Patricio Cortés
* Por los suelos, los niveles de confianza en actores e instituciones * La actuación del IFE y del TEPJF alarman: Flores Mendoza * Democracia sustantiva y democracia procesal * Inquietante que los electores no coinciden con los elegidos * No representarían a la mayoría: Oliva
Se avecinan elecciones federales con el consecuente despilfarro económico. A pesar del derroche y la ensordecedora campaña televisiva y radiofónica parece haber un desencanto, la mayoría de los mexicanos no confía en su sistema electoral por lo que se avizora un fuerte abstencionismo.
Basta charlar con cualquier reclutador del Instituto Federal Electoral (IFE) para saber que este año muy pocos aceptan ser funcionarios de casilla, la organización de la elección se complica tanto como su credibilidad.
En la recién presentada cuarta Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (Encup) los niveles de confianza están por los suelos, el IFE apenas obtiene 31 por ciento de credibilidad, en la Cámara de Diputados es de 8 por ciento y los partidos políticos tan sólo obtienen 4 por ciento. El 66 por ciento de los mexicanos considera que las elecciones no son limpias. En pocas palabras: no existe confianza en el sistema electoral.
El especialista en derecho electoral del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, (UNAM), Ímer Benjamín Flores Mendoza nos comenta: “31 por ciento de confianza del IFE, que es el que organiza las elecciones, eso deja muy mal parado el asunto. Además que el 66 por ciento de los electores cree que las elecciones no son limpias. El resultado es muy triste, las ilusiones son muy pocas. Se está pensando que habrá un alto abstencionismo”.
Explica: “Hay un desencanto por la política. Aunque acabes votando por ellos y aunque sea un 30 por ciento que vote por ellos, esa gente no necesariamente coincide con ellos o no confía en ellos. Esos datos son muy inquietantes”.
¿Una Cámara de Diputados elegida en unas elecciones donde participe menos de la tercera parte del padrón, es legal, pero también es legítima?
—Hay un concepto de legitimidad tradicional que define: legitimidad como lo legal, desde esa perspectiva el resultado va a ser legal, va a ser valido y en ese sentido legítimo. Pero, podemos entender legitimidad en un sentido más equitativo, más de justicia y que con un resultado de esos márgenes tan bajos de participación ciudadana cuestionan mucho eso. Las decisiones que se toman al interior de la Cámara de Diputados con una votación de un 30 por ciento ¿qué te está reflejando?, ¿qué tanta legitimidad social tiene? Pues la van a tener desde el punto de vista legal, pero eso te está diciendo que hay una desconfianza en los actores políticos, en los legisladores, en los partidos políticos, que la gente no ve un interés general sino que está viendo intereses particulares de grupo. Eso es lo que te dejaría entrever el abstencionismo.
Se supone que vivimos en una democracia representativa, pero si la mayoría no cree en ellos, muy pocos votan, ¿eso es representativo?
—Ellos van a representar en principio al 100 por ciento aunque sólo el 30 por ciento vote por ellos, pero que la gente no esté participando nos dice mucho de cómo están funcionando en la realidad. “¿Para qué perdemos el tiempo de ir a votar por ellos, si van a hacer lo que se les pegue la gana? ¿Si no siento verdaderamente que me van a representar a mí, por qué tengo que votar por ellos?”. Ahí el concepto que se ha usado mucho es eso de una democracia delegativa, parece que en lugar de diputados elegimos a nuestros delegados y ellos hacen lo que se les pega la gana. Vote o no vote, no me veo representado por ellos.
“La democracia tendría que ser entendida como un modo de vida. Algo nos están diciendo estas percepciones, no le estamos atinando a qué es lo que la gente quisiera ver, no basta con tener IFE y tribunales si estamos viendo que hay practicas todavía de compra de votos, de anuncios, aprovecharse de los programas del gobierno. No es la concepción de una democracia sustantiva, donde todos somos asociados, sino una democracia procesal, nada más el procedimiento de la elección”, amplía Flores Mendoza.
