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viernes, enero 30, 2009

"Ora si ya vine a manejar" Juan Camilo Mouriño posible responsable del avionazo

Del Por Esto: Juan Camilo Mouriño piloteaba el avión

*Grabaciones obtenidas de la Caja Negra sustentan la hipótesis de que Mouriño Terrazo fue el responsable del “avionazo” del 4 de noviembre pasado *La actitud irresponsable era una constante en la conducta del finado, así como la incapacidad de la administración espuria

Por Renán Castro Madera y Gerardo Reynoso

Antes de morir, Juan Camilo Mouriño dio su última orden dentro del Avión Lear Jet 45 que se estrelló en la avenida Reforma en la ciudad de México. “Ora sí ya vine a manejar”, sostuvo el ex secretario de Gobernación minutos después de que la aeronave despegara del aeropuerto de San Luis Potosí aquella tarde del 4 de noviembre del año pasado.

Esta información salió a relucir de las grabaciones obtenidas por la Caja Negra del avión donde el ex secretario de Gobierno perdió la vida el pasado 4 de noviembre cuando se precipitó al vacío y las cuales fueron ocultadas en su momento por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, SCT.

Las grabaciones obran en poder de los Diarios POR ESTO!, y en ellas se confirma que una tercera persona estuvo dentro de la cabina de pilotos antes de ocurrir el accidente. De acuerdo con fuentes oficiales del Ejército Nacional Mexicano, esa persona era Juan Camilo Mouriño.

Leer nota completa AQUI

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

lunes, noviembre 10, 2008

Jorge Gómez Naredo ::El deceso de Mouriño y la prensa internacional::

foto: Cesar Huerta/Extension Medios
El Occidental
10 de noviembre de 2008


El martes 4 de noviembre iba a ser el día de Obama. Las elecciones en Estados Unidos llenaban todos los espacios mediáticos mexicanos: programas de "análisis político", enviados especiales de televisoras, radiodifusoras y diarios mexicanos al país vecino: todo estaba planeado, todo listo. ¡Era el gran día! Sin embargo, en México, no fue el día de Obama. Fue el día de Juan Camilo Mouriño. Y lo fue porque falleció. El jet donde viajaba se estrelló en la Ciudad de México. De un momento a otro lo que sucedía en Estados Unidos pasó a segundo plano. El secretario de Gobernación (el segundo hombre en importancia en el Gobierno federal) había muerto.

Las primeras informaciones fueron contradictorias: ¿Iba el secretario de Gobernación en el jet que se había estrellado? ¿Cuántas personas habían sobrevivido? ¿Venía o no de San Luis Potosí? Poco a poco, las dudas se fueron disipando: Marcelo Ebrard confirmó que no había habido sobrevivientes. Las televisoras habían obtenido información y sí, no cabía duda, era la aeronave donde se trasladaba el secretario de Gobernación. A Felipe Calderón le informaron de lo sucedido en una gira por Jalisco. Cuando le dijeron, su rostro se desencajó, se llevó la mano a la cara y quedó estupefacto. Pronto se trasladó a la Ciudad de México y ahí dio un comunicado: "El Gobierno federal a mi cargo, en coordinación con las instancias competentes, realizará todas las investigaciones necesarias a fin de averiguar a fondo las causas que originaron esta tragedia (...) Estaremos informando a ustedes y a toda la nación a medida en que avancen las investigaciones del caso, y en su momento haré saber a los mexicanos las decisiones de Gobierno correspondientes". En ninguna parte de su alocución mencionó la palabra "accidente". ¿Qué quiso decir Calderón?

Hasta el momento no se sabe mucho acerca de las causas que originaron que el jet donde viajaba Mouriño se estrellara en una de las zonas más concurridas de la Ciudad de México. Sin embargo, hay dos posibilidades: a) una falla mecánica o error humano que produjo un accidente y, b) un atentado (ya sea del crimen organizado -léase narcotráfico-, una intriga palaciega, etcétera). Solamente hay estas dos posibilidades. El hermetismo con que se ha tratado el asunto por parte del Gobierno federal nos indica que ambas líneas de interpretación se han seguido.

