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viernes, junio 29, 2007

Impiden entrar a la sesión a quienes no estuvieran en la lista

RAÚL TORRES

“Pinches diputados”, dijo un acompañante de los candidatos a ombudsman de Jalisco cuando cinco gendarmes le impidieron entrar al recinto donde se llevaría a cabo la votación, ya que “la orden” era dejar pasar sólo a quien estaba en la lista porque la reunión sería “privada”.

Así comenzaron a calentarse los ánimos que desataron varios conatos de pleito entre ciudadanos, policías y trabajadores del Congreso, un desalojo violento contra un consejero titular de la CEDHJ, el intento de portazo por parte de los ex braceros, las mentadas de madre de Samuel Romero Valle y la toma del Palacio Legislativo por la Dirección General de Seguridad Pública del estado, que cerró todas las entradas y permitió el acceso discrecionalmente.

Antes de las 11 de la mañana, algunos candidatos a dirigir la CEDHJ llegaron al Palacio Legislativo y al tratar de entrar con sus acompañantes al recinto, cuyo acceso improvisado es todavía la oficina de Coordinación de Medios del PAN, los gendarmes les notificaron la decisión que tomaron el diputado Samuel Romero y el secretario general del Congreso, Alfredo Argüelles Basave: “no puede entrar nadie que no esté en la lista, son las órdenes”.

Poco a poco se fueron reuniendo más personas en el patio del Congreso, había estudiantes, representantes de la Coordinadora 28 de Mayo, del Congreso Ciudadano y el Frente de Renovación Jalisco a la Vanguardia; la molestia se fue acumulando hasta que cuatro de los inconformes decidieron hacer una valla frente a los uniformados para impedir el acceso de cualquiera: “si no entramos nosotros no entra nadie”.

Los policías actuaron y abrieron paso por el lado más débil de la barrera humana, donde se encontraba Margarita Sierra, ex directora de la FIL y actual miembro del Congreso Ciudadano; del otro lado, Agustín Galindo, de la Coordinadora 28 de Mayo, forcejeaba ya con un elemento de seguridad, y quien se identificó como “secretario del secretario general del Congreso” se retaba a golpes con otro de los inconformes.

Tras algunos minutos de jaloneos e insultos que tuvieron como fondo un coro que consignaba “el Congreso es nuestro”, más funcionarios del Palacio Legislativo salieron de sus oficinas y lograron calmar la gresca.

Para las 11:40 el numeroso grupo de ex braceros que rodeó por unos minutos el Palacio de Gobierno causó alarma en la sede de los diputados y se ordenó el cierre del acceso principal. Momentos después se plantaron ante las puertas del Congreso y su representante, Gilberto Parra, exigió que se les dejara pasar, pues querían una respuesta a las peticiones que han hecho a los servidores públicos.

El personal de la entrada tomó los teléfonos y comenzó a hacer llamadas para esperar órdenes; se les indicó que el secretario general, Alfredo Argüelles, bajaría para resolver ese conflicto, pero nunca apareció. Tras 15 minutos de espera apareció de nuevo el “secretario del secretario”, quien primero se identificó como Jesús Torres y después como Pedro Infante. Fue entonces que los ancianos desesperaron y comenzaron a empujar la puerta.

Desde el interior, una docena de policías y funcionarios empujaba para contener a los inconformes de afuera, pero los inconformes de dentro también decidieron actuar y el forcejeo en ambos lados de la puerta provocó que se abriera un resquicio por el cual uno de los ex braceros alcanzó a colar un pie. Tras los empujones, los gendarmes lograron controlar el interior y volvieron a cerrar, sin importar que el pie del anciano estuviera de por medio.

En uno de los recesos que se tomaron los representantes de la gente durante su sesión privada, el presidente del Congreso, Samuel Romero, salió al patio para hacer una llamada telefónica y fue abordado por Daniel Hernández Loza, quien lo cuestionó sobre lo que estaba sucediendo: “¡Samuel! ¿Qué está pasando? ¡Que los dejen entrar (a los ex braceros)!”. “¿Y tú por qué me das órdenes?”, respondió el funcionario. Lo que siguió fue un “pendejo” y un “chingas a tu madre”.

Pocos minutos después, una decena de elementos de la Policía Estatal, al mando del director general de Seguridad Pública, Francisco Alejandro Solorio Aréchiga, ingresaron al edificio por la puerta trasera, cerraron todas las entradas y se dirigieron al acceso principal para reforzar la seguridad, pero por petición de la administración del Congreso se decidió sacar del lugar a una de las personas que, desde dentro y sin ser el más activo, había tratado de permitir la entrada de los ex braceros.

Tres uniformados fueron por Misael Hernández Barrón e intentaron detenerlo, éste opuso resistencia, se identificó como consejero titular de la Comisión de Derechos Humanos pero de poco le sirvió, pronto llegaron tres elementos más para tratar de someterlo.

Dentro del recinto, los diputados ya estaban en la segunda ronda de votaciones, la que definió a Felipe de Jesús Alvarez Cibrián como nuevo presidente de la CEDHJ. Eran ya las 14:25 horas y los inconformes que aún permanecían dentro del Palacio Legislativo prefirieron guardar la calma ante la presencia policial, que poco a poco fue liberando las entradas para permitir la salida de la gente.

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