EL correo ilustrado
La Jornada
Señor Director: Le solicitamos atenta y respetuosamente publicar esta carta, ya que consideramos que debemos alzar la voz en cuanto a nuestro reclamo de justicia.
Espero que usted comprenda que no podemos firmar con nuestros nombres, debido a que este asunto todavía está inconcluso y los delincuentes se encuentran impunemente libres.
Por lo cual, tememos por nuestra integridad y de nuestras familias.
Han pasado casi tres meses de los lamentables hechos acontecidos el pasado 13 de marzo en Guadalajara, Jalisco, en la colonia Providencia, y que se han sumado a la enorme lista de impunidad que se sigue permitiendo en este país.
Nosotros, los familiares y amigos de las víctimas de estos lamentables hechos, exigimos no sólo justicia y el esclarecimiento de lo acontecido. Demandamos también que sea aclarado todo aquello que tan a la ligera fue expresado por las autoridades y transmitido por los medios, encontrando como una fácil y simple explicación el asociar las causas de los hechos que nos llenaron de luto a una infame asociación delictuosa que no existe y jamás existieron bases reales para aseverar que un delito tan grave y aún impune fue un simple “ajuste de cuentas”.
El luto y el dolor de las pérdidas que nos causaron los criminales que siguen libres de castigo por sus actos, duele y pesa aún más por ver con tristeza cómo en este país se puede robar y matar con la seguridad de que nuestras autoridades son incapaces de asumir su responsabilidad con la verdad y la justicia.
Exigimos la verdad para limpiar la imagen y el recuerdo de nuestros familiares y amigos que fueron víctimas mortales del crimen y la inseguridad, y exigimos que investiguen a fondo y capturen a los causantes de todo este dolor y esta ausencia irreparable.
No existe detrás de este reclamo legítimo de justicia y verdad ninguna razón política ni de intereses banales; existe solamente el dolor de padres, hermanos, hijos, esposos y esposas, y amigos que nunca volveremos a ser los mismos por la ausencia de los nuestros y jamás volveremos a sentirnos seguros en un país en donde de manera simplona se explican los crímenes de sangre y muerte que cada día hunden más a este México en la desesperanza.
Atentamente
Ocho familias destrozadas
P.D. No tememos a la verdad, sabemos con certeza de la honestidad de nuestros hermanos y amigos
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