La prensa internacional ha enfatizado que Juan Camilo Mouriño muere en un contexto donde el narcotráfico es casi omnipresente. El País, diario español que se dice progresista pero que en su trato hacia a América Latina parece neocolonial, menciona al respecto: "Inicialmente, varios funcionarios del Gobierno quisieron enviar un mensaje de tranquilidad y descartar la posibilidad de un atentado. Pero existen las sospechas. El accidente se produce en un momento crítico de la vida del país. La respuesta del narcotráfico a la decisión gubernamental de combatirlo en todos sus frentes está provocando una sangría diaria. Ya son más de cuatro mil 200 las personas asesinadas en lo que va de año. Y Juan Camilo Mouriño, como segunda personalidad política del país, era uno de los rostros visibles de la apuesta del gobierno de Calderón por combatir sin tregua al crimen organizado". Así pues, la pregunta es: ¿Hay motivo para pensar que se trató de un atentado?

En Francia, Le Monde destacó que la muerte de Mouriño se dio en un contexto de lucha contra "le crime organisé" ("el crimen organizado"). Además, agrega el rotativo galo: Mouriño "había coordinado recientemente el arresto de Eduardo Arellano Félix, principal padrino del cártel de Sinaloa". ¿Por qué no debemos pensar en un atentado?

En Estados Unidos, The New York Times (que vio el triunfo de Obama como triunfo propio) poco abordó la muerte de Mouriño. Solamente enfatizó que el secretario de Gobernación "encabezaba" el Gabinete de Seguridad y que era el hombre clave de Calderón "en la cada día más sangrienta guerra contra el narcotráfico". El rotativo Los Angeles Times fue más allá: menciona que también en el jet que se estrelló viajaba José Luis Santiago Vasconcelos, que hasta hace poco tiempo había sido jefe de la SIEDO (Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada), de la cual se supo recientemente estaba infiltrada por el cártel de Sinaloa.

Estas notas sueltas en la prensa internacional nos indican que en el exterior se maneja la posibilidad de un atentado por parte de algún cártel de la droga. Esto a pesar de que aquí, en México, las autoridades lo nieguen rotundamente. La pregunta, pues, queda en el aire: la caída del jet donde viajaban Mouriño y Vasconcelos, ¿fue realmente un accidente?

jgnaredo@hotmail.com


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

viernes, noviembre 07, 2008

Fotogaleria del funeral de Mouriño










Fotografias de:
Universal
Proceso




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Astillero de Julio Hernandez López


Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

■ El Mesías del Campo Marte

■ Bienaventurados los amigos

■ Téllez, la conexión CSG y Carlyle

Felipe Calderón transformó un afecto personal en supuesto funeral de Estado y, en un giro que depositó lo político en el plano de lo religioso (que llevó la razón de lo público al plano de lo privado, de la silla del poder al púlpito, de lo centrado a lo desquiciado), pronunció párrafos de insólitas bienaventuranzas, no como Mesías tropical sino del Campo Marte. El amiguismo iluminado utilizó figuras bíblicas para expedir un sacro certificado oficial de inocencias y, en ese magno foro de premiadas concurrencias pluripartidistas, designó a Juan Camilo Mouriño como máximo depositario de virtudes cívicas, políticas y morales. La devoción personal del ocupante de Los Pinos llevó inclusive a establecer diferencias gráficas y protocolarias en la ceremonia en que la muerte debió haber igualado a todos: adelante, único, preferido, el ataúd correspondiente al ex secretario de gobernación, con su fotografía al frente y Calderón a un lado; atrás, en grupo, sin distinción, los demás cajones mortuorios.

