Froylán M. López Narváez
25 Jun. 08
Reforma
El buitre es un ave que se alimenta de cadáveres. Cadáver implica la noción de caído, de alguien que cayó para siempre, en quien cesaron sus ánimos y funciones vitales. Se aplica a seres humanos, sobre todo. Pero vale para todo ser animado, es decir que tiene sus propias fuerzas para vivir o sobrevivir. Persiste el misterio del origen, del sentido o sinsentido de la vitalidad.
En México la especie conocida más es el zopilote. Aunque su caza ha disminuido su número. También es de poco uso urbano su verbalización mexicana: zopilotear, vocablo que refiere que cuando se advierten animales dañados, heridos, muy envejecidos, inermes, moribundos, prestos para ser carroña, se les "zopilotea". Se usa el concepto para aludir al asedio de personas que han perdido poder, o se supone que están en vísperas de perderlo, particularmente en las contiendas políticas. Tarea en la cual importa tanto la consecución de fuerzas como la extinción o deterioro de las ajenas.
El odioso incidente criminal de la delegación Gustavo A. Madero ha suscitado penas y agravios irremisibles o, por lo menos, que no se quieren perdonar; al menos por las faltas a leyes y reglamentos o por las responsabilidades e irresponsabilidades de administradores o negociantes dolosos o por funcionarios y agentes civiles culpables y tutelas o paternidades descuidadas y culposas.
Es igualmente evidente, o muy reconocido, que la ilegalidad es práctica muy frecuente. Es afirmación o creencia que en el país la ley y el orden no son valores o necesidades primarios para la convivencia buena. Por eso la mordida, el desacato a reglamentos y normas jurídicas forman parte de los modos y expectativas diarias de la gente, de manera constante o cuando se presenta la ocasión de "fregarse algo", para obtener ganancias, lucros o beneficios indebidos o inmorales, injustos.
Solamente la ignorancia, los remanentes de malinchismo originan que se diga que la legalidad, el orden, la justicia, el Estado de derecho son realidades omnicomprensivas, universales, en países europeos, en Estados Unidos de América. La lectura de periódicos, de libros, revistas o la audiovisión de canales televisivos o de internet, la revisión de la historia de las naciones precisan que la historia de la humanidad no ha podido fincar, aún, un modo cabalmente justiciero. Y no se ve para cuándo.
La insistente, y morbosa, repetición mediática de la desgracia que victimó a jovencitos, a niños, a policías y a un agente judicial, con la muerte o con lesiones mayores y menores, reitera la manía de lamentar y escandalizar fuertemente. Por la vida segada de los muchachos, y de los policías, se justifica la consternación, la solicitud de la aplicación de las leyes de responsabilidades y las sanciones a juicio de jueces y otras autoridades, no de los deudos y de los buitres que ya zopilotean para alimentarse o degustar inadmisibles torpezas de vigilancia o represión de ilícitos como la perversión de menores, su abuso y descuido.
Por precariedades presupuestales, por complicidades y negocios, que abarcan, abundan los dichos al respecto, a delegados, subjefes, inspectores, empleados de diversos rangos menores y su participación, no hay personal idóneo para la inspección y cuidado de bares, cantinas, restoranes, fondas, discotecas, bailes, fiestas, prostíbulos, y cuanto lugar o recinto se establece o improvisa para que la gente dé rienda suelta o corta a sus apetitos, deseos, fantasías, hedonismos o masoquismos, pues sí, festivos o de recreo a su modo. Tiempos éstos, nada innovadores, en donde el placer a lo loco, la distracción, el entretenimiento son avideces para conllevar horas de aburrimiento, hastío o disgusto por la condición de empleado o desempleado, trabajador o joven sin posibilidades para la alegría, el regocijo sin hacerse daño o a otros. Es verosímil que no son pocas las ofertas para disfrutar la vida sin riesgos o actividades ruinosas, en manada. No son, ni con mucho, suficientes, divulgadas, apetecidas.
Así que a zopilotear llaman. Existen ya bases para que se autojustifique el vuelo acosador. No se encuentra u ofrece paliativo ninguno para el drama y sus traumas. La información de este diario puntualiza que los patéticos y mortales hechos pudieron evitarse. En la portada de Reforma ayer, en sus notas sobre el operativo fatídico, se advierte que el desalojo se cumplía, en su primeros minutos, ordenadamente y sin broncas. Pero hubo alguien que dio contraorden y se formó un tapón y sobrevinieron los aplastamientos mortales y los hirientes.
Ya se inició el juego político y jurídico para culpabilizar, para usarlo como culpabilizador del delegado, del secretario de Seguridad Pública, y del jefe de Gobierno, del procurador de Justicia del Distrito Federal, como imputables de responsabilidades de fondo. Se inculparon a los jefes policiacos comandantes del operativo. Ya se desgarraron vestiduras familiares con dolores comprensibles e inevitables.
Y se dejaron ir en picada, o en vuelos aproximativos a los presuntos beneficios políticos de esta desgracia. Panistas loderos y agresivos aprovechan el incidente para menoscabar a los perredistas. Es tiempo de reclamaciones y reparaciones, de proponer enmiendas y vigilancias eficaces. También es hora de zopilotes.
Correo electrónico: froymln@prodigy.net.mx
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