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lunes, diciembre 31, 2007
En 2008 se celebrará un siglo del natalicio de Simone de Beauvoir
Ericka Montaño Garfias
El segundo sexo, su obra más reconocida, no era la favorita de la escritora francesa
Considerada estandarte del movimiento feminista, sus postulados de igualdad aún no son alcanzados
Su relación con Jean-Paul Sartre marcó su vida y yacen en la misma tumba
El 9 de enero marca el arranque de las celebraciones por el centenario del natalicio de la escritora francesa Simone de Beauvoir, cuya presencia ensayística fue el parteaguas del pensamiento feminista de mediados del siglo XX con su libro El segundo sexo, en el que sostuvo que las diferencias entre hombres y mujeres no son naturales sino culturales, y si bien fue su obra de mayor repercusión en el mundo, no era la que ella elegía como su favorita.
“El libro que prefiero es Los mandarines, porque lo escribí en un momento en el que estaba verdaderamente en el fuego de la vida, yo sentía el problema del tiempo y escribí esta novela con mucha pasión”, dijo en una entrevista publicada por Le Monde en 1978.
En esa charla con Pierre Viansson-Ponté, De Beauvoir ratificó la frase que la hizo el icono del movimiento feminista: “On ne naît pas femme: on le devient”, escrita en El segundo sexo, ensayo en el que hace un análisis científico, histórico y literario sobre la situación de la mujer en occidente. Esa frase ha sido traducida de diferentes maneras: “una no nace mujer, se hace”; “una no nace mujer, sino que deviene mujer” o “una mujer no nace, se construye”. Todas ellas válidas, todas ellas ciertas, y marcaron el afianzamiento de la teoría de género.
En el momento en que ella la escribió se habían logrado algunas cosas: el derecho al aborto legal (al menos en Francia) y la emancipación sexual, aunque ella advertía que la verdadera independencia e igualdad no serían posibles sin la independencia económica, si la mujer no obtenía los mismos trabajos que el hombre, mejor aún, los mismos salarios que el hombre.
El libro se publicó en 1949, y a punto de cumplir seis décadas, aún no se logra esa prerrogativa en la mayoría de los países. De acuerdo con el Índice de Equidad de Género de 2007, elaborado por la organización Social Watch, “la brecha entre mujeres y varones sigue existiendo en todas las naciones”, y “en ningún país (de los 154 sometidos a estudio) las mujeres disfrutan de las mismas oportunidades que los varones”. Se toman en cuenta aspectos como la actividad económica, el acceso al poder y la educación.
En el índice cero indica menor equidad, cien mayor equidad. Los países que encabezan la lista son Suecia, Finlandia y Ruanda, aunque con menos de cien puntos; mientras que Francia tiene 64 puntos y México 61.
Simone Lucie-Ernestine-Marie Bertrand de Beauvoir nació el 9 de enero de 1908 en París. Su familia, de origen burgués, vino a menos por los malos manejos económicos de su padre, Georges de Beauvoir, mientras que por parte de su madre, Françoise de Brasseur, recibió una férrea educación moral cristiana de la que se desmarcó en cuanto pudo.
Estudio en La Sorbona, donde conoció al filósofo Jean-Paul Sartre, con quien compartió no sólo una relación amorosa que duró toda su vida sino también la filosofía existencialista. Ambos de izquierda, realizaron viajes a varios países como Estados Unidos, Cuba y China.
De Beauvoir formó parte de la Resistencia Francesa, colaboró con Sartre en la revista Les temps moderns. En su obra se encuentran los ensayos Para qué la acción, Para una moral de la ambigüedad, El existencialismo y la sabiduría popular, El segundo sexo, El pensamiento político de la derecha y La larga marcha.
Sus novelas son siete: La invitada, La sangre de los otros, Todos los hombres son mortales, Los mandarines (con la que obtuvo el Premio Goncourt, el más importante en Francia), Las bellas imágenes, La mujer rota y Cuando predomina lo espiritual; además de ocho libros de memorias, entre los que sobresalen Memorias de una joven formal, La fuerza de las cosas, La vejez, y La ceremonia del adiós, publicado en 1981, un año después de la muerte de Sartre, en la que hace un homenaje a su compañero. También escribió una obra de teatro: Las bocas inútiles.
A los estudiosos les apasiona no sólo la obra de la filósofa, sino también sus relaciones amorosas: Sartre, primero y siempre, a quien nunca pudo dejar aun cuando tuvo otras relaciones importantes con Nelson Algren, quien la dejó al comprender que nunca abandonaría a Sartre, y Claude Lanzmann, quien entendió que para estar con ella tenía que aceptar su relación con el padre del existencialismo, fallecido el 15 de abril de 1980.
Simone de Beauvoir murió el 14 de abril de 1986 en París. Sus restos descansan en la misma tumba que Jean Paul Sartre.
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