De haber sido 2012, buena parte del discurso del afligido michoacano podría haber sido tomada como propuesta de candidatura presidencial; hoy, ante las circunstancias fúnebres, la relación de óptimas características y comportamientos de San Camilo parecería autoelogio indirecto: patriota, republicano, estratega, visionario, reformador, conciliador, federalista, honesto, comprometido, leal, eficaz, negociador, disciplinado, callado y un etcétera que consumió en tiempo, pasión y sentido, más de la mitad de las palabras felipenses que pretendieron corregir el enfoque virtualmente unipersonal, discriminatoriamente mouriñista, del discurso del hangar, el pasado martes en la noche, pues ahora se mencionó al resto de los viajeros caídos, con referencias elogiosas a algunos de ellos, pero manteniendo silencio respecto de los muertos en tierra que no formaban parte de burocracias ni amiguismos de elite, en un persistente privilegio de lo aéreo sobre lo peatonal, de lo político sobre lo social, de lo palaciego sobre lo popular (el desfile de personalidades políticas en las pompas fúnebres sólo subrayó la gran distancia de ese segmento del poder respecto al pueblo en general, con esas ceremonias de intereses que no calan entre quienes diariamente ven muertes sangrientas por doquier, desesperación y abatimiento sociales y un futuro cada vez más oscuro, justamente a causa de las maniobras de las cúpulas y del saqueo que por medio de la política hacen muchos personajes provisionalmente dolientes).

Calderón usó el acontecimiento fúnebre para hacer política, insistiendo en el tema que busca acomodar en toda crisis posible, el del diálogo y la unidad, y aprovechando el momento, sin interpelación posible, para dibujar a su propio gobierno, con trazos que adjudicó al difunto, como una obra de sacrificio y entrega absolutas. Los aprovechamientos políticos fueron completados con la presencia de la plana mayor de Los Chuchos y el segundo acercamiento de Marcelo Ebrard al entorno del gobernante formal del país. La virtual convocatoria a cerrar filas en torno a Los Pinos a partir de un incidente bajo sospechas trata también de aislar al otro presidente, Vicente Fox, que fue dejado solo en su hacienda guanajuatense, pues a última hora ni Manuel Espino aceptó ir a recibir el Beso de San Cristóbal. Hay quienes comenzaron a hablar ayer de que Calderón está tratando de crearse su verdadera toma de posesión, a partir de una especie de Quinazo al revés.

Dado que el propio orador del Campo Marte habló de que es necesario que surja la verdad ha de entenderse que lo sabido hasta ahora no deja de ser material provisional y posiblemente mendaz. Mucho más que simples dudas y especulaciones es lo que, por ejemplo, planteó el miércoles por la noche el especialista en seguridad Samuel González, de larga trayectoria en asuntos policiacos y colaborador cercano que fue de José Luis Santiago Vasconcelos, el hombre que encarnó la lucha oficial contra el narcotráfico y que fue relegado del discurso y el homenaje oficial a causa del amigo Mouriño. Entrevistado por Carmen Aristegui en CNN en español, González habló de las diferencias graves entre la PGR a cargo de Eduardo Medina Mora y la secretaría de seguridad pública que tiene a Genaro García Luna al frente, criticó las desviaciones discursivas de Calderón, bordeó el tema de las inconformidades de militares y policías de carrera con los políticos en el poder, y planteó que es necesario un cambio en la conducción política del país.

Como es natural, González señaló que deben analizarse todas las hipótesis sobre lo sucedido el pasado martes, sin dar por oficialmente sentada una sola explicación, sobre todo si el presunto encargado de las indagaciones, Luis Téllez, es un economista sin experiencia en investigaciones policiacas o aeronáuticas. La sobresaliente aparición de Téllez, con su Nintendo II, como aquel con el que Carpizo pretendió explicar la mecánica del asesinato de un cardenal en Guadalajara, ha hecho que florezcan las especulaciones. Las orejas que asoman, desde luego, son las de su verdadero jefe, Carlos Salinas de Gortari, y de los intereses intervencionistas de consorcios gringos como el Carlyle Group. Al respecto, el lector David García recuerda que Téllez “fue durante algunos años presidente de The Carlyle Group en México, el holding ligado a familias como la Bush, relacionado con la CIA y el FBI y que tiene intereses en armamento, energía, finanzas y tecnología y que sería uno de los principales beneficiados con una reforma petrolera a modo en México. Después del 11-S surgió la teoría sobre un supuesto sistema (Home run), desarrollado por Carlyle y probado en México, mediante el cual se podía manejar remotamente cualquier aeronave, supuestamente para ser usado en situaciones de secuestro.Y ahora resulta que el ex representante en México de Carlyle está relacionado directamente con la caída inexplicable de una aeronave con implicaciones políticas, prácticamente después de una reforma petrolera”. Y, mientras sigue oliendo a gas, ¡feliz fin de semana (en lo que sea posible)!

