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jueves, junio 07, 2007

Opinión - Marcela Gomez Zalce

La punta del iceberg verde olivo

• Arenas movedizas sindicales
• Ley Televisa... the sequel


Publico

Toda persona demuestra sus limitaciones al menos durante cinco minutos al día. La sabiduría consiste, mi estimado, en no rebasar el límite. Mientras Felipe Calderón anunció verdades a medias (léase como mentiras completas) en su segunda gira por Europa sobre los “costos” que está teniendo su mal llamada guerra contra el narcotráfico que, desde que nuestras fuerzas armadas están en la calle, el cúmulo de excesos coronado con el asesinato a sangre fría en un retén en Sinaloa de miembros de una familia con tres menores de edad a manos de soldados, demuestra que no hay control.

Demuestra, my friend, que orden no supervisada se la lleva la chingada. Demuestra el peligroso sello de impunidad que ya se registra en varios estados donde el Ejército patrulla y dizque pone orden. ¿A eso le llaman poner orden? ¿Con granadazos en Michoacán…? ¿Tupiendo de balazos una camioneta con mujeres y niños para después salir con la distintiva estupidez de que traían droga or whatever? Cuidado.

Este caso no puede quedar en la impunidad con todo y el arresto de varios militares. ¿Qué tienen que decir el Jefe de la Zona..y el de la Región con relación al peligroso comportamiento de su tropa...? Pero no sólo por disparar impunemente sin previo aviso sino además por obstaculizar por horas que los heridos y menores recibieran ayuda médica.

La endeble, tibia, ambigua y cuidadosa declaración de Felipe Calderón alrededor de estos condenables hechos demuestra que... no hay control. Haber afirmado en Bruselas que “...El ejército cumple tareas que están en el marco de la ley de sus atribuciones (¿?) y responsabilidades de colaboración con las autoridades civiles en el cuidado de la seguridad interior...” es, además de un insulto a la inteligencia de la concurrencia, una colosal mentira que terminará lastimando irremediablemente a una institución que ya quedó marcada con sangre inocente. Y por eso se pasa a la báscula. Tarde o temprano.

En seis escasos meses de desmadre calderonista nuestras fuerzas armadas han estado en lamentables epicentros de debate sobre su actuación. Desde el pésimo manejo de crisis y control de daños sobre lo ocurrido en Zongolica (aderezado con impropios y contradictorios comunicados de prensa) pasando por los granadazos michoacanos y magnos operativos que no han arrojado resultados, se distinguen ahora por disparar en un retén contra mujeres y niños y luego ponerles todos los obstáculos para ser atendidos. Y el hecho no merece más que un tímido alegato de Calderón Hinojosa, comandante supremo de esta magnífica estrategia de retenes, absolutamente fuera del marco de la ley, para controlar el negocio millonario del crimen organizado.

La realidad una vez más es que no hay control. No hay una visión integral consensuada sobre cómo prevenir la inmisericorde ola de violencia que tiñe de rojo a un México que ya da muestras vertiginosas de descomposición en varios frentes.

En primer lugar está el de la seguridad pública, mi querido lector, que diariamente derriba el discurso maravilloso sobre la efectividad del gobierno federal, (ahí está Veracruz) pero pisándole los talones están las arenas movedizas sindicales…

El aparato federal pretende minimizar lo que ocurre en la calle con la controvertida Ley del ISSSTE y la marea minera de Napoleón Gómez Urrutia que también está, digamos, perdiendo la paciencia ante una oficiosa pasividad de las autoridades competentes.

Súmele que en Baja California se calientan los ánimos magisteriales contra la corriente encabezada por Elba Esther Gordillo y a unos meses de otra simpática elección donde los personajes tras bambalinas buscan territorio para la venganza, estos chicuelos de Los Pinos parecen olvidar que el hilo político social siempre se rompe por lo más delgado.

La buena noticia que rompe una delicada semana de enrarecimiento fueron las divertidas conclusiones de los ministros encabezados por Guillermo Ortiz Mayagoitia en la SCJN con el tubazo a la llamada ley Televisa que hasta hace unos días fue destapada la cloaca de simpáticas presiones, amagos y linduras del duopolio televisivo contra legisladores y partidos en plena campaña electoral.

La ardiente bolita, después de emitir la sanción final en el transcurso del día de hoy, caerá, irremediablemente, en Los Pinos y, una vez más, en el Congreso de la Unión. El jaloneo, my friend, se antoja muy, pero muy entretenido… Corra por sus boletos…

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