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martes, junio 26, 2007

El proceso en la CEDHJ

Julio César Aldana Maciel*

La Comisión Estatal de Derechos Humanos no requiere un nuevo ombudsman, sino una refundación, una limpieza total en sus áreas y que se queden únicamente quienes sientan el dolor de los demás, que nunca más sean cómplices del gobierno, que nunca más la conciliación sea la madre de las resoluciones, que ya no sea más el escudo que el gobierno use para defenderse de los ciudadanos, sino al revés.

Gane quien gane en el proceso de sucesión, habremos de vivir un luto por lo que ha envuelto el caso: agresiones con mensaje; fuego amigo, enemigo y desconocido; ambiciones mal encubiertas; los derechos humanos, rehenes de ambiciones políticas y económicas; porros venidos a candidatos.

Afortunadamente, hay candidatos que tienen la dignidad, la capacidad y la independencia suficiente para lograr esta transformación casi imposible: Candelaria Ochoa y su lucha firme e inteligente por los derechos de las mujeres; Alberto Bayardo, académico íntegro y persona intachable; Alfonso Hernández Barrón, garantía de experiencia, honestidad y sobresaliente conocedor de los derechos humanos, y Alejandro Sánchez Gómez, reconocido internacionalmente por su defensa de los derechos humanos desde el ITESO.

En fin, hay de donde elegir.

* Consejero ciudadano de la CEDHJ y miembro de la Casa Cultural de La Calle


• Yolanda Membrila Cortés*

En efecto, todos hemos contribuido a debilitar —o a fortalecer— la CEDHJ. Pero hay niveles o grados de responsabilidad. Hay personas, organizaciones, instancias de gobierno e instituciones que han contribuido en mayor o en menor medida a ese debilitamiento. Se espera que quienes tengan los más altos grados de responsabilidad la asuman, independientemente de lo que siga con relación a esa institución.

Estoy de acuerdo, no sólo el presidente y toda la institución deben cambiar, también deben transformarse las relaciones de ésta con la sociedad. En cuanto al ombudsman que está por ser elegido, me gustaría reconocer en el puesto no a un compadre o a un comparsa de partidos o gobierno, sino a un profesional, con trayectoria, que desempeñe con claridad ante la ciudadanía el papel de defensor de los derechos humanos de una sociedad diversa y plural en un Estado laico.

Espero que los legisladores elijan a un presidente que sea un evidente contrapeso ante los abusos de poder de la autoridad, que juegue un papel antagónico a la medida del protagónico gobierno actual. Y exijo que lo demuestre con su actitud y con sus acciones. No sólo con discursos.

* Ex consejera ciudadana de la CEDHJ

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