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Defiende Calderón la "honestidad" de Mouriño


Fue objeto de críticas y víctima de calumnias, señala en el Campo Marte

■ Encabeza la ceremonia luctuosa en memoria de nueve víctimas del avionazo del martes pasado

■ Se dice interesado en que surja la verdad

Claudia Herrera y Fabiola Martínez
La Jornada

Ante el féretro del secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, el presidente Felipe Calderón defendió la honestidad de uno de sus más cercanos colaboradores y entrañables amigos, quien “fue objeto de críticas y víctima de calumnias”.

En la ceremonia luctuosa, en memoria de las nueve víctimas que viajaban en el Learjet que se desplomó el martes pasado, el titular del Ejecutivo aludió a una cita bíblica de Mateo para reivindicar la trayectoria de Mouriño. Advirtió que son “bienaventurados los limpios de corazón, bienaventurados los pacíficos, los que tienen hambre y sed de justicia, bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, bienaventurados los que por causa de lo alto son insultados y se diga toda clase de calumnias en su contra, porque su recompensa será grande”.

Arropado por los integrantes de su gabinete, de su equipo más cercano de Los Pinos, de los líderes camarales y del presidente de la Corte, que estuvieron a su lado durante el acto militar, el michoacano también declaró ser el primer interesado en que surja la verdad y se esclarezcan las causas de estos hechos.

Tres días después de la tragedia, el homenaje en el Campo Marte concitó a políticos de todos los colores partidistas. Fueron cerca de mil 600 invitados; en el graderío se podía encontrar lo mismo a la plana mayor del PAN, que a los priístas encabezados por su dirigente nacional, Beatriz Paredes; el coordinador de la Cámara de Diputados, Emilio Gamboa; gobernadores como el mexiquense Enrique Peña Nieto. El líder de la bancada en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, no asistió.

También acudieron varios perredistas, entre ellos el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, y el líder de la fracción parlamentaria en el Senado, Carlos Navarrete. El dirigente nacional sustituto del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, fue recibido con unas palmadas en la espalda por el secretario particular de la Presidencia, César Nava, que al pie de las gradas esperó a los invitados.

Los únicos empresarios que figuraron en la primera fila fueron Roberto González Barrera, dueño de Maseca, y Emilio Azcárraga, que de un lado tuvo al líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, con quien no habló, y del otro a la directiva en pleno de Televisa: Bernardo Gómez, José Bastón, Leopoldo Gómez y el conductor Joaquín López Dóriga.

Atrás de ellos se sentaron juntos los ex secretarios de Gobernación Santiago Creel y Francisco Ramírez Acuña y, cerca, el ex priísta Diódoro Carrasco. También, los dirigentes del sindicato magisterial, Elba Esther Gordillo, y el de los ferrocarrileros, Víctor Flores. En la misma tribuna se podía ver tanto al rector de la UNAM, José Narro, como al obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda.

En la primera hilera del graderío estaban la presidenta del tribunal electoral, María del Carmen Alanís; el presidente del IFE, Leonardo Valdés, así como los ministros de la Corte. Minutos antes del inicio de la ceremonia fúnebre todavía había, entre unos y otros, algunos espacios que se fueron llenando con quienes llegaron al tiempo límite. Así ocurrió cuando se incorporó a la hilera el gobernador de Puebla, Mario Marín. Uno de los ministros lo saludó, pero enseguida dio un paso hacia su izquierda.

Una vez que los ataúdes fueron colocados por elementos del Estado Mayor Presidencial y de la Policía Federal Preventiva –el de Mouriño enfrente de todos–, el Presidente entró al Campo Marte acompañado por su esposa, Margarita Zavala, y los titulares de la Defensa, Guillermo Galván, y de Marina, Mariano Francisco Saynez.