Expone: “La experiencia de la elección del 2006 dejó mucho que desear, fue una prueba muy dura para las instituciones. Eso ya pasó, hay que aprender de ello. Eventualmente la idea de la reforma electoral me parecía un buen momento para aprender de las deficiencias o de los errores. Y se quedó corta y es lo que estamos viendo. El IFE pareciera que no tiene los dientes, las televisoras abiertamente lo retaron. La disputa que tuvimos por el tema de los spots dejó muy en claro que el IFE está muy debilitado y eso no le aporta nada a la democracia en México. Hay que atender muchos asuntos. Si tuvimos unas elecciones tan cerradas con esos márgenes de error donde tenías un porcentaje de votos nulos más alto que la diferencia entre el candidato uno y el dos, entonces entraba el tema del voto por voto, casilla por casilla. Hay que entrar al tema de la capacitación”.
Advierte el jurista: “El actuar del IFE que la gente ve día a día, que tenga esas percepciones tan negativas, sí me alarma, sí me asusta, no nada más el IFE sino también el Tribunal (Electoral del Poder Judicial de la Federación)”.
“En la presidencia de (José) Woldenberg había unos niveles de credibilidad altísimos, y entre la presidencia de Luis Carlos Ugalde y la muy controvertida elección del 2006 disminuyeron. Le sumas que todavía no están puestos a prueba y lo poco que hemos visto no ha dejado bien parado al IFE actual. Además está el problema de su integración, los estira y afloja donde en lugar del IFE ciudadano de la era de Woldenberg estamos presenciando la pelea de un IFE partidista, cada uno de los partidos está peleando: ‘yo quiero este, yo ese’. Eso algo le ha mermado al IFE. Fue un tanto por la inacción, había un articulo del Código Federal de Procedimientos Electorales que les permitía controlar los anuncios del Doctor Simi o del Consejo Coordinador Empresarial, no se debió haber permitido. Ahorita hay muchas discusiones, muchas deficiencias”, detalla el doctor de la UNAM.
Añade: “El problema no es nada más el IFE, el propio tribunal ha tenido sus decisiones. Ya resolvió sobre algunas impugnaciones, concretamente está el tema de los espectaculares donde el partido en el gobierno está haciendo promocionales, diciendo lo importante del seguro popular y al otro día, en otro contexto, aparece un anuncio del gobierno de la República diciendo: “Nosotros echamos andar el seguro popular”. La gente que haya escuchado el uno y el dos tiene que hacer una suma muy sencilla, es un programa del gobierno federal que el PAN se adjudica, porque considera que le va a dar votos. No deja de ser un spot indebido, que se esté usando un programa de gobierno para hacer campaña política. Ahí fue la inacción del tribunal que dijo que no hay una interacción directa. Nos estamos quedando cortos”.
A eso se suma el momento: “También son elecciones intermedias, cuando hay elecciones presidenciales suele haber una participación un poquito más amplia. No sé si lo que está en juego es más grande y hace que la gente participe. Llama la atención que cuando se eligen diputados la votación decaiga tanto porque siguen siendo fundamentales. El presidente (de la República) no es sólo el gobierno. Se juega mucho el presidente Calderón que ha tenido tres años cuesta arriba, tiene la oportunidad de que se repartan cartas para que le quede el escenario más favorable o al contrario. Si se hubieran contado las boletas él quedaría con más legitimidad, pero siempre quedará la duda”.
¿Los partidos políticos también tienen su cuota de culpa?
—Los partidos no han logrado venderle a los ciudadanos cercanía. El punto de que los dos, tres partidos principales estaban buscando las mismas personas para atraerlas y se volvió un tema de quién me da más, quien me pone más arriba en su lista. ¿Pues dónde quedaron los principios, los ideales de cada partido? Si a eso le sumas que las listas se han armado con las personas ligadas a las cúpulas partidistas. Tienes muchos casos muy alarmantes con los vetos, por ejemplo a (Dulce María) Sauri sí la están bloqueando desde el partido y más grave si el veto viene desde las televisoras.
“Hay mucho en juego. Es una oportunidad para que los ciudadanos, la gente que cree en la democracia, se preocupe más (sobre) qué es lo que está fallando”, concluye el especialista en derecho electoral del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Decisiones extrañas de Calderón: Javier Oliva
Por su parte el maestro Javier Oliva, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, comenta: En particular el sondeo de opinión de la Secretaría de Gobernación, si hacemos una lectura de la confianza en las instituciones notaremos que no hay un nivel de confiabilidad de la población en la democracia y eso en gran medida es responsabilidad de quienes representan a esas instituciones, en este caso al IFE y los partidos políticos.
