dicho mucho y, sin duda, quienes han ganado la partida son los que piensan que la reforma energética presentada por Calderón es dañina para el país.

La semana pasada, Germán Martínez, presidente del PAN, decidió, por órdenes de Felipe Calderón (aunque ambos lo nieguen) destituir a Santiago Creel como coordinador de los senadores panistas. Esta acción fue porque, según los que están obsesionados por aprobar la "reforma energética", el ex secretario de Gobernación no había hecho su labor de un modo convincente. Pusieron en su lugar a Gustavo Madero, un legislador que parece bufón y que repite lo que sus jefes le dicen que diga. Tan es así que el miércoles pasado mencionó, en tono de mofa, que al finalizar los foros los reporteros y el personal de seguridad de la Cámara de Senadores deberían obtener "un diploma de expertos en energía, con valor curricular", por "chutarse" las palabras de las personas que "estamos trayendo: puras lumbreras". ¿Acaso estas son palabras de un legislador?, ¿qué respeto hay por los intelectuales y científicos mexicanos? Para rematar, adujo que quienes tomarán la decisión de aprobar o rechazar la reforma energética son los legisladores y nadie más: ¡qué democrático!

Las palabras de Gustavo Madero definen claramente la estrategia de Felipe Calderón: minimizar y denigrar el debate. Para ellos, no hay palabra, no existe argumento científico ni económico que valga: quieren privatizar Pemex.

Felipe Calderón, en su gira por España, dio a entender que la aprobación de su iniciativa de reforma es un hecho. Incluso, él mismo minimizó los debates: "rescataría que hasta el momento [en el debate] no se ha disputado elementos centrales de mi propuesta". Es decir, el debate no sirve. La altura de miras de Calderón es bastante limitada. Arguye que los temas abordados en las mesas de discusión son "ideológicos". En pocas palabras, para Calderón, si no se dice lo que él quiere que se diga en los debates, los debates, simple y llanamente, no sirven.

Al Gobierno federal no le interesa que se discuta su propuesta, que se planteen puntos de vista, que se hagan otras iniciativas o que la gente, el pueblo de México, exprese su parecer respecto al petróleo. Él quiere aprobar ya, y rápido, su "reforma", porque en ella se privatiza y porque así se lo exigen sus amos, sus jefes, las personas que lo impusieron en la presidencia. Ante las magistrales defensas de la no privatización de Pemex en los debates, ¿qué hace Calderón?: minimizar, decir que no se trata su propuesta, mentir.

Es claro lo que busca el gobierno federal: la privatización de Pemex. Y la busca porque así lo planeó el panismo antes de las elecciones de 2006. Calderón y compañía tienen miedo a la consulta pública. Por eso ahora han comenzado a establecer una estratega (de mentiras, pues es a lo que están acostumbrados) donde se diga que los debates no sirven de nada y que la consulta pública es anticonstitucional: son tan obvios en su intento por privatizar Pemex. Depende de la sociedad si se deja engañar por estos personajes o si grita fuerte y enérgicamente un "hasta aquí".

jgnaredo@hotmail.com

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2008::

radioamloTV