En la glorieta de la Minerva, simpatizantes de Jorge Aristóteles Sandoval, candidato del PRI a la alcaldía de Guadalajara, reparten propaganda. Hacen sonar los cláxones de sus autos. Los semáforos se ponen en rojo y jóvenes engalanados con camisas donde se lee “creo en GDL” reparten calcomanías con el rostro impreso del priísta. Ondean decenas de banderas del hasta hace no muchos años invencible partido tricolor. Hay grandes bocinas donde se escuchan canciones de banda y de pop. Están haciendo campaña.
En el cruce de las avenidas Juárez y Federalismo, militantes del PAN distribuyen publicidad. Quieren que Alfredo Argüelles sea diputado local por el Distrito XII. Regalan folletos donde aparece una fotografía de Argüelles con el brazo estirado y la mano sin empuñar, como queriendo saludar. En dichos pasquines se leen las propuestas del panista: “fortalecer la economía para fomentar el empleo”, “leyes a tu servicio y para tu protección”. Dos señoras se acercan y me regalan una calcomanía: quieren pegarla en mi bicicleta. Les digo que mejor me la den y yo veré qué hago con ella. Están haciendo campaña.
Camino por avenida Juárez, a la altura de 16 de Septiembre. De repente, una opulenta camioneta pita y pita y pita. Lleva calcomanías con el rostro de Carlos Orozco Santillán, candidato del PRD a la alcaldía de Guadalajara. Y él mismo, el candidato en persona, maneja el lujoso auto que ruge y ruge y ruge. Atrás de éste, más de 20 vehículos, todos con banderas del partido del sol azteca, pitan y pitan y pitan. Hay gritos y porras. Están haciendo campaña.
Enciendo el televisor y veo que Miguel Galán, candidato del Partido Socialdemócrata a la alcaldía de la capital jalisciense, está siendo entrevistado. Habla de la homofobia y de la necesidad de respetar a las minorías. Argumenta que su lema de campaña es “depende de ti”. Se dice de izquierda, de una izquierda moderna, moderada, que no toma congresos ni obstruye vialidades. Una izquierda, digamos, bien portadita y muy peinadita. Argumenta que él no es mesiánico y que todo “depende de ti”. Está haciendo campaña.
Prendo mi computadora y tecleo en un buscador “Jorge Salinas Osornio”. Aparece la página electrónica del candidato panista a la alcaldía de Guadalajara. Ahí hay fotografías de Salinas con el brazo estirado y la mano empuñada, sobresaliendo solamente hacia arriba el dedo gordo. De él se dice en la pestaña “conóceme”: “Jorge Salinas es un hombre que lucha por la gente, que le preocupa que tú tengas empleo y que el dinero se quede en tu bolsillo, que te alcance para más, para que tus hijos sigan estudiando […] Jorge Salinas es un político responsable, por eso puedes confiar en él”. Está haciendo campaña.
¿A esto se reduce nuestra democracia?: ¿soportar campañas, levantarse un domingo temprano, dirigirse a la casilla, hacer cola, votar y sentirse muy patriota?, ¿acaso eso es la democracia?, ¿acaso eso es demócrata? La mayoría de los candidatos han sido elegidos ya: por los partidos políticos y por los grupos que regentean dichos partidos. Las propuestas son simples, lacónicas, engañosas: más empleo, mayor seguridad, más dinero, más educación y salud, etcétera. Hay quienes se dicen “candidatos ciudadanos”, y desde esa postura arguyen que los ciudadanos están representados por ellos y que ellos, sí, ellos, no serán como los políticos profesionales (aunque muchos sean ya políticos profesionales). Hay también quienes aprovechan mediáticamente todo lo aprovechable. Desde su preferencia sexual o su juventud hasta su trayectoria como rockero o locutor de radio alejado de la “política”.
En las campañas se carece de ideas, faltan críticas hacia los partidos mismos y hacia el sistema político actual, se erradican los reproches hacia la manera como se ha “consolidado” la supuesta democracia en México. Todo se reduce a propuestas de unos cuantos párrafos (la mayoría de las veces simples frases) donde siempre aparecen textos como: “soy un hombre de causas justas” (Miguel Galán), “inclusión social de todos los tapatíos reconociendo la diferencia y respetando la diversidad” (Jorge Salinas), “búsqueda del bien común” (Guillermo Martínez Mora), “un gobierno que trabaje y deje trabajar a todos” (Jorge Aristóteles Sandoval), “mano firme y cero tolerancia contra la delincuencia” (sic) (Héctor Vielma).
Las elecciones no son democracia, aunque así lo piensen muchos. Si no hay pueblo, si no hay conciencia, si no existe pluralidad, compromiso y sociedad exigiendo la eliminación de las injusticias y las desigualdades, la democracia está vacía, completamente vacía. Los candidatos prometen todo, todo lo que no cumplirán: solamente están haciendo campaña, vacuas campañas. Nada más.
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::
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