Sobre el IFE comenta: “Ha tenido serios desatinos, no solamente por posicionamientos del consejero presidente, sino por los de algunos de sus integrantes en temas de coyuntura como los que tienen que ver con el financiamiento de las campañas, como la probidad de los candidatos y la procedencia de los recursos. No se ve un trabajo de conjunto sino que aparece en las sesiones y frente a los medios, incluso con puntos de vista contradictorios y algunos consejeros desaparecidos del escenario”.
Refiere: “El problema está en que también el presidente de la República ha tomado decisiones extrañas al nombrar a (Alonso) Lujambio, que era el comisionado presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información, como secretario de Educación Pública. Es como si nombrara a Leonardo Valdés secretario de Gobernación. ¿Dónde está la autonomía, digamos que el ambiente político no ha sido el más adecuado para la situación que se vive en la competencia electoral”, refiere.
El pleito con las televisoras también mermó al instituto.
—Sí, han tomado decisiones, no solamente no apegadas a derecho sino que contravienen el espíritu mismo de la democracia. Entonces tienes un escenario ambiguo en cuanto a la percepción que tiene la autoridad de sí misma y tienes partidos políticos que no están comprometidos en la difusión de sus plataformas electorales que son documentos semiescondidos.
Estas plataformas se vuelven un mero trámite porque a final de cuentas no las cumplen.
—Eso genera falta de confianza, entonces qué representan los partidos políticos y los legisladores: ¿intereses de la colectividad o intereses de coyuntura y de grupo? ¿En la composición de los candidatos estamos encontrando nombres o temas? ¿Estamos encontrando grupos o proyectos? Entonces eso me parece fundamental para acudir a una competencia electoral donde lo que se esté disputando sea el voto, pero con base a las propuestas. Me parece que el nivel de madurez de la democracia mexicana ya permite plantear que tengamos una competencia de ese tipo y eso es responsabilidad de todos los partidos políticos.
¿El IFE tiene las herramientas políticas para armar unas elecciones exitosas?
—Sí definitivamente. Que no las esté usando es otra cosa, pero de que existen las herramientas y las condiciones políticas para propiciar una atmósfera más adecuada para la competencia. Sin duda que las tiene y la cuestión es que el tiempo se está acabando para poderlas usar.
“Los indicadores del 4 por ciento de aceptación de los partidos y el IFE también a la baja es resultado de este descrédito general de la política profesional que ha servido más como un vehículo de confrontación que de acercamiento de posiciones. Por eso la debilidad estructural de las instituciones de la democracia en México, vulnera la vocación cívica de la ciudadanía. ¿Para qué van a votar si finalmente esta delegación de representación no se traduce en políticas públicas?”, glosa el politólogo.
Sobre el alto abstencionismo que se espera, Javier Oliva opina: “Es muy probable que acudamos a los procesos electorales federales de más alta abstención en la historia reciente de México, lo cual ya te habla de una manera muy preocupante del desinterés o la apatía, del rechazo del ciudadano a la política en su expresión de competencia electoral. Es muy preocupante porque en este momento contamos con una diversidad de medios de comunicación, de vehículos para poder acercarse a la ciudadanía. Estamos viendo que esto apunta a una abstención que podría rebasar el 60 por ciento. Simplemente en términos aritméticos no serían representantes de una mayoría, el 50 más uno simplemente de la lista nominal. Es un tema de representatividad, no en cuanto a un discurso, debate politológico o sociológico, estamos hablando de una mera representación aritmética.
¿Entonces el concepto de democracia representativa queda bailando?
—Se ubica en una situación crítica, por supuesto.
Concluye el investigador universitario: “Los principales responsables de que esto mejore indudablemente es el árbitro, o sea el IFE, y los partidos políticos son los responsables de darle calidad al proceso, al debate, de no enfrascarse en descalificaciones que son lógicas y entendibles, pero no pueden ser el eje de ninguna estrategia de fortalecimiento para la democracia en ningún país”.::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::
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