Con voz apagada, Calderón expresó sus condolencias a los familiares, que observaban desde una carpa blanca, y dedicó la mayor parte de su mensaje de 23 minutos a Mouriño, a quien describió como un demócrata, un gran hombre, inteligente, leal, comprometido con sus ideales y apasionado de México; un hombre honesto y trabajador.

Con ello, el mandatario respondió por primera vez en un discurso público a las acusaciones que se hicieron contra Mouriño por haber firmado convenios con Pemex Refinación por medio de la empresa familiar Ivancar, cuando era funcionario público. “Fue objeto de críticas y víctima de calumnias. Sin embargo, puedo asegurar que fue un hombre franco y honesto, con una extraordinaria capacidad para resolver problemas”, afirmó, mientras francotiradores resguardaban su seguridad desde la azotea del Auditorio Nacional.

Al honrar a los funcionarios fallecidos, en especial a “nuestro querido amigo Juan Camilo”, señaló que tuvieron “el incomprendido honor de servir a los demás a través del servicio público, de amar al prójimo a través de los áridos caminos de la política ejercida con rectitud”. Y resaltó que los logros de Mouriño al frente del Palacio de Covián, durante diez meses, están a la vista en un clima de negociación, cotidiana interlocución, una relación de respeto con las diversas fuerzas políticas, la generación de acuerdos que se tradujeron en importantes reformas legislativas.

Tras señalar que su muerte fue una gran pérdida para el Estado mexicano, encomió en particular su contribución para resolver el conflicto magisterial en Morelos, que por una “decisión responsable” decidió regresar a clases. Mientras decía eso, Gordillo Morales asentía con la cabeza y la titular de la SEP, Josefina Vázquez Mota, lo escuchaba parada en un extremo de la fila de secretarios.

Por eso, aseguró que la mejor manera de honrar la memoria de los mexicanos que perdieron la vida en este acontecimiento es seguir trabajando unidos y con mayor convicción que nunca para transformar México. Minutos antes, recordó con breves palabras a las otras víctimas: a Miguel Monterrubio, a Arcadio Echeverría, a Norma Díaz Aguiñaga, funcionarios de Gobernación y quienes fueran también sus colaboradores; así como el capitán Julio César Ramírez Dávalos, jefe de escoltas del secretario. También mencionó a los pilotos Álvaro Sánchez y Jiménez y Martín de Jesús Oliva Pérez, así como a la sobrecargo Giselle Carrillo Pereyra.

De José Luis Santiago Vasconcelos, quien fungía como titular de la secretaría técnica para la aplicación de las recientes reformas constitucionales, destacó su desempeño en la PGR y el que haya logrado la aprehensión de un sinnúmero de delincuentes.

Concluida su alocución, Calderón, los secretarios de Estado y los representantes de los otros poderes de la Unión, hicieron una guardia de honor en torno al ataúd de Mouriño. Maximiliano Cortázar y el subsecretario de Energía, Jordi Herrera –quienes se contaban entre los amigos más cercanos del extinto funcionario–, estuvieron más próximos.

Luego, el mandatario saludó a los deudos y les entregó las banderas que cubrían los ataúdes. Afligido, abrazó y besó a cada uno de los integrantes de la familia Mouriño: a su padre, Carlos; a su madre, María Ángeles Terrazo; a su esposa, Mary Geli, y a sus hijos María, Iván y Juan Camilo. Tras ello hubo aplausos para recordar a los muertos.

Fuera de protocolo, el michoacano se despidió de cada uno de los integrantes de su gabinete y del llamado “staff Pinos”, tiempo en el que se escuchó un segundo aplauso, esta vez para Calderón. Ya no se sumaron algunos perredistas como Acosta Naranjo, Ebrard, Leonel Godoy y la cúpula priísta.

Al final, los secretarios rompieron filas y algunos llorando, como Georgina Kessel, dieron el pésame a la familia Mouriño mientras María, la hija mayor del extinto funcionario, cargaba la gran fotografía de su padre que fue colocada frente al féretro en la ceremonia fúnebre.



