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martes, diciembre 04, 2007

El presidente del empleo (de las mentiras)

Camilo Nà

La hipocresía es grande en el gobierno de Felipe Calderón: de ello no nos cabe la menor duda. Sabíamos que lo de Mario Marín (aquella promesa de campaña de Calderón de llevarlo a la cárcel) era una farsa. Y lo era, lo es, lo será. Ahora, la Suprema Corte de Justicia de la Nación dice que se violaron las garantías de la periodista Lydia Cacho, pero que “nomás tantito", y que ese tantito pues no es mucho y, por eso, que nada qué castigar, que nada qué averiguar. Todo esto con la aquiescencia de Calderón, del PAN y con el apoyo del PRI. Claro, las palabras de López Obrador tienen sentido: "al diablo con sus instituciones".



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