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jueves, noviembre 06, 2008

Antes del avionazo, el reporte de la torre de control



Víctor March Charly, ¿me escucha?

(Roberto González Amador y Miriam Posada)
La Jornada

La grabación entre el Centro México y los pilotos de las aeronaves que se aproximan al aeropuerto de la capital del país da cuenta de una tarde de rutina. Buen clima, un tráfico normal para una hora en que aumenta la frecuencia de arribos a la terminal.

–Víctor March Charly, ¿me escucha? –se oye al controlador aéreo.

Es la forma en que se identifica al avión Learjet 45 en que viajan, desde San Luis Potosí al Distrito Federal, nueve personas, entre ellas Juan Camilo Mouriño, secretario de Gobernación, y José Luis Santiago Vasconcelos, hasta hace unos meses responsable del combate al crimen organizado.

La nave tiene la matrícula XC-VMC y en la jerga de la aviación civil se le llama “extra coca” o XC, o “extra coca Víctor March Charly”.

Transcurren 41 segundos y el piloto de la aeronave en que viaja Mouriño no se reporta al controlador aéreo. Se escucha en la grabación, difundida ayer por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT):

–Víctor March Charly, contacto torre 18-1. Víctor March Charly, ¿me escucha?

No hay respuesta.

El controlador da instrucciones a otros aparatos que se aproximan para aterrizar en el aeropuerto capitalino. Pasan 41 segundos e insiste:

–Víctor March Charly, ¿me escucha?

Y termina la grabación difundida por Comunicaciones y Transportes.

“No hay indicios de una situación anómala en el vuelo o en la ruta del jet”, comentó el capitán Leonardo Sánchez Herrera, vocero de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), con 27 años de experiencia en la aviación, respecto de la grabación entre el controlador aéreo y los pilotos de la aeronave que se desplomó, según la versión oficial, en las Lomas de Chapultepec la tarde del martes.

“No hubo ninguna desviación mayor que hable de alguna falla en las condiciones del vuelo”, añadió el capitán Sánchez Herrera.

El Learjet 45 despegó del aeropuerto de la capital potosina a las 18:04 horas. A las 18:40 comenzó su acercamiento para buscar la pista de aterrizaje; a esa hora pasó por Santa Lucía y dos minutos después sobrevoló Atizapán, estado de México. A las 18:44 viró por San Mateo, en Valle Dorado, a una altitud de 3 mil 300 metros. A una velocidad de 262 kilómetros por hora se colocó “en fila” detrás de un Boeing 767-300 (aeronave de gran tamaño para vuelos trasatlánticos) de Mexicana de Aviación que venía de Buenos Aires.

Según la información difundida ayer por la SCT, a las 18:45 la aeronave en que venía Mouriño recibió la instrucción de cambiar la frecuencia de radio para establecer contacto con el aeropuerto capitalino y recibir indicaciones sobre la pista en que debía aterrizar. El piloto acusó recibo, pero no hay registro de que estableciera la comunicación, explicó ayer el portal especializado Aviation Safety Network (aviation-safety.net).

Las imágenes de radar muestran que a las 18:46, de acuerdo con la lectura que realizó la Aviation Safety Network, el Learjet 45 emprende la aproximación para aterrizar en la pista 05 izquierda. La última posición que registra el radar es cuando la nave comienza a perder altura en el momento en que sobrevolaba el poniente de la capital, a 7.5 millas (12 kilómetros) de la pista del aeropuerto y a una altura de 9 mil 700 pies (dos mil 956 metros).

Los controladores daban instrucciones a la aeronave, cuando la comunicación se cortó. El avión deja de aparecer en la pantalla de los radares y se pierde todo contacto entre la nave y la torre, según la grabación difundida ayer por la SCT.

Del Learjet 45, como el accidentado el martes en la capital mexicana, se han fabricado 329 aparatos. Sólo han sufrido tres accidentes. Con mucho, el ocurrido anteayer es el más grave de todos. En los dos anteriores hubo dos muertes.


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